viernes, abril 30, 2010

Alguna pregunta més?

No sé cómo me he permitido vivir cinco años sin saber de la existencia de este programa, pero intentaré compensarlo como pueda. Como regalo de viernes noche, les dejo con el enlace a los mejores momentos del programa y en concreto con el maravilloso debate de Olga Viza, Zapatero y Rajoy colocados.

jueves, abril 29, 2010

El Barça se deja la piel (y la Champions)


Yo entiendo el sentimiento anti-barcelonista. Entiendo perfectamente que haya gente que le moleste su continua pose de superioridad moral y estética, su mirarse el ombligo, su divinidad catalanista y ese largo etcétera. Lo entiendo porque no me gusta lo contrario y me molesta el madridismo, con su chusquería, su prepotencia, su rancia necesidad de ganar a cualquier precio...

Por supuesto, esto no es más que una retahila de tópicos: ni todos los aficionados del Barcelona son unos puristas ni todos los aficionados del Madrid escupen tabaco en tascas de Lavapiés.

De hecho, en Lavapiés, la gran mayoría de la gente es del Atleti.

Pero, vamos, que lo entiendo. Es un deporte y lo divertido es tomar partido y querer que gane un equipo o que pierda otro. Después de casi dos años, por fin, el que ha perdido ha sido el Barcelona y eso ha provocado un gran jolgorio madridista y una profunda incomprensión y desilusión culé. Es lo que tiene intentar elevar el fútbol a ciencia o arte cuando no es más que un juego en el que se gana o se pierde.

Por ejemplo, el Barcelona ha jugado este año 55 partidos oficiales y ha perdido cuatro. No son muchos pero sí los suficientes como para perder la Copa del Rey y ahora la Champions, incluso para perder la Liga si empata algún partido más de aquí a final de temporada. Los 51 partidos no perdidos no servirán de nada y como diría el clásico "el fútbol es así".

Con todo, decir "aquí no pasa nada" sería absurdo. Hay varias cosas que analizar y que van más allá del azar del juego:

- No he entendido nada de la previa. Ni entendí lo de las camisetas ni la movilización del público ya movilizado, ni las apelaciones al orgullo, la remontada, dejarse la piel, odiar la profesión y demás declaraciones al uso. Ni siquiera entendí por qué se veía como algo heroico lo que no dejaba de ser algo casi normal: ganarle 2-0 al Inter en casa, es decir, igual que hace cuatro meses. Tampoco he entendido, ni me ha gustado, la agresividad en medios y ciudadanos. Ese punto casi violento y hostigador de caceroladas, insultos y aspersores. Todo eso me suena a equipo menor y los números ya citados indicaban lo contrario.

- ¿En qué influyó eso en el campo? En nada. Podría decir que vi al Barcelona un poco más tenso de lo normal, pero tampoco sé si atribuirlo a eso. Jugó su partido, pero lo jugó mal. Tuvo el balón pero sin profundidad, apenas abrió con sentido a las bandas y se empeñó en convertir el partido en un embudo. Jugó mal, en definitiva. Estas cosas pasan. Si me preguntaran por qué el Barcelona acumula tantos malos partidos últimamente, con posesiones más bien estériles, pérdidas de balón y dificultad ante la portería contraria, repetiría el número de antes: 55 partidos. Y quedan cuatro. Más los de las selecciones. Y el año pasado fueron 62. Jugar 117 partidos en veinte meses y todos casi como finales es más que agotador. Casi inhumano.

En las eliminatorias, por supuesto, siempre te la juegas en cada partido, pero es que además, la liga, en los dos últimos años, ha sido un pulso constante con el Madrid, que no se rinde nunca y que obliga a que hasta el encuentro en casa contra el Xerez sea decisivo y angustioso. Demasiada angustia para tan poca plantilla. Messi está desfondado, por ejemplo. No es el único. Imposible pensar y desequilibrar con ese nivel de cansancio físico y mental, así de sencillo. Si al final ganan la liga, eso sí que será una heroicidad.

- ¿En qué afecta al futuro? No hacía falta ser muy listo a principios de temporada para saber que al Madrid le faltaban mediocampistas y al Barça le faltaba profundidad de banquillo. Guardiola acabó el partido más importante del año con Jeffren, Bojan y Pedro de delanteros. Jugadores en formación que es lógico que tengan sus oportunidades pero que parece raro que tengan que decidir unas semifinales ante el campeón de Italia a una edad a la que deberían estar con el filial aún. El problema es que no había nada más: Henry, ni está ni se le espera; Iniesta, lesionado; Ibrahimovic, en dejación de funciones...

El cambio del sueco en el partido de ayer fue probablemente la decisión más dolorosa de Guardiola en estos dos años porque era el reconocimiento meridiano de una equivocación: él, personalmente, se empeñó en echar al máximo goleador del equipo y cambiarlo por un jugador completamente distinto. Fue un error. No lo digo yo, lo dijo él ayer con el cambio. Si tu fichaje estrella te estorba en el partido decisivo, mal estamos. Y desde luego ayer Ibrahimovic estorbó todo lo que pudo. Incluso Bojan, voluntarioso pero con carencias, dio mucha más sensación de peligro. Protagonizó el único desmarque digno de ese nombre para rematar fuera de cabeza un gol cantado. Minutos después, clavó en la escuadra un balón suelto, pero la jugada estaba invalidada.

Tras los fiascos de Chigrinsky e Ibrahimovic es de suponer que la línea de fichajes del Barcelona irá en otra dirección este verano. Más aún con elecciones de por medio. Hacen falta más jugadores, es innegable. Cesc se hace imprescindible, y probablemente un Mascherano también. Arriba, hay que traer a un extremo y a ser posible fichar a un goleador que sustituya a Ibra. El sistema funciona tan bien que funciona hasta con Jeffrén y Bojan, pero no conviene tentar a la suerte. Ni conjurarla con ofrendas populistas y cacerolas.

Volvamos al fútbol, por favor.

miércoles, abril 28, 2010

Esperando a Mr. Clegg


Crecí rodeado de ingleses y no crean que eso me ayudó en absoluto a entenderles. En realidad, son imprevisibles. Uno se siente tentado de decir que son ordenados, disciplinados y conservadores pero luego les ves en un campo de fútbol y se te quitan las ganas de todo eso. O bailando los "Pajaritos" en Benidorm. O viendo una película de Peter Sellers, los Monty Pythons, Little Britain, etc. Una mezcla extraña de James Bond y Benny Hill.

En fin, a lo que íbamos, el misterio de los ingleses. En 1979, Margaret Thatcher fue elegida como primer ministro del país, cargo de concepción ya masculina -prueben a decir "primera ministra" y a ver si entienden algo- en un momento en el que las mujeres en política pintaban más bien poco. Desde luego, Thatcher no era una excéntrica, todo lo contrario. Y odiaba que se refirieran a ella como mujer. El caso es que se tiró once años en el poder, hasta 1990, y si lo abandonó fue porque su propio partido así lo quiso, dando paso a John Major, que gobernó hasta 1997. Dieciocho años tories.

Aquel año, el de la muerte de Lady Di, llegó al poder el laborismo. Un joven entusiasta llamado Tony Blair. Bien, aquel joven se tiró en el poder otros once años, hasta 2008. Pasó por un par de guerras, una recesión económica, algunos escándalos de corrupción... pero siguió ganando. Aquel año le sustituyó su compañero de partido, Gordon Brown, quien se presenta a las elecciones de mayo de 2010 como primer ministro saliente. Trece años laboristas.

Es normal que la gente se canse. La situación política en Inglaterra jamás llegará a los puntos de ruindad de la española, pero también se presta a la crítica y al desaliento. Gordon Brown no es el tipo más carismático del mundo y la economía, allí también, está por los suelos. No tan por los suelos, pero lo suficiente bajo parámetros ingleses. Frente a él se presentaba la alternativa conservadora, David Cameron, un joven anti-europeísta, neoliberal, pero más cercano a la gente, con cierto carisma y la ventaja indudable ahora mismo en cualquier país occidental de no ser el que gobierna.

Igual que cuando los conservadores ganaban una elección tras otra, los laboristas eran vistos como peligrosos izquierdistas capaces de desmantelar el sistema, ahora, con los laboristas instalados más de una década en el poder, los conservadores son sospechosos de lo mismo: quitar pensiones, ayudas estatales, separarse de Europa...

En medio de todo eso ha aparecido el partido liberal-demócrata y la figura de Nick Clegg. No sé mucho sobre Nick Clegg pero no soy el único: en el Reino Unido era un total desconocido hasta que hace un par de semanas empezó a ganar debates televisivos como loco. La situación del partido liberal en Reino Unido es extraña. Hasta la II Guerra Mundial, el laborismo prácticamente no existía: los dos grandes partidos eran el liberal y el conservador. Desde entonces, han sido los liberales los "desaparecidos", aun con resultados que bordean el 20% de los sufragios totales. El sistema de reparto de escaños les condena a ser meros observadores de la realidad política como sucede en España con IU o recientemente con UPyD.

Debido a las peculiaridades de ese sistema, Nick Clegg no tiene ninguna opción de conseguir más escaños que sus rivales pero, por supuesto, tiene la posibilidad de conseguir más votos. Las encuestas dicen que está muy cerca de Cameron y por delante de Brown. En cualquier caso, es la imagen de un cambio verdadero, una excentricidad por fin. Si los otros dos no ofrecen nada o no son de fiar, que haya una tercera vía. Es complicado definir al Partido Liberal bajo los habituales parámetros españoles de "izquierda" o "derecha". Primero, porque esas definiciones en Reino Unido funcionan mal. La teoría les gusta poco, son muy prácticos. Segundo, porque un "liberal" en España es Jiménez Losantos mientras que un "liberal" en jerga inglesa es un progresista.

En cualquier caso, hay un Clegg. Existe. Le votan.

Es devastador que en España ni haya un Clegg ni se le espere. Es increíble que el Gobierno haya demostrado una inutilidad tan asombrosa en estos seis años llenos de idas y venidas, discusiones conceptuales, palabrería, caos económico, cinco millones de parados, etc. mientras la Oposición se dedicaba a reunirse en el Gran Meliá Fénix a repartirse el dinero público, decidir espionajes, negar lo innegable, montar una manifestación cada dos meses para repetir lo mismo y no aportar ni una sola idea nueva.

Es insólito, decía, que con ese panorama político de por medio, no haya nadie que se dedique a apostar por un Clegg o por varios Cleggs. Muchos pensarán que esto es un elogio a Rosa Díez, pero no tiene por qué serlo. Es un elogio a un pueblo que, en un momento dado, dice "basta" y decide votar otra cosa porque ya está bien de que le vacilen. Es un elogio a la síntesis o, por decirlo en términos hegelianos, a la negación de la negación, que no es exactamente una afirmación, pero, por lo menos, es algo nuevo.

