lunes, mayo 12, 2008

Y no bajamos, coño, no bajamos


No he contado nada del viaje a León. Mal por mí, pero no tendría palabras: un viaje sensacional, esa euforia casi religiosa de sentirse parte de algo: padres y niños con bufandas y camisetas por una ciudad medio vacía y lluviosa, las mil canciones nuevas, las mil antiguas y un partido tranquilísimo, para regodearse cantando lo de "Help, ayúdame" pero en versión demente irreproducible en un blog para todos los públicos.
Sí quería comentar un par de cosas sobre el Estudiantes en sí: sobre su afición, y sin ánimo de chuparnos las pollas (vaya, otro comentario irreproducible que se me ha escapado), decir que ha sido impresionante y que para más de uno habrá sido una lección. La afición estudiantil se había acomodado. Se había acostumbrado a las semifinales de los Play-offs, a las finales europeas, a las Copas del Rey... Eso es una cosa cíclica y el último ciclo ha durado casi 20 años, es decir, una generación.

Ahora, creo que se volverá a valorar el esfuerzo de cada partido, cada victoria, y volveremos a disfrutar. Insisto, es importante saber quién manda en el club y esas cosas, pero no se puede convertir en una obsesión. Los gritos convencidos de "Directiva dimisión" al final del partido de León fueron innecesarios. Era momento de celebrar y de celebrar todos. Vamos a confiar en que todos rememos en la misma dirección y nos saquen de una situación insostenible en la que nos metieron precisamente los de "directiva dimisión" de hace tres años...

Otra cosa importante, para los aficionados: es hora de valorar a los jugadores medios. La historia del Estudiantes se ha construido sobre los jugadores medios. En los últimos 20 años, de Estudiantes han salido Alfonso y Felipe Reyes, Alberto Herreros, Nacho Azofra, Juan Antonio Orenga, Carlos Jiménez, Sergio Rodríguez... Campeones del Mundo, jugadores excepcionales y alguno de ellos incluso en la NBA. Bien, eso no es lo normal. Lo normal son los Miso, los Sergio Sánchez, los Beirán, los Carlos Suárez... A este último le ha devastado el hecho de que no se tuviera ninguna paciencia con él. Se han dicho barbaridades sobre él. Y no las ha dicho sólo la prensa, las ha insinuado el entrenador anterior y buena parte de la afición en distintos foros.

Todos querríamos que cada jugador de la cantera tuviera nivel NBA, pero eso no es posible. Si lo que viene es Granger, Suárez, Driesen, Clark y Torres, habrá que "quererles como son", no como fueron sus antecesores...

Cambiando de tema: el entrenador... Su actuación no se puede medir por los resultados. El registro final (11-13) es aceptable, pero no vamos a obviar que le tocó la parte fácil del calendario y que Mariano de Pablos se comió el marrón de las diez derrotas consecutivas ante equipos de muy alto nivel.

Aparte de eso, la gestión de la plantilla de Perasovic ha sido desastrosa. Como si no estuviera ahí. No ha tenido ni una idea clara en toda la temporada. Ha tardado tres meses en enseñar una jugada en ataque, que consiste en que se la den a Pancho Jasen o Carlos Suárez en el poste bajo y ahí inventen. Sus defensas zonales eran desastrosas. Sus broncas a los jugadores, desmedidas. Sus cambios justo tras un error, innecesarios y muy dañinos para la moral de dichos jugadores.

Ha ido dando bandazos toda la temporada. Trajo a Morandais en lugar de Urtasun, nadie sabe por qué. Luego le echó. Suárez pasaba de jugar cinco minutos a jugar 30, a jugar cinco otra vez. Gonzalo Martínez no jugó durante siete partidos seguidos y acabó más de medio partido en cancha justo en los dos encuentros decisivos. Su sustituto, Walker Russell Jr. no era mejor siquiera que Jayson Granger, el base del segundo equipo. Aun así, lo mantuvo en cancha.

Se empeñó en el fichaje de Oriol Junyent y lo mandó al banquillo al segundo encuentro. No volvió a jugar más de diez minutos ni una sola vez. Jesse Young pasó a ser un comparsa aunque el rendimiento de Torres y el propio Junyent dejaba mucho que desear. Durante muchas jornadas era imposible saber quién iba a jugar y cuánto. En un momento dado decidió quedarse con una rotación de ocho jugadores y exprimirlos al máximo. Haced lo que podáis, chicos, el resto no vale para nada.

Y los chicos hicieron lo que pudieron y ganaron tres partidos seguidos y se salvaron. Ahora, Perasovic se cuelga medallas. Inmerecidas, por supuesto. Si estamos en la ACB el año pasado será porque:

A) La afición no se ha rendido nunca

B) Algunos jugadores -sobre todo Sergio Sánchez, Carlos Suárez, Pancho Jasen y Florient Pietrus- han dado un paso adelante "por sus cojones"

C) La directiva consigue arreglar mínimamente la situación económica antes de julio. Lo justo para que nos dejen inscribirnos. Aún está por ver.

De momento, lo que hemos vivido, que nos lo quiten. Imposible. Van 60 años ya.