miércoles, diciembre 31, 2008

Yo sobreviví a 2008


2007 fue un año tan terrible en tantos aspectos y para tanta gente querida que resulta complicado saber si 2008 ha compensado o no todas aquellas desgracias. Supongo que en parte sí, pero siempre es más difícil apreciar lo positivo que lo negativo, igual que uno sólo se acuerda de sus ojos cuando tiene conjuntivitis.

Con todo, me he lanzado a encontrar algunas razones (y algunos enlaces) que justifiquen la tesis de que 2008 fue un año que valió por dos. Y algo he encontrado, claro.

En 2008, estuve a punto de ser hipnotizado en una sala de otro siglo, acudí al tanatorio de un poeta y participé en su homenaje en la radio con una poesía ridícula. Vi a Pancho Varona cantar "No me importa nada" con Luis Ramiro a la guitarra y me sorprendí ante la capacidad de determinados cantantes de mantenerse en pie en cualquier circunstancia.

En 2008, recibí un paquetito en casa que incluía el primer disco de Vetusta Morla, casi pidiendo perdón, como si no existieran o no quisieran molestar y me enamoré a primera vista. Estuve en Badalona con Pablo Ager y Dani Flaco, cantando a Michi Panero y reviviendo noches que sólo pasan una vez. En 2008, fui convocado a mi primer All Star y mis compañeros eran tan buenos que casi no toco bola. Empecé a trabajar en "Tendencias", reuniendo tanto talento en un restaurante en obras que a veces me asusta pensarlo.

En 2008, un ángel pasó en mi casa un fin de semana. Era valenciano. Luego se fue. Como hacen siempre los ángeles.

En 2008, decidí entrevistar a mis amigos, convencido de que mis amigos eran algo más que eso: amigos y también tenían que decir cosas al mundo. Más que Maike Ludenbach, seguro. Conseguí un trabajo milagro -cortesía de Nàn y Paloma- en la revista WWE e hice uno de los análisis online de las elecciones generales más precisos que se podrán ver en Internet. Después de eso, intenté ponerme guapo, pero no sé si lo conseguí. Hay dudas al respecto.

En 2008, mi libro me llevó a RNE, gracias al excelente escritor y descubridor de escritores Juan Jacinto Muñoz Rengel. No es que mi libro me haya dado muchas más satisfacciones, pero si había que elegir entre mi libro y yo, bueno, pues el reparto está bien. En 2008, hice viajes relámapagos en días consecutivos para ver luchadores volar en Valencia y cauces sin río en Medina del Campo. Estuve con Álida en la presentación del disco de Vetusta Morla y creo que fue uno de esos momentos de "yo estuve ahí" que siempre recordaremos. Recité delante de escritores y no escritores en la Noche de los Libros y pasé una noche maravillosa en casa de Pablo Ager persiguiendo chicas tauro hasta el Honky.

En 2008, cumplí 31 años y Hugh Heffner se murió de envidia cuando vio mi lista de invitados. Estuve en León para ver cómo se salvaba el Estudiantes del descenso y la desaparición, viví cuatro de los mejores días de mi vida en el Festival Dunas de Fuerteventura y conseguí entrevistar a un súcubo y salir parcialmente ileso. Fantaseé con rodar un corto imposible, viajé -otra vez- a Barcelona a ver un concierto atiborrado de paracetamol y vi a España ganar una Eurocopa de fútbol cuando ya lo había dado por imposible, como tantos otros.

En 2008 conocí a una chica desquiciante y desesperante, de las que sólo se conocen dos o tres en la vida y hay que saber aprovecharlas. Una chica que, ella no lo sabe o no lo quiere saber o no lo cree, o lo que sea, pero vale por un año. Ella sola. En 2008 conocí el Toni 2, entrevisté a Ray Loriga para Neo2 y vi a un barco danés con bandera croata pasar la línea de meta, más allá de la resaca, con ese tipo absolutamente fantástico que es Fer Cabezas. Un hombre que no debería preocuparse por listones porque todos le quedan demasiado bajos.

En 2008, me independicé, o me emancipé, o llámenlo como quieran. Cambié la Prospe por Tribunal. Un piso interior, pequeño y frío, algo solitario. No fue fácil. Celebré un par de bienvenidas y acabamos pasando una noche en blanco. Días después me fui a San Sebastián a un festival de cine, y miraba el funicular del Igeldo con una envidia malsana, casi cruel. La nostalgia revolucionaria de Jorge Edwards me sirvió para mi primera colaboración en Cuadernos Hispanoamericanos, Lara puede que me sirva para la segunda. Aún no lo sabemos. Eso es cosa de 2009.

Pero al menos en 2008, conseguí mi primer trabajo como funcionario (interino) de la Escuela Oficial de Idiomas, después de cuatro años estudiando. Despedí a un amigo recordando a muchos otros, viajé a Gavá para ver un festival delicioso al alcance de muy pocos. Un desborde de entusiasmo realmente envidiable. Al menos, y no es poco, paseé con Dani Flaco, Conchita y Lucas por las calles de Madrid, charlando con Lantana, acabando con un bocata de chorizo -"total, hoy ya no vamos a besar a nadie"- en el Lady Pepa.

En 2008, celebré como era debido la llegada de 1993, en mi propia casa. Canté "Antihéroe" en el 13, creé la biografía de un grupo antes de crear el grupo -las prisas, las prisas...-, me subí a Galileo para decirte que me muero de ganas de decirte que me muero de, aunque tú ya lo sabías, y acabé en una terraza de Almería, con trombos en las piernas, derrames cerebrales, conjuntivitis, flebitis y un poco de todo en un puente de lo más extraño.

Hice cosas y las hice yo. Y estoy orgulloso. No sólo por mí. Sino por vosotros. Estáis todos. Buscaos. Los que no están, saben que deberían estar de todas maneras. A todos, gracias. Y feliz 2009.