Y necesario.

martes, abril 27, 2010

Zahara en el Búho Real


Ser Zahara es agotador. Para ser Zahara hay que valer, en definitiva. En todos los sentidos. De entrada, hay que tener un talento descomunal y una enorme capacidad para hacer canciones sencillas, agradables y cantarlas como los ángeles. Además, hay que tener una simpatía sobre el escenario que transmita esas canciones y haga del concierto un evento especial para todo el mundo, hasta el punto de que las 90 personas del Búho estén casi pegadas a la cantante y la parte de atrás quede completamente vacía, aunque sin visibilidad, claro.

Además, hay que tener el talento de la simpatía, porque la simpatía no se aprende. O se tiene o no. Zahara derrocha simpatía y entusiasmo y es capaz de atender a sus fans durante más tiempo del que se pasa tocando. El concierto empieza a las 10, acaba a las 11,30 y la pobre Z. termina de firmar discos y hacerse fotos a la 1, momento en el que se va al Costello... donde la esperan más fans y vuelve a hacerse fotos y firmar discos.

No hay nada que invite a pensar que se siente forzada a ello. Simplemente, es una muestra de gratitud y la gratitud, por supuesto, es algo bueno, incluso envidiable.

Sin embargo, hay algo ahí que impide la envidia. La cara de agotamiento brutal a las dos y media de la mañana camino de un taxi corriendo a casa. Zahara es ahora mismo una de las mejores cantantes que hay en el escenario pop español. Le encanta la música, es capaz de pasar de lo más comercial a lo más indie, tiene una voz prodigiosa y unas tablas brutales. Sus canciones impresionan y su cercanía desborda. La clase de chica con la que puedes cruzar cinco emails seguidos una mañana tonta de martes y todos los responde incluyendo una sonrisa.

A veces, sin embargo, uno tiene miedo de que no pueda más, que no aguante el ritmo. Que llegue un día en el que tenga que recortar redes sociales y socialización en general. Que siga siendo igual de brillante pero no tenga energía para aguantar los postconciertos sino que se meta directamente en el cuarto de Darío nada más acabar de tocar y espere para salir a que la cosa escampe.

Entonces, yo la querré lo mismo. La valoraré lo mismo, quiero decir. Espero que el resto sepa que eso puede pasar y que la quieran y la valoren igual. Con fotos o sin fotos. Porque es muy buena e incluso necesaria y a veces, ya digo, desde fuera, uno tiene miedo de que acabe queriendo dedicarse a cualquier otra cosa donde nadie espere nada de ella.

El velo en un estado laico


Fíjense si seré laico que, aun nacido en la década de los 70, no estoy ni bautizado, ni por supuesto hice la primera comunión como sí hicieron mis compañeros de clase -a mí me sentaban en el pasillo, no había ni clases de ética o similar para compensar- y si he visitado iglesias en el pasado ha sido por respeto a familiares, una cierta fascinación por las liturgias y el inconfundible y sedante olor a incienso.

Mmmm.

Que me gustaría a mí ser más laico pero no puedo. Por eso, supongo, me cuestan entender algunas cosas. Por ejemplo, lo del velo. Una chica decide llevar el velo a clase. Es su decisión personal, aclara, sus padres no tienen nada que ver en eso y no es un acto de sumisión al varón sino al mismísimo Alá. Bien me parece. El problema es el uso del espacio público, es decir, si en un instituto está prohibido que la gente se ponga nada en la cabeza, está prohibido. Me resulta curioso que en un estado laico, los religiosos tengan ventajas inaceptables: si llevo una determinada ropa porque adoro a Mahoma, hasta el ministro se pone de mi lado. Si quiero llevar vaqueros porque me sientan bien o una gorra de los Lakers o lo que sea, simplemente porque me apetece, ni de coña.

O sumisión al santísimo o nada. No es mi idea de un estado laico, pero ya digo que mi falta de sensibilidad en determinados temas acostumbra a ser atroz.

Y sí, lo mismo vale con crucifijos allí donde esté prohibido llevar ningún tipo de cadena o collar, es decir, me niego a que un chico pueda llevar su crucifijo y un latin king no pueda llevar sus medallones. Soy así de bestia. Ahora bien, si deciden que los dos pueden, perfecto. Pero sin más privilegios, que ya está bien.

lunes, abril 26, 2010

Fantástico Sr. Fox

Cuando la distribuidora pasa de mandarte la convocatoria de prensa, no queda más remedio quepagarte la entrada el fin de semana, rodeado de niños, para ver la película. Tampoco es tan grave, lo sé, uno se acostumbra a los privilegios. Aquí tienen el enlace original en Notodo.com:


Pocas veces se pueden ver tantos géneros mezclados en una sola película. De entrada, por supuesto, Fantástico Sr. Fox es un filme de animación que combina marionetas y stop-motion con gráficos brutales de ordenador, pero eso es sólo una cuestión de formas y las formas sin fondo -véase Avatar- sirven de poco. La película de Wes Anderson empieza casi como un retrato costumbrista de la típica familia americana, solo que en vez de en un adosado viven en un árbol, en lugar de vecinos tienen conejos y ardillas y sobre todo en lugar de ser humanos, son zorros. Por lo demás, es eso: la historia de una familia y en concreto de su protagonista, el citado Mr. Fox, un hombre (perdón, un zorro) importante en su comunidad, con un pasado aventurero y deportista, y que se ve atrapado por determinadas manías que su esposa no aprueba y que acaban contagiando a su atormentado hijo, un inadaptado en su instituto.

Todo esto podría hacer pensar que Fantástico Sr. Fox no es una película infantil. Mentira. Sí que es una película infantil. Está basada en la obra de Roald Dahl y ofrece todo tipo de guiños cómicos y amables, situaciones disparatadas e incluso primeros amores correspondidos o no. El mérito de Wes Anderson como guionista y director es inmenso. La película gira inmediatamente de este cuadro costumbrista casi cincuntero a una persecución en toda regla con una puesta en escena soberbia y un ritmo siempre creciente. De repente, estamos casi en una película de aventuras, o un thriller. Una fantasía constante, en cualquier caso, que mantiene interesado al espectador, expectante y con una sonrisa no forzada en la boca. De hecho, el principal mérito de la película es que nada parece forzado sino que los personajes y la narración se desenvuelven dentro de una naturalidad pasmosa.

Extraña un poco la escasa distribución de la cinta y desde luego tenemos que recomendar su visionado en versión original. Es una gozada escuchar a George Clooney, Meryl Streep, Bill Murray o incluso al mismísimo Jarvis Cocker marcándose una cancioncita al banjo. La banda sonora, que incluye a los Beach Boys -ah, la vieja América- o a los Rolling Stones es de hecho uno de los grandes aciertos de esta agradable y muy recomendable película.

domingo, abril 25, 2010

Esta no es la liga de Capello


Por supuesto, yo no sé qué va a pasar. Es curioso, porque todo el mundo dio por derrotado al Madrid cuando quedaban 7 jornadas y estaba a 3 puntos y todo el mundo está dando por eliminado al Barcelona cuando solo tiene que remontar dos goles en el Camp Nou. La lógica dice que el Inter jugará la final y que el Barça ganará la liga, pero ¿de qué sirve la lógica en todo esto? Imagínense que ruina para las casas de apuestas.

Tengo el convencimiento, eso sí, de que si el Madrid gana todo, ganará la liga. Lo que me harta es todo este rollo de "si el Madrid gana la liga es que la ha perdido el Barcelona". Miren, señores, si un equipo consigue ganar 32 partidos de 38, marca casi 100 goles y acumula 19 victorias en sus últimos 20 partidos, lo milagroso sería que perdiera. Ya me parece bastante milagroso que el Barcelona siga delante a estas alturas, y dar por hecho lo contrario me resulta incomprensible.

Dejemos atrás un mito: el Madrid no juega mal al fútbol. No, no juega mal. Jugó mal en Alcorcón y en Lyon y probablemente en el Bernabéu ante el Barcelona. Tres partidos que pueden costar tres títulos, de acuerdo, pero tres partidos entre cuarenta y cinco. Después del 0-2 de hace dos semanas, ganó al Almería, pudo golear al Valencia -en un excelente partido- y ayer sí, ganó en el 83 con agónico gol de Kaká, pero lo sorprendente de ese partido no fue el gol del brasileño sino que no acabara 1-5.

Este Madrid es un equipo muy serio y muy bueno y es bastante probable que gane los cuatro partidos que le quedan y gane la liga. Nada que objetar en ese caso. ¿Lo ha conseguido gracias a los 300 millones? No diría tanto. De los fichajes de verano, solo Xabi Alonso y Albiol han rendido como se esperaba. Cristiano ha estado algo disperso y ha sufrido lesiones y expulsiones. El rol de Benzema y Kaka ha sido prácticamente anecdótico. Los partidos los han sacado adelante entre Higuaín, Alonso, Guti, Marcelo, Ramos y compañía. Los no galácticos.

Ah, y el entrenador. A ver si ahora conseguir esta burrada de puntos y goles va a ser todo mérito de Arbeloa.

Enfrente queda el Barça y me van a permitir que me ponga aún más sentimental: hablamos de un equipo que lleva casi dos años jugando partidos cada tres días. Que juega con siete, ocho, nueve, diez canteranos... que ganó seis copas el año pasado y este año va líder de la Liga y está en semifinales de la Champions. Todo con goles de Pedrito, Jeffrén y compañía. No voy a caer en el lamento barato de los fichajes. El Barcelona no tuvo 300 millones para fichar, pero sí tuvo 100 y se los gastó en Ibrahimovic y Chigrinsky. Sus razones tendrían, pero no creo que nadie las entienda.

¿Cuál es el futuro del Barcelona? Impredecible. He visto al Barça rendido tantas veces en estos veinte meses y volver a levantarse... Tiene una gran ventaja y es el orden y el sistema. El Barcelona puede jugar bien incluso cansado, porque en realidad los jugadores solo se mueven en defensa. En ataque es todo una cuestión geométrica y de talento. El problema es que parece que la idea del doblete como obligación se ha instaurado en la cabeza de todos y eso es absurdo. Ganar una liga a un equipo como este Real Madrid ya tiene mérito. Pensar en aguantar ese desgaste constante y que encima la Champions sea una obligación es disparatado.

Desde el Milan de Sacchi (1989, 1990) nadie repite triunfo en la Champions. Nadie.

¿Lo hará el Barcelona? Tendrá opciones. Supongo que ante el Inter jugará con el 2-3-2-3 que ya hacía Van Gaal y que tan bien funcionó ante el Deportivo en casa, con Piqué y Milito atrás, los laterales Alves y Abidal acompañando a Busquets, Xavi y Messi jugando entre líneas y delante Ibrahimovic como referencia más Pedro y Henry tirando diagonales. No es mi equipo favorito. En mi equipo favorito jugarían Touré Yayá y Bojan por Henry, pero me da que va a ser el de Pep, si no de inicio, sí a lo largo del partido. Tendrá varias oportunidades. Muchas. Dependerá de su efectividad, que no suele ser muy alta. A la contra, el Inter tendrá todos los espacios del mundo. Imposible saber qué va a pasar.

¿Y en la liga? Pues dependerá mucho de lo que pase el miércoles. Si el Barcelona gana, se quitará un gran peso de encima y podrá afrontar la final de Villarreal al cien por cien. Si pierde, la sombra del desastre se cernirá sobre ese partido. De momento, el Barcelona se ha manejado bastante bien en las finales y le quedan por lo menos seis este año. Al Madrid solo cuatro. Si quito Osasuna, Athletic y Málaga, rivales que caerán goleados, en realidad creo que bastaría con que ganaran al Mallorca. Si el Real Madrid gana en Son Moix ganará la liga casi seguro. Si empata, dará un partido de margen al Barcelona. Si pierde, le dará dos. Eso ya sí que va a ser demasiado.

Pero los épicos deberían tener cuidado: esto no es la liga de Capello. Aquí no hay remontadas heroicas ni se ha llegado líder a las últimas cinco jornadas. Aquí hay una contundencia brutal y simplemente perderá el que se despiste.

sábado, abril 24, 2010

Historias de amigos que se besan


Paula Prendes me mira retadora y pregunta algo así como "¿Qué es lo que realmente te hace feliz?" o "¿Cuándo te sientes realmente feliz?" No recuerdo bien. Son las dos de la mañana casi, en el Costello, noche de estreno, y no estoy para preguntas inteligentes. Mucho menos para responderlas. Decido ser sincero y contesto, algo entregado: "Cuando nadie espera nada de mí" y como no sé si ha quedado claro o no, matizo: "Por ejemplo, en Olavide, en una terraza, comiendo tortilla y tomando el sol".

No soy un tipo demasiado ambicioso. No me las voy a dar de ambicioso ahora. Ayer, tuvimos sesión de Olavide Hache y yo, pero nos llovió lamentablemente. Dio igual. Yo ejemplifico la tranquilidad en una plaza del barrio de Chamberí pero otro podría elegir la playa. Paula empezó un chiste, puede que fuera un chiste o un comentario hiriente. Puede que le pareciera divertido ser hiriente conmigo, vacilarme un rato, simplemente, pero me vio el cansancio y se arrepintió. Hasta cierto punto, fue bonito, empezó la frase con su sonrisa habitual y luego lo dejó. "¿Qué?" "Nada" "¿Qué ibas a decir?" "Iba a hacer un chiste, pero no, nada...".

Y la noche fue mucho mejor a partir de entonces. Mejor hablar de Facebook y de posibles conocidos -sé que conozco a Lucía Esteso pero no sé de qué, no puedo demostrarlo- que luchar por ser ingenioso. Creo que todos estamos más relajados cuando no tenemos que ser ingenioso. Resumiendo, cuando nadie espera nada de nosotros.

Volviendo a Hache, le conté mi sucesión de noches raras, noches que incluyen un montón de gente encantadora a la que acabo de conocer o no conozco en absoluto (véase Paula Prendes), pero que no me hacen sentir incómodo: fin de semana en Málaga, lunes de estreno del corto, martes de Notodofilmfest, miércoles de Hermanos Prada, Andrea Aller y Cecilia Gessa en el Barbú, jueves de Alberto Amarilla y Laura de Pedro en el estreno de "Mie2", una elegante y sutil metáfora sobre los problemas de la ansiedad.

La mejor pregunta de la semana fue sin duda: "¿Tú qué eres en la vida real?". Yo te copié y contesté "orco", lo mismo que tú me contestaste hace tres años. "La vida real". En la vida real soy un parado y en la otra no sé qué soy, seguro que están cansados de leer estas reflexiones pero es verdad. En la vida no real pongamos que soy escritor. O periodista. Pongamos que soy cortometrajista o que hago recitales en el Costello. Profesor de algo.

Estoy pensando en mi segunda novela. Eso es ansiedad, amigos. Aún no he corregido la primera, mucho menos la he publicado y ya estoy organizando estructuras y personajes de la segunda. Creo que tiene que ver con "la vida real", con la necesidad de contestar a la pregunta. ¿Qué haces en la vida real? Escribo novelas. Estética. A veces me siento una especie de Benjamín Prado contando lo bien que me lo paso con mis amigos conocidos sin que nadie sepa exactamente dónde está mi mérito. Y no me gusta nada.

Empezar este post con las palabras "Paula Prendes" ha sido simplemente una provocación. Una provocación a mí mismo.

En fin, acabó la semana con una tarde-noche de los libros en El Ladrón de Tinta con los chicos del taller y una serie de interesantes negociaciones y una convocatoria a Oposiciones. La vida real. Esta mañana he mirado los palmarés de Málaga como si yo nunca hubiera estado ahí y resultaba que conocía a casi todos los ganadores, Miguel Ángel Jenner incluido. Un montón de alegrías. Especialmente las de David Pinillos, que se ha llevado una pila de premios y todos merecidos. Un tipo que es del Estudiantes no puede ser mal tipo.

"Bon Appetit. Historias de amigos que se besan". Me parece un título prodigioso.

jueves, abril 22, 2010

Evo Morales y la homosexualidad


Yo podría ser de izquierdas perfectamente. Podría ser eso que se llama ahora con tanta insistencia "socialdemócrata" y que, superioridades morales irritantes aparte, consiste en el reparto de determinados bienes comunes e imprescindibles como pueden ser educación, sanidad, subsidios de ayuda a minusválidos, desempleados, etc. Impuestos y estado.

Sí, yo podría entrar ahí sin problema, incluso Arcadi Espada me recibió recientemente al elegante grito de "Hombre, ya está aquí este cabrón socialdemócrata", y hasta cierto punto me hizo ilusión.

Lo que no podré ser nunca es revolucionario. Desde que vi "Bananas", por lo menos. Ahora me pueden explicar todas las bondades de las dictaduras socialistas más o menos camufladas y de la militarización de la educación, la sanidad, las ideas... es decir, todo el mundo tiene acceso a las mismas mentiras, y eso es algo mejor que el analfabetismo. Las dictaduras, en general, funcionan bien, en todos los ámbitos. Mezclan ese rasgo militar con uno claramente religioso: la veneración al líder, el buenismo absoluto, la lucha contra los demoníacos infieles... Militarismo y fanatismo. Léase Cuba o China o la URSS o Vietnam, Corea, Albania y ese largo etcétera.

Si quieren más información sobre la relación entre religión y revolucionarismo de izquierdas, basta con ver "Capitalismo", de Michael Moore, un auténtico filón para entender muchas cosas, de un lado y del otro.

El problema de ese socialismo entendido à la siglo XIX, una hermandad perfectamente unida bajo unas mismas reglas y un mismo amor, es decir, el Evangelio, es que tolera mal las excentricidades. No es que las tolere mal, es que las elimina. No las comprende y por lo tanto no existen. Aquí podríamos poner ejemplos muy tópicos de disidentes, librepensadores y demás agentes encubiertos de la CIA para socavar desde dentro la revolución que dirían Castro, Chávez, Morales o Willy Toledo, pero nos vamos a quedar, por una cuestión de actualidad, con los homosexuales.

Los revolucionarios mesiánicos han tenido unos problemas horrorosos con la homosexualidad. El homosexual, para ellos, es casi por definición, un excéntrico. Alguien peligroso. Alguien que se sale del desfile y para ellos la sociedad no es más que una sucesión de desfiles con carteles de sus líderes. Es decir, una continua procesión de Semana Santa. Los homosexuales siempre han sido perseguidos en todas las dictaduras: de izquierda, de derecha, sin ideología...


Las recientes declaraciones de Evo Morales vinculando los alimentos transgénicos a la calvicie y la homosexualidad lo dicen todo del nivel intelectual de Morales y de los que le apoyan. Obviamente, este hombre sigue entendiendo la homosexualidad como un vicio burgués y puesto que el ciudadano, también por definición, es ordenado y sigue patrones igualitarios, no queda más remedio que afrontar la cuestión como una desviación. Una desviación patológica. Un ejemplo del mal que aún hay que erradicar en el mundo.

Los transgénicos, la Coca-Cola y los homosexuales, esa santísima trinidad del mal.

Yo entiendo que no se quiera dedicar demasiado tiempo a analizar el pensamiento político de Morales, ni de Correa, ni de Chávez, ni de Ortega y así sucesivamente. Por eso, el escándalo ha sido mínimo. Las revoluciones son mucho más bonitas desde lejos, dónde va a parar. Una vez dentro, aquello es una sucesión de chistes de Woody Allen y poemas de Martin Niemöller. La fe es mucho mejor que la razón, dónde va a parar. Mucho más tranquilizadora, al menos.

miércoles, abril 21, 2010

Gala de premios del Notodofilmfest



Si les pasa como a mí, que tienen poco tiempo, les recomiendo que vean al menos este corto, "El fin del mundo", de Alberto González Vázquez.



Si ven que les ha gustado y tienen un ratillo, prueben con "Llama ya", de Jorge Naranjo



Y luego, el muy inquietante "Mirada perdida", de David Pareja



Ya, por último, si todo esto no les abruma y se han acostumbrado al mini-formato, prueben con "Ritmosis", con el premiado y amigo Dani Pérez Prada y la muy amiga y futuramente premiada Teresa Soria Ruano



"Los Gritones", de Roberto Pérez Toledo, premio especial del Jurado



Y, para acabar, "Capicúa", de Roger Villarroya, el sorprendente ganador del gran premio al mejor corto de esta edición. Que no es que esté mal porque no lo está, pero en fin, juzguen ustedes:



En definitiva, una gran gala, con un público difícil y nervioso, varias risas con el corto de Lucrecia Martel -recomiendo la entrevista que concedió al carismático Guacamolo-, primicias del resto de miembros del Jurado, algo desiguales: Isabel Coixet, Isaki Lacuesta, Borja Cobeaga, David Serrano y Daniel Sánchez Arévalo, todos disponibles en la página oficial del festival, una apetecible fiesta en el Chicote y un largo paseo constatando la crisis de la industria del karaoke en Madrid.

Descansen un poco de mí y véanse los cortos, que de verdad que están muy bien. Les dejo con la opinión gráfica de Ana Boyero sobre el premio del público:


martes, abril 20, 2010

El estreno de "Do not disturb"

Todo empezó aquí:

Una reunión en el Red Bar de Malasaña con los dos directores -Pedro y yo-, la ayudante de dirección, Helena Mayorga, el director de fotografía, Ricardo Cortés, la encargada de pre-producción, María José Moreno y la de post-producción, Álida Campo. Teníamos claro que queríamos contar una historia, que queríamos hacerlo cuanto antes y que queríamos rodearnos de chicas guapas. Esto último fue idea de Pedro.

Fue un mes de julio algo espantoso: peleas con el guión técnico, con el equipo de producción, dificultades para encontrar los actores correctos, el hotel correcto, el dinero para el equipo, la gestoría que nos llevara en el camino de la legalidad. Recuerdo una llamada a Arturo Ruiz que lo solucionó todo y solo a partir de ahí pudimos empezar a respirar. Elegimos a Guadalupe Lancho porque es una actriz sensacional y ya la conocíamos de su inmensa trayectoria, no sólo por ser de Salamanca. Jorge Mayor y Mila de la Cueva fueron dos regalos que llegaron tras horas de visionar videobooks, pruebas y hacer castings en Destino Teatro.


Rodábamos el primer fin de semana de agosto. Justo el viernes antes del rodaje, el equipo de producción decidió abandonar el barco, dejándonos en bragas. Nunca se lo agradeceré lo suficiente, fue todo un detalle. Menos mal que entre María Rivero, Fer Cabezas y Carmen Simón consiguieron que aquello no fuera un desastre y por lo menos tuviéramos algo de comer.

No sé si fue divertido, sé que fueron muchas horas y yo me sentía culpable y mientras los demás tomaban sus bocatas, Carmen me llevaba a farmacias para comprar analgésicos y ansiolíticos. Cuando miro ahora las fotos y recuerdo todo aquello sí me parece muy emocionante. Cómo trabajó todo el mundo y con qué intensidad. Si no, hubiera sido imposible: 28 horas en un día y medio. Yo, que vengo de otro mundo, lo pasaba fatal: había que acabar como fuera, no se podía hacer la pausa para comer, la gente se tiraba en los sofás, en las camas... Complicado.
Pero acabó bien.

Yo me fui a Estados Unidos un mes y luego volví algo desilusionado, y los premontajes no nos gustaban y lo fuimos dejando, dejando, dejando... hasta que de repente un día probamos una cosa y otro día probamos otra y conseguimos encontrar lo que fallaba y cómo resolverlo, y después de seis meses de montaje casi estancado, tuvimos un mes mágico, conseguimos recortar todo lo recortable, etalonar, mezclar el sonido y enviarlo a Medina del Campo.

Lo más emocionante de Medina del Campo no fue la proyección. Si he de ser sincero, la proyección no tuvo nada de emocionante. Yo pensé que todo aquello había servido la pena, semi-bancarrota incluida, cuando vi el catálogo y vi los nombres de todos los chicos del equipo, muchos de ellos amigos míos desde hace muchísimos años. Entonces sí me emocioné y pensé que eso quedaba para siempre.

Además, el corto funciona y a la gente le gusta y no creo que nadie nos pueda decir que hemos intentado hacer algo sin conseguirlo. Una comedia amable y de enredo. Bien contada. Punto.

Ayer, fue el estreno oficial. Me sentí muy desbordado. No sé si habría unas 60-70 personas en la planta baja del Costello. Puede que comparado con Muse eso no sea nada, pero yo no me comparo con Muse, yo me comparo con cero, y a partir de ahí cualquier cosa me abruma. Así que, bueno, fue algo precioso, de verdad. Toda esa gente ahí, un lunes por la noche, perdiendo su tiempo solo para estar con nosotros los diez minutos de nuestra pequeña criatura y diciendo todas esas cosas preciosas.

Y creo que contestar con "Gracias", sin más, es quedarse corto, pero el diccionario es lo que tiene.

Así que gracias.

lunes, abril 19, 2010

Festival de Málaga IV. Bon appetit



Atención. Spoiler.

¿Siguen ahí?


La primera vez que vi a David Pinillos fue en el Festival de Medina. Algunos lo recordarán, por si acaso, lean esto. Tres años después, casi exactos, la escena se repite: el chico dice "te quiero" y la chica dice "gracias". A mí me parece un diálogo tan descomunal que no me importa que lo repita todas las veces que quiera. "Bon appetit" es el inicio de Pini en la dirección de largometrajes y mi final aquí en Málaga. En 15 minutos me espera Xenia Tostado en la Plaza de la Constitución y en unos 45 el AVE rumbo a Madrid.

Me jode irme, ahora que ya por fin...

Pero esto es así.

Además, esta noche es mi estreno y mi noche, ¿no? Ya está bien de compartir las noches de los demás.

No quiero adelantar demasiadas cosas de "Bon appetit". Simplemente, hay viajes romántico-suicidas, botellas de Ribera del Duero de 1986 y amores extraños en Zurich. Todo eso me suena demasiado como para no emocionarme. Además, David sabe emocionar. Qué cabrón. Yo no soy un tipo que se emocione fácilmente y menos en estos días en los que casi todo, honestamente, me da bastante igual. Más aún si el chico quiere a la chica o no o lo que sea.

Pero "Bon appetit"...

Incluso salía una canción de We Are Standard.

Puede que el cine de David sea aún demasiado adolescente. Es lo que se critica siempre de mi literatura, si es que puedo permitirme usar el término "mi literatura". Mientras veía la película pensaba en viajes a Valencia y novelas en tres partes. Mi segunda novela. Así, de repente. Estaba viendo a Unax Ugalde y a la chica preciosa de nombre impronunciable y vi claros los tres actos: introducción-nudo-desenlace. Solo que el desenlace será cualquier cosa menos eso. ¿Qué más da?

Será una novela muy dura. Tiene que ser muy, muy dura. Cruel. En todos los sentidos. Como que le digas a alguien "te quiero" y te diga "gracias" y no lo recuerdo muy bien pero juraría que a mí, eso, me ha pasado.

Festival de Málaga III. El show de Cándido

Yo insisto en que la relación entre los cortometrajistas, en general, es encomiable y sorprendente. Todos entre 25 y 40 años, con sus egos, sus inseguridades, su creatividad, su dinero invertido... y condenados a competir por 500, 1000, 2000 euros casi cada semana contra otros cortometrajistas con las mismas virtudes y defectos. Un escenario ideal para los rencores, envidias y celos.

Algunos dicen que sí que hay rencores, envidias y celos. Es lógico, tiene que haberlo. Lo prodigioso es que yo no lo veo. Yo veo al equipo de "La historia de siempre"- José Luis Montesinos y Miguel Ángel Jenner-, al de "El orden de las cosas" -los hermanos Esteban más David Casas- y a la siempre hiperactiva Manuela Burló, actriz de "Quiero estar el resto de mi vida contigo" compartiendo mesa y risas y luego cubatas.

Como si no estuvieran compitiendo en absoluto, y eso que todos estaban en el mismo pase.

Es bastante impresionante compartir mesa con Miguel Ángel Jenner. Aparte de ser el padre de una de las criaturas más hermosas de este planeta, es un actor de los de toda la vida, especializado en el doblaje -Samuel L. Jackson- y con una trayectoria y serenidad que echa para atrás. Estos festivales tienen mucho de hipocresía y yo soy el primero que me apunto: nunca digo que algo me gusta cuando no me gusta, pero tampoco voy diciendo que no me gusta lo que no me gusta, no sé si me entienden. Me callo como una puta. Así que, de repente, estás con gente que te parece verdaderamente admirable y te sientes un poco superado. Jenner es uno de ellos, la otra, sorprendente, por la tarde, ha sido Nausicaa Bonim.

Nausicaa estaba con Roser Aguilar, la excelente directora de "Lo mejor de mí" a la salida de los Albéniz. Las dos son jurados de ZonaZine, la sección paralela del festival, y reconozco que me paralizó. No creo que mucha gente se paralice ante la protagonista de "Tres días con la familia", pero yo sí. Un tipo extraño. Esa película me fascinó hace un año y me gustaría haberle dicho cuarenta veces lo mucho que me fascinó. Sin embargo, los cinco -nosotros tres más Tali y César, de la revista "Freek!"- preferimos decir cuarenta veces lo mucho que nos fascinó "Tierra".

Si pueden, háganse con un ejemplar de la revista y vean la excelente entrevista de Tali Carreto a Julio Medem.

En fin, Nausicaa y Miguel Ángel Jenner. Admiraciones. La cena es en un restaurante japonés donde básicamente hay pasta y solomillos. Un extraño restaurante japonés abierto a todo tipo de sugerencias. Me siento al lado de Manuela Burló. Yo sabía que a esta chica la conocía de algo y no sabía de qué. No tanto por su cara sino por su forma de hablar. De repente, lo suelta: trabajó con Guadalupe Lancho en "El show de Cándido". ¿No se acuerdan de "El show de Cándido"? Fue una frikada absoluta a la que me enganché por completo en verano de 2006. Una especie de "Show de Truman" disfrazado de reality. Una obra maestra, en mi opinión.

Por supuesto, yo no sabía que Guada había estado ahí, menos iba a saber que Manuela era la llorona. Si tengo que ser sincero, apenas recuerdo algunas cosas sueltas, pero de repente me invade una alegría suprema, como si algo tuviera sentido por fin entre tanta lluvia y me recuerdo a mí mismo en Castelldefells con B., tirado en el suelo leyendo a Cheever en los anuncios del programa y fantaseando con comprar entradas para ver a Ronaldinho.

Y es uno de esos momentos en los que uno es tan feliz. Tan feliz que se va al "Toulouse", de la calle Echegaray, a ver al DJ que nos ha recomendado Nausicaa, a volver a ver a la propia Nausicaa -y volver a paralizarme-, a saludar después de dos años a Manuela Vellés y comprobar que sí, que se acuerda, y a tomar una copa con David Casas antes de que se vaya a Nueva York.

