jueves, diciembre 31, 2009

Yo sobreviví a 2009


Pensé que este año había sido especialmente movido hasta que releí el resumen de 2008. Ahora, no sé qué pensar, la verdad. Supongo que la conclusión es que llevo al menos tres años viviendo exageradamente deprisa y que mi cuerpo se queje no debería resultar ninguna sorpresa. Y se queja, vaya sí se queja. Me deja acabar novelas -o hacerme la ilusión de que las acabo- pero se queja. Pronto nos llevaremos mejor.

Al lío.

En 2009, empecé diversos trabajos, o más bien los recomencé. En San Fernando de Henares y en Notodo.com, fueron unos primeros meses de conciertos y presentaciones: Rafa Pons, Álex Martínez, Lantana, Emite Poqito, María Blanco... Cuando éramos reyes. Leí relatos en el café Moliere, cortesía de la asociación Acubo y terminé por fin "La crisis", un título que pretendía ser original, incluso premonitorio y que en pocos meses se ha quedado anticuado. Por cierto, el libro está aún sin publicar. Si es usted editor, todavía está a tiempo, amigo.

Pasé mucho frío en Salamanca, que es algo previsible si uno va a Salamanca y mucho calor en el Búho Real descubriendo a Patricio -hay cosas que parece increíble que queden a solo diez meses de distancia-. En general, las noches del Búho Real, que venían a sustituir de alguna manera a las de la Ronería, incluso a las del Honkey, dejaron muchas sorpresas muy positivas.

En 2009 hubo elecciones otra vez. Vascas , gallegas y europeas. Obviamente, también hubo seguimiento minucioso, incluso obsesivo. Como cada año, me fui al Festival de Medina del Campo, esta vez a lo grande: diez días seguidos y con proyecto de cortometraje bajo el brazo. No fue el único festival, claro. Al mes, me fui a Málaga, a intentar competir en alaridos con Hugo Silva y Mario Casas, resbalando por una ciudad mojada, cambiando de hoteles cada dos días y conociendo a Irene de Lucas, una excelsa cortometrajista.

En Málaga, conocí a Tali y a César de Freek! Eso abrió otra vía de colaboración que empezó con Zahara. La colisión con Zahara era inevitable y se produjo en 2009, justo cuando yo empezaba a trabajar en otra ciudad y les hablaba a mis alumnos de "the swine flu". ¿Se acuerdan de la gripe porcina? Iba a acabar con el mundo. El mundo y su ilusión desbordante por destruirse. Sencillamente, no fue posible.

Sigamos: en 2009, vi al mejor equipo de fútbol de mi vida y por lo tanto los mejores partidos. En Liga, en Copa, en Champions y así sucesivamente. No sólo eso: Federer ganó Roland Garros y España ganó el Eurobasket. ¿Quieren algo más? Un español ganó la NBA con los Lakers y Contador ganó el Tour. Ver para creer.

En junio, justo durante un concierto de Pablo Ager y en un claro intento de robarle protagonismo y acabar así con el pique que mantenían desde hace años, Michael Jackson murió. De hecho, la gente no ha dejado de morir en todo el año, acabando por Iván Zulueta y dejando en medio a muchísima gente, incluídos Antonio Vega, Andrés Montes , López Vázquez o el mismísimo Pirulo. En demasiadas ocasiones, me he sentido un escritor de obituarios, como Jude Law en "Closer".

Aroa presentó libro. Un libro precioso. Tan precioso que nos animó a presentar nosotros mismos el nuestro. "Nosotros" somos los chicos del taller y sé que no es un buen año para hablar de la gente del taller porque les tengo muy abandonados, pero quiero pensar que algún día volveré, al 100 por 100 y les recompensaré por todo este tiempo de espera. Tampoco es que estuviera sin hacer nada. Ya antes de verano andaba con "La estética del francotirador", mi primera novela, y a día 31 estoy trabajando en el penúltimo capítulo, así que al menos ha merecido la pena.

A partir de aquí, la cosa enloqueció por diversas razones: físicas y de agenda. Normalmente, en vacaciones se descansa. Bien, yo empecé las vacaciones en el Hotel Lichis, las seguí en Benicassim, las continué rodando un cortometraje en dos días y acabé pasando un mes entero en EEUU, de punta a punta. Para los interesados les recuerdo que pueden descargarse el diario de viaje en mi página web.

Cuando volví mi piso se estaba inundando, pero no recuerdo que haya enlace de eso.

Al día siguiente de acabar todo eso, tuve que volver a empezar. En Ciudad Lineal aún. Luego en Rivas Vaciamadrid, finalmente en Torrejón, donde se supone que sigo a falta de confirmación oficial. No fue fácil, claro. Nada fácil. No era el mejor momento para empezar nada, pero aun así empezamos y aguantamos todo lo que pudimos. Se acabaron los conciertos, con contadas excepciones, pero es que Mai Meneses es mucha Mai Meneses.

En 2009, visité San Sebastián muchas veces. Para ver películas y para ver terapeutas (revisen todos los enlaces anteriores y díganme si ustedes no necesitarían también un terapeuta). Siguiendo mis instintos suicidas, acepté ser miembro de un comité de selección de cortometrajes en vídeo, lo que supuso unos 250 visionados, pero tuvo el premio en forma de viaje a Almería, charlas con Óscar y con Burque, mañanas pasadas al sol ante un mar agresivo.

El ángel valenciano volvió, otro par de días, y se volvió a ir. Yo escribí algo sobre chicas fantasmas en algún otro lado. Luego entrevisté a Rodrigo Fresán, que era un poco como entrevistarla a ella. Claro que a ella ya la había entrevistado antes.

Hice más cosas raras, muy en mi estilo: cené junto a Rodrigo Rato, aunque eso no fue solo mérito mío sino de Ana Boyero, empecé a escribirle cartas esféricas al mejor periodista que conozco, José María Albert de Paco, y rendí un sentido homenaje a José Sazatornil, "Saza", antes de que fuera demasiado tarde. Además, me operé o algo parecido y la única conclusión que sacaron era que tenía que volver a operarme y entonces ya sí que podría hacer todo eso de ahí arriba y además disfrutarlo.

En 2009 llegué a demasiadas ciudades y demasiado solo. Si algo tuviera que cambiar de 2009 sería la soledad, pero eso no es algo que dependa de uno mismo, por definición. Por mucho que uno se empeñe en cerrar bares decadentes. En 2010 el objetivo sería descansar y no tener material ninguno que mostrarles dentro de un año. