jueves, septiembre 25, 2008

El discreto encanto de la clase media

Es complicado ser clase media fuera de clase, aunque pasen los años aquí -ya, seis- y poco a poco el círculo de amistades se vaya ampliando. Conforme avanzan los días, da la sensación de que la gente en vez de abrirse se cierra más, como que ha perdido euforia, entusiasmo y cuenta los días hacia atrás, se centra en sus cosas, sonríe mucho menos.

Uno no sabe bien qué hacer, si saludar a la gente que quiere conocer o no. Da la sensación de que la gente a la que quiere conocer no quieren ser conocidos, que están hartos de ser conocidos, saludados, fotografiados... Que están hartos de una sucesión de nombres que ni consiguen recordar ni tienen el más mínimo interés.

Por ejemplo, esta mañana, Juan Luis Cano, de Gomaespuma, un ídolo de la infancia, dándome la espalda en mitad de la conversación, tanto, que un tipo de la productora se acercó a mí interesado para seguirla, por educación. Supongo que es el cansancio. Todos tenemos derecho a estar cansados, pero, bueno, hablar del Atleti y de "Camino" tampoco requiere un esfuerzo...

Leonor Watling y Jorge Drexler hablan con David Trueba a la salida del Principal, después de ver "Nido vacío", una película argentino-española más que aceptable y que recuerda demasiado a "Swimming Pool". El caso es que el primero o el segundo día, yo me acerqué a Jorge, porque, bueno, él conoce mucho a mi tío Pancho, y a mí me gustan algunas de sus canciones y escribí un relato sobre una chica con la que iba a un concierto suyo -inspirado en un hecho real- y él sonrió efusivo, mandó abrazos y me dio su dirección para que le enviara el relato -"mándamelo, mándamelo", dijo-.

Y una semana después, los tres están ahí y uno tiene la sensación de que no sería tan grave acercarse y preguntar. Cosas típicas: qué tal la película, de entrada, cómo va el festival. Felicitar a Leonor por su embarazo... Pero no. Detesto molestar, supongo. Jorge nunca contestó el email -no lo hará- y aunque le miré cuando pasaba a su lado en busca de un posible reconocimiento, no me atreví a pararme. No tenía demasiado sentido.

Lo que quiero decir es que, a veces, esto del famoseo parece divertido, pero no lo es. Precisamente, porque es famoseo. Porque ellos son famosos y ¿tú quién eres? Clase media. Un escritor-periodista mínimamente conocido de familia medianamente ilustre. Un encanto discreto. Que sí, que luego llega Marian y es todo sonrisa y atenciones, pero estaría bien que hubiera algo más de comunicación entre los que estamos ahí por una pasión común: el cine. Que no fuera tan difícil acercarse. Que se acortaran las distancias. No nos vamos a hacer amiguitos todos ahora, desde luego, pero...

En fin, a la clase media le queda la clase media, y eso está bien. Le queda Emiliano -que es más bien clase media-alta, pero que se porta como un padre, porque, dice, "él también ha tenido que pasar por esto de pedir favores"- y le queda Marian, ya lo he dicho, y alguien más habrá, supongo. Los círculos cerrados es lo que tienen, supongo. Y yo me ahogo con mucha facilidad.