Uno de esos días en los que la realidad, como habrán comprobado se convierte en un hipervínculo.

domingo, abril 18, 2010

Festival de Málaga II. Planes para mañana



Así que vino el bajón, lo cual era de esperar. Vino el bajón, acabó el partido del Barça -aprendamos una cosa y aprendámosla lo antes posible: Messi no puede jugar de delantero centro, es lo mismo que anularlo-, paseé entre las terrazas mojadas, tomé una baguette de chorizo en un bar medio vacío y decidí esperar a los chicos de "Freek!" en la habitación del hotel mientras ellos se duchaban y se preparaban para la fiesta de inauguración.

Yo, para variar, no tenía entradas. Yo, esta vez, decidí rendirme y no esperar colas ni pedir favores sino coger el libro inacabable de Cormac McCarthy, meterme en la cama, apagar el móvil y esperar a que el agotamiento físico y mental pasara como por milagro.

Lo siguiente que supe fue una alarma a las 8 de la mañana que me anunciaba el pase de las 9 de "Que se mueran los feos". Puestos a rendirnos, pensé, rindámonos del todo, apagué la alarma y seguí durmiendo. Algo impropio, ya lo sé, pero necesario. Voy a confesar una cosa que va más allá de la lluvia y de algún ataque de entusiasmo momentáneo: me estoy hartando mucho de los festivales. Es cierto que hace falta estar en un festival para hartarse de él, algo parecido a lo que decía Hache sobre las fiestas, pero todo este rollo de las castas, las llamadas perdidas, los emails no contestados, la sonrisa constante, los horarios impropios... todo esto, señores, me empieza a parecer un sinsentido.

Es una pena, este blog será más aburrido.

El caso es que en Málaga jarrea. A base de bien. El año pasado sucedió lo mismo pero me importó menos. No sé por qué. Consigo cruzar la acera para desayunar en el bar de enfrente -los bares cambian, los desayunos no: descafeinado, zumo de naranja y croissant a la plancha- y ando como un pato para no resbalar hasta llegar al Cervantes al pase de las 12. No sé ni qué peli ponen, no me han dado ni un miserable programa en el departamento de prensa y tengo que pillarlo allí mismo, en el teatro.

La peli se llama "Planes para mañana" y parte de unas muy buenas intenciones: conversaciones por chat, un concierto de Anni B. Sweet y la elección del 14 de noviembre como fecha clave de todas las casualidades. Película independiente con muchos tópicos pero también mucho entusiasmo, actuaciones aceptables y un dramatismo algo exagerado en ocasiones. Me gustó. No me entusiasmó, pero me gustó. Excelente final.

En cualquier caso, está bien que la gente haga este tipo de películas diferentes. Yo animo a hacer cosas diferentes y no repetir todo el rato lo mismo. Salvo que lo hagan muy bien. Si hacen siempre lo mismo y lo hacen muy bien, ya digo, conmigo no van a tener problemas. Pero para enamorarme, en medio de la lluvia y los cuartos de baño, van a tener que hacer algo distinto.

sábado, abril 17, 2010

Festival de Cine de Málaga I. La noche que Elvis murió



Escribo desde un locutorio infame que huele realmente mal. Es la única queja del día porque, por lo demás, todo va bien: salió el sol, pusieron una de Woody Allen en el AVE y me han dado una habitación en la quinta planta de mi hotel de dos estrellas. Lo más alto, mejor.

Recuerdos, como es lógico. El mismo hotel y la misma calle que lleva a los Albéniz con las ruinas del teatro romano y la misma plazoleta con carpas de la FNAC y el mismo departamento de prensa con su ausencia total de sonrisas, su "no hay catálogo", su "no puedes recoger otras acreditaciones" y su ausencia total de indicaciones de ningún tipo. Su habitual "búscate la vida, no eres VIP". Este festival hace que cualquier otro sea la leche.

Salvo que seas VIP, supongo, pero ya digo que no es el caso.

Pez espada en cutre bar y saludos a Jaime, el organizador de ZonaZine, ya cansado desde el primer día. Son las cuatro y media de la tarde y pienso en descansar yo también. En meterme en Internet, hacer unas fotos de la ciudad, pasear, ver el partido de baloncesto en el hotel o incluso dormir una siesta y luego ver al Barcelona en una de las terrazas frente al Albéniz.

Creo que he visto jugar esta temporada al Barcelona en unas cinco o seis ciudades distintas. En casi todas, ganó.

Sin embargo, en cuanto me pongo la acreditación, sale el profesional que llevo dentro y me meto a ver lo primero que puedo: "La noche que murió Elvis", sugerente título de una película catalana a concurso en ZonaZine, y que en realidad no tiene nada que ver con el cantante de Memphis sino con una secta de fundamentalistas cristianos asesinos que campan a sus anchas en un pueblo de Barcelona. La idea no puede ser más surrealista, pero funciona. A ratos. Los suficientes, diría yo, como para justificar el visionado.

El año pasado pude ver aquí "Ramírez", del gran Cristian Magaloni, así que siempre hay que estar atento, por si acaso.

Por si acaso, ¿qué?

La pregunta de siempre. Esta noche intentaremos colarnos en alguna fiesta a la que no estamos invitados. Lo más normal es que fracasemos y que nos dé igual. Mañana por la mañana estaremos en el cine con ojeras. Mi entusiasmo me pide otra semana entera aquí pero mi cuerpo, mi bolsillo y mi agenda están de acuerdo en que me vuelva el lunes a Madrid. Así será.

Doctor CD



Era la prehistoria de la piratería. Tiendas distribuidas por la zona de Noviciado, junto a los infames Cines Luna, que vendían CDs sorprendentemente baratos, fueran de importación, fueran regrabados, fueran copias promocionales que aparecían subitamente en las estanterías. Había muchos sitios así, no sé si queda alguno. Nosotros íbamos casi siempre al Doctor CD. Primero, al Doctor CD y luego a la FNAC. La ruta de la Gran Vía que a veces podía acabar en Madrid Rock, claro, mirando posters mientras un vigilante de seguridad nos observaba desde una distancia prudencial.

Acababan de abrir la FNAC, la cosa estaba muy reciente. Recuerdo una vez que pitó mi bolsa y uno de los gorilas me empezó a preguntar dónde había sacado esos díscos: el primero de Hole, descatalogado, y un concierto en directo de Elastica, grabado de una cadena de radio británica.

Doctor CD era eso: grandes éxitos de los Pixies a base de maquetas y Caras B, los tropecientos "Outcesticides" de Nirvana, cada uno con sus rarezas -yo me compré dos, creo-, las novedades que aún no estaban ni en Radio 3. Ahí escuchamos por primera vez el "Supervixen", de Garbage. Ahí escuchamos por primera vez "This is a call", de los Foo Fighters. Me compré una edición japonesa de Blur, una mezcla de directos y actuaciones en radios locales.

Creo que ahí compramos también "The bends", de Radiohead. Recuerdo la hostia que supuso escuchar por primera vez "Planet Telex" ese viento helado y el sintetizador anunciando una tristeza infinita: "You can crush it but it´s always here, you can crush it but it´s always near... chasing you home... saying Everyone is broken, everything is broken". En casa de Javi, los tres nos mirábamos extasiados, sorprendidos, como si alguien por fin nos entendiera.

Nosotros no teníamos conciencia de estar haciendo algo ilegal, es decir, no teníamos el gusto adolescente de hacer algo porque era ilegal. Simplemente, los discos eran raros y sorprendentemente baratos. Todo, entonces, tenía un punto sórdido y no solo las putas de la calle Ballesta o las peleas en la calle Desengaño.

Los domingos quedábamos en Puerta de Toledo y comprábamos cazadoras de ante.

viernes, abril 16, 2010

Medina del Campo IV. Do not disturb


Pedro y yo salimos de Chamartín a las 14,30 rumbo a nuestro primer festival como cortometrajistas. Tiene un punto emocionante, por supuesto, aunque ninguno de los dos entienda cómo es posible que se tarden dos horas y media en tren para llegar a Medina del Campo teniendo en medio solo dos paradas: Ávila y Arévalo. El caso es que llegamos y en la estación nos espera un coche de la organización.

No, no somos VIPs, estamos muy lejos de serlo. La razón es que Álex Montoya me ha mandado un papelito para que presente "Marina" y tenemos el tiempo más que justo. Junten todas estas cosas: primer festival de cortometrajista, tren interminable, coche a toda velocidad para llegar a tiempo y encuentro con Letica Dolera en el hall del Auditorio y entenderán el consiguiente ataque de ansiedad mientras leía el texto de Álex. Tanto, que me faltaba el aire, fíjense, con lo que me gusta a mí un escenario y que me pase eso. Creo que la gente estaba más pendiente de que no me desmayara que de lo que tenía que decir sobre el corto. Espero haber ganado así el voto de las ancianitas.

El caso es que los nervios se me quitan nada más bajar, de un salto, del escenario, y nos despedimos de Leticia y Antonio Barroso, el actor del corto, y nos vamos a tomar algo al "Coco´s". Está bien volver a Medina porque uno ya se sabe las calles, los sitios, las caras, y puede dar indicaciones como si fuera parte de la organización, sentado otra vez en el ordenador de la recepción del Hotel La Mota, mientras van llegando Ainhoa Menéndez, de "Fábrica de muñecas", Hatem Khraiche, de "Genio y figura" y el habitual paseo de directores algo despistados.

Un extracto de la conversación con Leticia y Antonio:

- ¿Os quedáis esta noche?
- Sí.
- Ah, yo también, pero me voy mañana.
- Nosotros también.
- Ya, es que el sábado me piro a Málaga.
- Vaya, como nosotros. Pero nos volvemos el lunes.
- ¡Yo también me vuelvo el lunes!

Una incómoda sensación de que se crean que soy un psicópata que les persigue, ¿qué puedo hacer yo ante las casualidades? Durante años no conoces a una persona y en una semana te la cruzas cinco veces, eso es así y pasa y si eso no fuera así de entrada no existiría el cine.

Ni la literatura.

Llega Pablo Calvo de Castro, nuestro director salmantino-zamorano y los tres nos marchamos al Balneario de Las Salinas a ver el pase de los cortos de Castilla-León. A las ocho de la tarde. Un jueves. A unos tres kilómetros del pueblo y solo accesible en coche. A la misma hora que jugaba el Madrid. A la misma hora que echaban a Haneke en el Auditorio. Imaginen el éxito de público. Ahí estábamos los equipos de los cortos y alguien de la organización. Unas 20 personas aplaudiéndose a sí mismas. Buen intento. Nivel muy bajo, por cierto. Siento decirlo porque nosotros ni siquiera hemos ganado, pero al menos nos fuimos con la sensación de que hemos hecho algo distinto y cuidado.

Y que sabemos lo que es un salto de eje. Incluso corregirlo cuando se nos cuela.

