Lena se sorprende de vernos llegar tan pronto. "¿No fuiste al otro lado, al final?", pregunta y yo contesto, lógicamente, que no y Pilar nos saluda tan sonriente como siempre y decidimos ponernos en una mesa y al rato llegan Víctor Alfaro, Magapola y Santi.
He traído un libro por si me dejan leer a mí también. Se lo comento a Lena y me dice que se lo comente a Benjamín Prado. Se lo comento a Benja y me dice que se lo comente a García-Montero. Se lo comento a Luis y a Almudena y, sorprendentemente, todo el mundo parece estar de acuerdo. Me pongo muy nervioso. Empiezo a repasar posts y páginas del libro y a doblar esquinas como un maniático y Víctor no sólo se toma una copa sino que se toma dos... ¡pasadas las doce de la noche!
Santi y yo hablamos de Pressing Catch: el Último Guerrero, Hulk Hogan... ¿saben que el Último Guerrero es un luchador prácticamente desconocido en la historia de la WWE? Quiero decir, ganó algún título, pero es uno más para ellos. Para nosotros, lo es todo, porque su año de gloria fue justo el que retransmitió Telecinco. Como si en Japón sólo hubieran pasado las temporadas de la liga del 80 al 82 y todos pensaran que la Real Sociedad es el equipo más histórico de este país...
En fin, Magapola se desespera, pero sonríe. Es muy buena sonriendo. Es demasiado buena sonriendo y no quiero insistir. Ahí lo dejo. Dice que soy un vulgar caradura pero ella se aprovecha de la luz al bailar y espero mi turno mientras lee Almudena, luego Luis, luego Benjamín, luego Carlos, creo, luego una serie de gente cuyo nombre no recuerdo igual que ellos no recuerdan el mío, seguro.
Empiezo a pensar que no me van a sacar a leer y tampoco me parece tan grave. Ya saben mi consigna: no molestar. Creo, firmemente, que se pueden conseguir cosas sin darle la tabarra a nadie. No demasiado, al menos. Así que espero y el recital parece acabarse, pero de repente renace otra vez y me acerco al escenario pero se me adelantan un par de poetas: una chica preocupada por la situación del Partido y un tipo sacado de un libro de Roberto Bolaño: lo que yo siempre quise ser.
Pero yo no soy Belano ni Lima sino Guillermo. Al menos, ya no soy el sobrino de nadie, sino que empiezo a tener un nombre propio. Me falta el apellido. Y, bueno, subo, leo, bromeo con Jesús Ruiz Mantilla sobre el Racing, me siento algo ridículo, me arde la cara, pienso en empezar con "me es complicado leer nada ahora mismo porque me acaban de romper el corazón", pero me parece imprudente, exagerado y puede que ni siquiera divertido, aunque pretendiera ser divertido y leo el post de la presentación de "Mala gente que camina" y una cosita sobre mí. La cosita equivocada, además, por aquello de doblar demasiadas esquinas.
Y luego entro en una especie de shock tímido. Lo típico de "¿qué pinto yo aquí?" porque todo el mundo ha sido tremendamente amable conmigo: Lena, Pilar, Almudena, Luis, Jesús, Benja... pero, yo no sé muy bien qué pinto ahí, me pasa siempre. Es lo que decía del punto de apoyo. Si yo me creyera que puedo estar, estaría, pero, sin embargo, cuando Pablo, Víctor, Magapola y Santi se levantan y se van de una vez yo me quedo solo en el sofá gigante, la mesa vacía delante de mí, bloqueado, sin saber por dónde seguir, cansado un poco de todo, y ni siquiera me atrevo a acercarme a Rous -por no molestar otra vez- hasta que ya me hace un gesto y dice "no te quedes ahí solo, hombre", y charlo con sus amigos, que son un encanto y Jesús me hace señales de aprobación y la gente se despide y yo me acabo despidiendo también, como es normal, y pienso que estará bien si en 2009, efectivamente, volvemos ahí, los mismos, al mismo bar, pero a leer un libro diferente.
Mejor.
He traído un libro por si me dejan leer a mí también. Se lo comento a Lena y me dice que se lo comente a Benjamín Prado. Se lo comento a Benja y me dice que se lo comente a García-Montero. Se lo comento a Luis y a Almudena y, sorprendentemente, todo el mundo parece estar de acuerdo. Me pongo muy nervioso. Empiezo a repasar posts y páginas del libro y a doblar esquinas como un maniático y Víctor no sólo se toma una copa sino que se toma dos... ¡pasadas las doce de la noche!
Santi y yo hablamos de Pressing Catch: el Último Guerrero, Hulk Hogan... ¿saben que el Último Guerrero es un luchador prácticamente desconocido en la historia de la WWE? Quiero decir, ganó algún título, pero es uno más para ellos. Para nosotros, lo es todo, porque su año de gloria fue justo el que retransmitió Telecinco. Como si en Japón sólo hubieran pasado las temporadas de la liga del 80 al 82 y todos pensaran que la Real Sociedad es el equipo más histórico de este país...
En fin, Magapola se desespera, pero sonríe. Es muy buena sonriendo. Es demasiado buena sonriendo y no quiero insistir. Ahí lo dejo. Dice que soy un vulgar caradura pero ella se aprovecha de la luz al bailar y espero mi turno mientras lee Almudena, luego Luis, luego Benjamín, luego Carlos, creo, luego una serie de gente cuyo nombre no recuerdo igual que ellos no recuerdan el mío, seguro.
Empiezo a pensar que no me van a sacar a leer y tampoco me parece tan grave. Ya saben mi consigna: no molestar. Creo, firmemente, que se pueden conseguir cosas sin darle la tabarra a nadie. No demasiado, al menos. Así que espero y el recital parece acabarse, pero de repente renace otra vez y me acerco al escenario pero se me adelantan un par de poetas: una chica preocupada por la situación del Partido y un tipo sacado de un libro de Roberto Bolaño: lo que yo siempre quise ser.
Pero yo no soy Belano ni Lima sino Guillermo. Al menos, ya no soy el sobrino de nadie, sino que empiezo a tener un nombre propio. Me falta el apellido. Y, bueno, subo, leo, bromeo con Jesús Ruiz Mantilla sobre el Racing, me siento algo ridículo, me arde la cara, pienso en empezar con "me es complicado leer nada ahora mismo porque me acaban de romper el corazón", pero me parece imprudente, exagerado y puede que ni siquiera divertido, aunque pretendiera ser divertido y leo el post de la presentación de "Mala gente que camina" y una cosita sobre mí. La cosita equivocada, además, por aquello de doblar demasiadas esquinas.
Y luego entro en una especie de shock tímido. Lo típico de "¿qué pinto yo aquí?" porque todo el mundo ha sido tremendamente amable conmigo: Lena, Pilar, Almudena, Luis, Jesús, Benja... pero, yo no sé muy bien qué pinto ahí, me pasa siempre. Es lo que decía del punto de apoyo. Si yo me creyera que puedo estar, estaría, pero, sin embargo, cuando Pablo, Víctor, Magapola y Santi se levantan y se van de una vez yo me quedo solo en el sofá gigante, la mesa vacía delante de mí, bloqueado, sin saber por dónde seguir, cansado un poco de todo, y ni siquiera me atrevo a acercarme a Rous -por no molestar otra vez- hasta que ya me hace un gesto y dice "no te quedes ahí solo, hombre", y charlo con sus amigos, que son un encanto y Jesús me hace señales de aprobación y la gente se despide y yo me acabo despidiendo también, como es normal, y pienso que estará bien si en 2009, efectivamente, volvemos ahí, los mismos, al mismo bar, pero a leer un libro diferente.
Mejor.
(Foto: cortesía de Víctor Alfaro)