Pablo tiene que volver a Zamora en coche y no se le puede hacer tarde. El Madrid remonta al Almería y nosotros nos tomamos dos hamburguesas por cabeza en la Comic. Gafas de pasta, vaqueros, zapatillas y hamburguesas, los cortometrajistas perfectos. A eso de las 23,30 salimos a dar una vuelta. No hay nadie. Nos dicen de ir al Pichi, como el año pasado y al rato entra Eduardo con Hatem. Luego se anima un poco la cosa y en seguida se vuelve a desanimar. Las cenas, para la gente importante.

La gente menos importante nos quedamos en la barra del Pichi -Hatem, Pedro y yo- dándole ahí duro, que si productoras, que si proyectos, que si este corto que si este otro. En todas partes cuecen habas. Luego cambiamos al CafeTal, un sitio con un volumen improbable que acaba con cualquier garganta. Luego ya al hotel, a dormir en la 205 y discutir, sin mucho empeño, sobre castas.

miércoles, abril 14, 2010

La ha robado Jordan



Para mí son los 70 segundos más importantes de la historia del baloncesto y puede que la historia del deporte moderno. Michael Jordan, el mejor jugador de todos los tiempos, con 35 años y en su última temporada, llega al sexto partido contra los Utah Jazz con una ventaja de 3-2 después de que sus Chicago Bulls perdieran la oportunidad de acabar con la serie en casa apenas dos días antes. Si ganan, serán campeones. Si pierden, se la jugarán otra vez en Salt Lake City ante un equipo crecido y casi imparable en su cancha.

El partido lo domina Utah, 83-81, a falta de poco más de un minuto. Stockton falla un triple. El rebote lo coge Jordan, se lanza hacia la otra canasta y fuerza falta. Dos tiros libres dentro: 83-83. La siguiente posesión es para los Jazz. Stockton para Malone, que recibe doble ayuda de Pippen; eso deja solo a Stockton que lanza otro triple y esta vez lo mete: 86-83 y faltan 39 segundos. El público enloquece. Andrés Montes enloquece. Para mí ese partido es la cima de Andrés Montes como narrador. Puede que a muchos les pareciera agobiante, pesado, repetitivo, insulso... pero ese partido necesitaba ese comentarista y ahí estaba él.

La informática a su servicio.

Sacan los Bulls después de tiempo muerto. La jugada es simple: balón a Jordan, que se deshace de dos jugadores y en un escorzo anota ante Antoine Carr. Apenas han transcurrido unos segundos. Jordan lleva 43 puntos. Con 35 años, cinco anillos, seis partidos encima, lleva 43 puntos. 86-85. Stockton vuelve a subir la bola pausadamente. Hagamos lo que sabemos hacer. Se la pasa a Malone al poste bajo, defendido por Dennis Rodman. Jordan, que se acuerda de la anterior jugada -y la anterior, y la anterior...- no sigue el corte de Jeff Hornacek sino que se queda en la zona al acecho. Cuando Malone recibe, como si nada, le pega un manotazo limpio y le quita el balón.

Es un momento electrizante. Quedan 20 segundos exactamente. La última posesión. Montes no puede dejar de repetir: "La ha robado Jordan, la ha robado Jordan, la ha robado Jordan..." como Victor Hugo Morales y su barrilete cósmico del 86. Jordan no va a agotar la posesión: mientras el comentarista sigue repitiendo hipnotizado su nombre se acerca hacia Bryon Russell, le amaga con penetrar por la derecha, se zafa de él con un movimiento de cadera y de mano, haciéndole caer al suelo y se levanta con su suspensión majestuosa. Recuerden que puede ser el último partido de su vida.

Miren las caras de la gente de Utah para que se hagan una idea:


Todos esos aficionados paralizados, los palos de plástico quietos, las manos en la cara...

Por supuesto, el balón entra. 86-87 Bulls a falta de cinco segundos; Antoni Daimiel directamente tiene algo parecido a un orgasmo, cómo culparle. Gime un "ooooh" de admiración que es a la vez de rendición. Un compañero de equipo de Jordan, Steve Kerr, creo, le grita durante el tiempo muerto "You´re fucking amazing". Él se sienta agotado a descansar mientras Phil Jackson intenta inventar algo. La bola, en los seis segundos que quedan va a ir a Stockton y luego a Malone. Si consiguen evitar el pase, entonces se la tirará Stockton y que sea lo que Dios quiera.

No llega a ser así. Stockton ni siquiera mira a Malone. Pide un bloqueo arriba y lanza inmediatamente, aún con dos segundos en el marcador para permitir un rebote en ataque. El tiro es muy precipitado pero está a punto de entrar. No lo hace. Los Bulls ganan la NBA por tercer año consecutivo, sexto en ocho años. La dinastía Jordan. Montes grita: "El sexto anillo, el sexto anillo". Daimiel resume: "Dios volvió a disfrazarse de jugador de baloncesto".

Tres años después, Jordan regresó a las canchas con los Washington Wizards. Estuvo feo. No es que fracasara porque aquel equipo era un desastre y él se movió muy por encima de los 20 puntos por partido pese a tener ya casi 40 años. Pero ese final era glorioso e irrepetible. Era nuestro final y en lo que a mí respecta lo demás directamente no existió. Ahí se acabó la historia.

martes, abril 13, 2010

Algunas reflexiones sobre el Madrid-Barça


Por supuesto, llego tardísimo a esto porque hace tres días que se jugó el partido y desde entonces los periódicos, radios, televisiones... no han hablado de otra cosa. Intentaré ser breve:

- El Barcelona no jugó tan mal. Su orden en el campo fue brutal. Me estoy cansando de oír lo de "un Barça vulgar sirve para ganar al Madrid en su casa". No, vulgar, no. Trabajador. La gente se cree que cuando te faltan Iniesta, Ibrahimovic, Abidal y en la práctica Henry puedes coger y ponerte a dar taconcitos, pero a veces no es posible. Corrieron, lucharon, demostraron orden y concretaron sus oportunidades. Sabían lo que hacían, en definitiva.

- El Madrid no tuvo ninguna fe. Eso sí me llamó la atención, su poca confianza en la victoria y en todo lo que eso significaba: el tan cacareado cambio de ciclo. Era una oportunidad descomunal para reivindicarse y al menos encerrar al rival y demostrar jerarquía. No lo hicieron. O no les dejaron. La naturalidad con la que el equipo asumió la derrota fue deprimente. Incluso Cristiano Ronaldo, desaparecido en la segunda parte. Uno se pregunta si ahora mismo este chico es realmente el segundo mejor jugador del mundo.

- Modelos de club. Otro topicazo pero no deja de ser verdad y lo llevo diciendo desde junio del año pasado: en siete años, el Barcelona ha tenido un presidente y dos entrenadores. Desde la primera liga de Rijkaard (2005) hasta hoy siguen en el club Valdés, Puyol, Piqué (entonces canterano), Xavi, Iniesta, Busquets (canterano también), Messi y Bojan (también en la cantera). En ese tiempo, el Madrid ha tenido seis presidentes (Florentino, Martín, Gómez-Montejano, Calderón, Boluda y Florentino otra vez) y diez entrenadores (Del Bosque, Queiroz, Camacho, García Remón, López-Caro, Luxemburgo, Capello, Schuster, Juande Ramos y Pellegrini). Los únicos jugadores que llevan más de cuatro años en la plantilla son Guti, Raúl y Casillas. Sólo este último es titular.

- Reacciones.- Este punto va ligado al anterior: después de la derrota, ¿cuál es la reacción de la prensa madridista (no necesariamente del aficionado)? Discutir si hay que echar al presidente y traer al séptimo o si hay que echar al entrenador y fichar al undécimo o si es mejor hacer una revolución de fichajes y gastarse otros 200 millones de euros en gente que nunca llegará a adaptarse porque verá pasar por delante a un montón de entrenadores, tácticas, compañeros e incluso directivos sin llegar a aclararse. No parece el camino. Correr es muy atractivo, pero primero hay que aprender a andar. El Barcelona puso en el Bernabéu a siete canteranos de inicio y luego Guardiola sacó a Iniesta. No jugaron ni Bojan ni Jeffren ni Dos Santos, aunque suelen hacerlo. Eso hacen once canteranos habituales en las rotaciones. El Madrid cuenta con cinco: Raúl, que debutó en 1994, como Guti; Casillas, que lo hizo en 1998, y Granero y Arbeloa, que no llegaron a jugar con asiduidad cuando estaban en la cantera y han sido repescados este año por una modesta cantidad de dinero.

- El futuro.- No voy a negar mi admiración por el empeño del Real Madrid. Lo he escrito muchas veces: el Madrid no se rinde nunca -de ahí mi sorpresa del sábado-. He explicado en varios puntos por qué es mucho peor que el Barcelona... y sin embargo hasta hace tres días era líder co el record histórico de puntos y goles. Envidio ese espíritu competitivo y dudo que vaya a desaparecer de aquí a final de liga. No sé si dará para ganar siete partidos seguidos -cuatro fuera de casa- pero sí se acercará. Eso obliga al Barcelona a no pinchar dos veces. La lesión de Iniesta recorta aún más una plantilla justa. Lo normal es que ante el Deportivo y el Espanyol no estén ni Abidal ni Milito ni Iniesta ni Ibrahimovic. A Henry no se le espera. Esos partidos tendrán que volver a resolverlos los Johnatan, Jeffren, Bojan y compañía. Si algo ha demostrado Guardiola es que su equipo juega por encima de los nombres, pero aun así el reto está sobre la mesa y fácil, ya lo voy diciendo, no va a ser.

Previa del Festival de Málaga

Sin poder concretar fechas, porque la cosa del trabajo está malita y aún seguimos pendientes de los llamamientos, este fin de semana estaré en el Festival de Málaga de Cine Español. Para que se hagan una idea de qué es eso, publiqué recientemente la siguiente previa en Notodo.com:


¿La crisis del cine español? ¿Qué crisis? Solo el hecho de que una película como Spanish Movie, sin actores ni directores demasiado conocidos y con una promoción muy básica, consiguiera ser número uno en taquilla durante un par de semanas, antes del fenómeno Avatar ya nos dice algo: el cine español resulta atractivo. Una película que promete chistes sobre Volver, El laberinto del fauno, REC, Abre los ojos, El orfanato, etc. es una película que inmediatamente llena salas y reparte copias por todo el país. Son tiempos, por tanto, de celebración para una industria instalada en la queja. Y no hay mejor sitio para celebrar que Málaga. El Festival Málaga Cine Español ha conseguido convertirse en un evento de masas gracias al esfuerzo de todos: distribuidoras, productoras, actores, actrices, directores… y por supuesto gracias al buen tino de la organización, que, poco a poco, ha ido creando un monstruo que en cualquier momento amenaza con devorarles: el año pasado las algarabías frente a los hoteles de Hugo Silva, Amaia Salamanca, Mario Casas… rozaron lo violento en ocasiones, pero el “star-system” es lo que tiene, y no nos vamos a quejar ahora también de que nos quieran.

Además, Málaga es mucho más que Antonio Banderas o Miguel Ángel Silvestre corriendo para resguardarse en un coche de la organización. Málaga es un escaparate maravilloso para todo tipo de producciones españolas: el año pasado, por ejemplo, en la Sección Oficial pudimos disfrutar de las magníficas Tres días con la familia, Amores locos o La vergüenza junto a productos más comerciales como Pagafantas o Fuga de cerebros. No sólo eso, en la sección paralela ZonaZine descubrimos 25 Kilates, con la impresionante Aida Folch o Ramírez, una joya sorprendentemente aún sin estrenar con actuación deslumbrante de Cristian Magaloni. Y para el que quiera emociones comprimidas: tres sesiones de cortometrajes con lo mejor del año en cine y en vídeo. Es decir, Málaga es como El Corte Inglés del cine español, hay secciones para todos los gustos y públicos. Un festival que tiene a Eduard Fernández en tres películas y que consigue que Pagafantas gane el premio de la crítica es un festival de calidad y divertido.

Habitación en Roma, de Julio Medem

La cosa no debería cambiar este año. En principio, el gran atractivo es la presencia de Julio Medem, primero como jurado y luego presentando Habitación en Roma fuera de concurso justo para la clausura. Habrá humor, como siempre, empezando por Nacho García Velilla y Que se mueran los feos, una película que combina actores de pedigrí como Juan Diego con fenómenos televisivos a lo Carmen Machi, Julián López o, por encima de todos, Javier Cámara, y siguiendo con Una hora más en Canarias, de David Serrano, acompañado de Quim Gutiérrez y Angie Cepeda.

Apetece ver también el regreso al cine de Vicente Molina-Foix con El dios de madera y la consolidación de Pau Freixas, siete años después de sorprender con Cámara oscura. Entre los nuevos realizadores –siempre un punto fuerte del festival- encontramos a Juana Macías, Rodrigo Rodero, Manuel González y sobre todo al prometedor David Pinillos, años y años trabajando de montador en distintas producciones –fue nominado este año al Goya por Gordos, de Daniel Sánchez-Arévalo- y que por fin tiene su oportunidad como director gracias a Bon appetit, con Unax Ugalde y su actriz-fetiche Xenia Tostado.

Algo más que glamour y caras guapas

El glamour lo pondrán las figuras del cada vez más amplio “establishment” español: los citados Cámara, Ugalde, Tostado, Gutiérrez, Cepeda, Anaya o Machi, más las bellezas despampanantes de Goya Toledo, Óscar Jaenada, Elena Anaya, Kira Miró, Elena Ballesteros, Eva Santolaria, Emma Suárez, Leticia Dolera o Michelle Jenner, la juventud insultante de una Nerea CamachoCamino- y la experiencia de los Lluís Homar, Álex Brendemühl, Karra Elejalde, Pilar Bardem o Rosa María Sardá, todos ellos participantes en alguna de las proyecciones a concurso.

Aparte, Sardá será galardonada con el Premio Diario Sur a toda una carrera, el diseñador de vestuario Javier Artiñano recibirá el Premio Ricardo Franco y González López GallegoNómadas, El rey de la montaña-se llevará a casa el Premio Eloy de la Iglesia al director más prometedor. Unan a todo esto charlas casi diarias, coloquios, sorpresas, el Follonero montándole algún número a Antonio Banderas, treinta cortometrajes de los que quizá dentro de unos meses salga algún nominado a los Oscar, y se darán cuenta de que Málaga es una cita ineludible para saber qué demonios está pasando, qué ha cambiado para que el cine español se haya convertido de paria en estrella. Sin necesidad de recurrir a la playa, los boquerones, las noches en “El Liceo” y el buen tiempo, aunque tampoco haga falta evitarlos, por supuesto.

lunes, abril 12, 2010

Medina del Campo III. Capitalismo. Una historia de amor.


El desayuno se pasa rápido cuando los vídeos de Javier Rebollo están a mano. Ojo a sus comentarios sobre la sistematización del azar y "el maldito Aristóteles". Demasiado entusiasmo, disculpa alguien. No daré nombres. En lo que a mí respecta, ha sido un día de descansar de nombres. Un día de comprar muchos periódicos y disfrutar del sol en una terraza de la Plaza Mayor durante horas. Xavi y Messi. Messi y Xavi. Nuevos entrenadores para el Madrid. Muy bien. ¿Y cuántos puntos esperan conseguir con el nuevo entrenador? Porque con este han batido el record...

Hago tiempo para ver "Capitalismo", de Michael Moore. En rigor, podría haberme marchado hace ya tiempo y estar leyendo los periódicos en Madrid, pero quiero ver el documental y tampoco tengo mucha prisa por volver, la verdad. Tengo una relación de amor-odio con Moore. Creo que le pasará a cualquier persona inteligente. Moore es muy pasional en lo que defiende y tremendamente ingenioso. Sabe preguntar y desde luego sabe argumentar sus posiciones aunque caiga en demagogias intolerables muchas veces. Es un tipo brutalmente divertido, que funciona mejor dejando hablar que empeñándose en colocar La Internacional en los títulos de crédito o haciendo él mismo comentarios ad-hoc en sus propias películas.

"Capitalismo. Una historia de amor" es un excelente documental sobre el capitalismo salvaje. Moore mezcla conceptos continuamente, de manera que uno no sabe bien cuándo está hablando de liberalismo, neoliberalismo, capitalismo, plutocracia... como si todo fuera lo mismo. La aparición de Cristo y el catolicismo como factor de salvación frente al mal del dinero y los bienes terrenales me parece tremendamente ejemplificadora de lo que es determinada izquierda. Hay mil claves en ese documental que podrían dar muchísimo juego a alguien más inteligente que yo. Por ejemplo, tú.

Pero sobre todo, en la película hay personas. Moore es muy bueno eligiendo personas, porque al fin y al cabo personas somos todos -menos Bender, que es cosa- y, bueno, todos tenemos una casa y una familia y queremos un trabajo digno y nos rebelamos ante las injusticias de los poderosos. Algunas de las cosas que denuncia Moore en su película son más que escandalosas. En general, la América que nos presenta, es una selva irreconocible. La América que nos propone, y que no sabemos si es algo nuevo y progresista, o al revés, algo conservador, reaccionario y de vuelta a determinados orígenes social-religiosos, queda difusa.

Ya digo, poner "La Internacional" en los títulos de crédito e inmediatamente después una canción country sobre Cristo me parece un maravilloso resumen de algo. Aún no sé exactamente el qué.

Recomendable, en cualquier caso.

Después de la peli, aún es de día. Se me hace rara la primavera después de tanto invierno. La ciudad está llena de carteles de Teresa Rabal y a la chica del hotel no le importa que use el ordenador aunque ya no sea cliente. Es domingo por la mañana en un pueblo de provincias. Todo muy Delibes. El capitalista capitalino coge sus dos mochilas y camina escuchando a La Cabra Mecánica hacia la estación de tren sin saber si volverá el jueves o el sábado o el año que viene.

Algunas cosas cambian, otras no.

Medina del Campo II. Antes y después de un Real Madrid-Barcelona


Tengo la sensación de que Alex Montoya está esperando algo irónico y malvado y esa presión me puede, la verdad. Veremos lo que puedo hacer, es probable que fracase, o que lo deje todo para el blog de Ana Boyero, si es que ella quiere.

Álex Montoya, su mujer y su hijo Martín en la recepción del Hotel La Mota mientras yo hablo con ese clásico de los recepcionistas que es José Luis, un tipo singular, sin duda. A la vuelta de las Conversaciones en el Balneario. Bastante interesantes, por cierto, con ese punto llorón del cine visto desde fuera, ese "nada es suficiente, tienen que darnos más" que no deja de hacernos gracia a los músicos y a los escritores. Por supuesto, los gastos no son los mismos. Tampoco los beneficios. Y de ayuda pública, ni hablamos. Yo entiendo que tiene que haber cine, incluso entiendo que tiene que haber distintos tipos de cine y no solo el comercial, pero este rollo de pretender que el Estado cubra absolutamente todo me resulta asombroso.

Uno de los ponentes, muy serio, cita a académicos de los años 40 para apoyar su tesis de que el problema es que en España "el cine no está considerado cultura". Lara, de Radio 3, salta con toda educación: "¿Y entonces, la música? Porque los conciertos de Radio 3, que es lo único que echan ahora mismo en televisión van después de la película". ¿Qué subvenciones tiene quien quiere montar un grupo o una discográfica? ¿Qué subvenciones tengo yo si quiero escribir una novela o un editor si quiere publicármela o un librero que quiera ponerla en su tienda? Todos queremos lo mejor para lo que amamos, pero quejarse todo el rato, por todo, de verdad que es agotador.

Vamos, que estoy en la recepción y estoy calentito y subiendo el post que tienen más abajo sobre Medem cuando llegan Álex y su mujer y Antonio Sempere y nos vamos a la Plaza, donde he mandado hace nada a Macarena Gómez, Javi San Román y Aldo. Me encanta Macarena y su facilidad para reconocerme y no saber de qué. Ella cree que me lo tomo a mal, pero no, es así. Cualquiera que la conozca, lo sabe, y yo lo asumo. Macarena además tiene hoy un enorme problema. Dos enormes problemas: uno es el sueño, que se hace palpable en las proyecciones de cortos de las 5 y de las 8. El otro, es que es la única madridista del grupo.

Empecemos por el principio: cortos de las 5. Pésimas proyecciones. Ninguna culpa de los realizadores: el proyector está desenfocado o sucio, no sabemos bien, y el sonido es desastroso. El corto de Macarena y Javi, "Esto no es amor", paga las consecuencias aunque lógicamente no es el único. Me pregunto si el Jurado llega a ver una copia de los cortos antes o después de la proyección porque si la única referencia que tienen es la de los pases del Coliseo, es imposible que se puedan hacer una idea. Sea por eso o por nuestra manía de elevar listones, la sesión tampoco nos convence. A Álex le gusta bastante "El cortejo", de Maria Sereseki; a mí, Leticia Dolera en "Fábrica de muñecas". A los dos nos llama mucho la atención, para bien, la estética choni-almodovariana de "Burbuja", de Pedro Casablanc y Gabriel Olivares, diría que mi favorita del pase.

A las 8, Álex no está tan distendido porque estrenan "Marina", su corto. No solo lo proyectan sino que lo estrenan. Marina es una historia simple, como todas las de Álex, basada en una buena puesta en escena, unos buenos diálogos y un extremo cuidado de los detalles y la actuación. Puede gustar o no, pero es irreprochable. A mí, además, me gusta. Lo siento, Álex, sé que te gustaría una buena gresca aquí, pero no va a ser posible. Prueba con Guacamolo. También me gusta "La historia de siempre", de José Luis Montesinos, con un magnífico Miguel Ángel Jenner y "Amona Puts!" una locura en euskera muy resultona. "El vendedor del año", de Cote Soler, también pasa la altura.


Y en esas, Javi y yo nos vamos corriendo de la sala y buscamos un bar para ver el partido. Me deja elegir y yo elijo el Coco ´s -ayer, la camarera, un año después, me miró a los ojos y me dijo "¿un descafeinado de sobre, verdad?", yo le contesté que no me podía creer que se acordara y ella volvió a sonreír, dijo "de ti sí me acuerdo" y a mí me pareció precioso-, que tiene pantalla grande y dos sofás colocados para ver el partido bien cómodos.

Además, no hay nadie. Solo nosotros.

Y Macarena y Aldo, que llegan más tarde y miran alrededor decepcionados. Quieren ambiente.

Nosotros no queremos ambiente sino que queremos analizar como sabios si Alves debería jugar o no de extremo, la conveniencia de colocar a Messi como delantero centro en vez de como media punta, si Keita es hombre para banda o no... hasta que cae el primero y luego cae el segundo y todo se desarrolla con una placidez casi hasta aburrida. Somnolienta. Un respiro, nada más. En el Continental esperan Montesinos, Montoya, Sergio Barrejón y una gente andaluza muy divertida. No saben si ir al rodaje de Esteban Crespo y Aida Folch -al final, va a resultar que...- o ir al Flanaghan a bailar indie.

Mientras lo deciden, yo me voy a mi hotel.

Medina del Campo I. Los sospechosos habituales


A las cuatro de la mañana debería estar agotado, pero sigo inventando historias de vampiros que tienen a Emiliano de protagonista. Aida Folch quiere dirigir su primer corto y la organización le ha ofrecido que lo haga, pero en 24 horas, para la maratón. Estamos a la salida del Cafetal: dentro hace mucho calor, fuera hace un moderado frío. Estamos los de siempre, más o menos, haciendo un breve recuento: Mar Muro y sus lolitas, Esteban Crespo, la citada Aida y alguno de los miembros del jurado de cine, pero no Cristina Teva.

Se puede ser guapa y luego está Cristina Teva.

Se puede ser guapa y luego está Aida Folch.

En general, el mundo del cine está lleno de gente guapa, da gusto.

Eso, quizá, mitiga el cansancio de la entrevista apresurada a Medem, el tren apresurado hasta Medina, la ducha apresurada, la hamburguesa apresurada, el vistazo apresurado a mi propio nombre en el catálogo -una sensación absurda- y el primer visionado de cortos de las cinco, con un nivel bastante bajo, si he de ser sincero. Por ser positivos, destacaré "Yanindara", de Luis Quilez y algunas cosas de "Notes on the other", de Sergio Oksman. "Pichis" de Marta Aledo ya ha sido suficientemente destacado con anterioridad. Un valor seguro.

Mitiga el cansancio de la ceremonia de inauguración, la presentación de jurados y jurados con currículums extensísimos -incluyendo a Guadalupe Lancho, mi Guadalupe Lancho que tantas alegrías me va a dar-, del visionado de dos buenos cortos: "Mi otra mitad", de Bea Sanchís y "Una caja de botones", de María Reyes Mitiga el aburrimiento e incluso el cabreo con el discurso de Juan Vicente Córdoba, productor de este último, y que no solo se arroga unos quince minutos de la gala como si fuera suya sino que juega a eso tan habitual en el mundo cultural de defenderse atacando, es decir, no solo dice que su corto es buenísimo -que, por cierto, lo es- sino que lo justifica a base de criticar las propuestas de los demás -esos cortos que, según él, no dejan de proyectar porque son fáciles y luego van a los Oscars, dicho con un desprecio absoluto-.

Se puede hacer cine como María Reyes o como Juan Vicente Córdoba y se puede hacer cine como Nacho Vigalondo o Borja Cobeaga. No veo por qué una cosa tiene que quitar a la otra. El empeño por dividir y restar...

En fin, el sujeto de estas distintas oraciones ha quedado un poco atrás, así que lo recupero: la belleza de Aida Folch (y la de Cristina Teva, decíamos) mitiga la huida antes del pase de la película de inauguración para poder ver "El orden de las cosas", con Manuela Vellés y la colaboración como ayudante de dirección de David Casas, un tipo estupendo, buen amigo y que se ha currado algunas de las escenas subacuáticas más acojonantes que he visto en un festival de cortometrajes. Ese corto y "Lost" (Perdido), que me decepcionó un poco, quizá porque esperaba mucho. Estas cosas pasan.

Y del pase al autobús y a la bodega e intentar asaltar sin éxito a Elena Anaya porque aquí Elena Anaya es medio festival, y con razón, y además no nos conocemos de nada, así que, bueno, yo intentarlo, lo intento y le comento lo de Medem y las cosas buenas de "Habitación en Roma" pero me quedo con las ganas de decirle más porque, en fin, Elena Anaya es el mito erótico de una generación desde que salió haciendo topless en "Familia", y eso lo sabe y probablemente le aburra y le canse sobremanera. Así que no se lo digo. Así que ella se va con sus padres.

¿Y nosotros? Autobús de vuelta, pero no al Flanaghan este año, por algunas cuestiones burocráticas que me son ajenas pero me valen. Vamos al Cafetal, ya digo, calor dentro y algo de frío fuera e ideas disparatadas sobre directores de festivales vampirizantes. A determinadas horas, lógicamente, el disparate es lo único que queda en la cabeza.

sábado, abril 10, 2010

Entrevistando a Julio Medem


Llega con una bicicleta plegable y la deja en un rinconcito de la librería Ocho y Medio. Saluda al equipo de TCM y el propio equipo de TCM me lo presenta. Julio Medem. Algunos detalles que quizá sería interesante saber sobre mi relación con el cine de Julio Medem: vi "La ardilla roja" con 15 años y me enamoré perdidamente de Emma Suárez. Un personaje de mi novela, de hecho, se llama Jota; vi "Tierra" con 19, y puede ser que me cambiara la vida. Puede que esté exagerando. Me aprendí los diálogos de memoria y me empeñé en ser Carmelo Gómez y seducir a Silke; "Los amantes del círculo polar" me pareció una película preciosa porque yo estaba muy enamorado y necesitaba creer en las casualidades. Tengo un poster de la película encima de mi cama.

Luego vino "Lucía y el sexo" y una serie de películas que no me han entusiasmado, pero sin ese nombre -Lucía- en su título probablemente yo no hubiera tenido novia durante un año y medio.

En fin, cosas que uno no le puede contar sino insinuar. Medem es alto y fuerte. Muy vasco en todo menos en una voz dulce y casi con miedo a molestar. Yo también tengo miedo a molestar así que hacemos una excelente pareja. Yo, además, y me lo repito constantemente, he entrevistado a Robert Rodríguez, con sus dos metros y su acento sureño y su sombrero de cow-boy y esa manera de no mirarte para perdonarte la vida. ¿Cómo me va a intimidar Medem?

Afortunadamente, él también está a otras cosas y sin ningún interés de intimidar a nadie. Es una conversación bonita. Como repasar la propia vida. Una vez me enamoré de una chica una noche -una sola noche, me refiero- porque se sabía los diálogos de Medem. Lo nuestro no fue una "Habitación en Roma" pero con el paso del tiempo y una adecuada gestión del olvido, puede que se parezca.

La noche en que cambió mi vida y esto no es ninguna exageración en absoluto. Simplemente fue así. Podría haber sido de cualquier otra manera, pero fue así. Julio no sabe si llamarlo destino o casualidad. Despliega la bicicleta, se despide y se va.

viernes, abril 09, 2010

Moby-Porcelain



Yo no siempre he estado en plena crisis sentimental, pero es cierto que siempre he fantaseado con estar en plena crisis sentimental. Ich liebe dich nicht, du liebst mich nicht. Por eso repetía todo el rato aquella frase final de la canción de "La Playa": "So this is goodbye... this is goodbye". A mí todavía me estremece escribir una frase así, mucho más decirla. Saber que esto es un adiós, que esto es el adiós, que se acabó, percibir el principio y el final de las historias. Un don prodigioso, aterrador.

Saber despedirse.

Yo no siempre he sabido despedirme pero siempre he fantaseado con saber despedirme, incluso aunque fuera con una mirada fija de desprecio, un salivazo al suelo y una especie de "Frankly, my dear, I don´t give a damn". No sé si Moby quería contar todo esto, porque lo que yo cuento, para variar, es rencoroso y a mí Moby siempre me ha parecido una especie de Macaco calvo. El rey espiritual del buen rollo y el chill out. Paraísos perdidos.

Eso no quiere decir que "Play" no fuera un pedazo de disco. No solo un disco para bailar, sino un disco que te movía algo por dentro. Una especie de inocencia rota, con esa cara de huerfanito -sí, como tu cara de huerfanita- intentando pasárselo bien con los juguetes del Ejército de Salvación. "I´m gona find my baby", "Why does my heart feel so bad?" y finalmente ese "Porcelain" que estéticamente me temo que siempre irá vinculado a Leonardo Di Caprio perseguido en ua jungla, qué le vamos a hacer.

Eran los tiempos del entusiasmo fin de siglo. Recordad esto que ya os he contado antes. No sé por qué razón, Moby siempre me pareció el hermano triste de Fatboy Slim. Vaya tipo, Fatboy Slim. Debería hacer un post solo sobre el vídeo de "Praise you", pero no creo que tenga tiempo. O sobre "Funk soul brother". O incluso el remix del "Because we can can can", incluido en la banda sonora original de "Moulin Rouge". Un tipo de entredécadas, Fatboy Slim.

No diría lo mismo de Moby. Aun a riesgo de que alguien me intente convencer de lo contrario, Moby fue un one-hit wonder o un one-long play wonder, si prefieren. Me pongo pedante, lo sé. Después de "Play" para mí no hubo nada. That was goodbye.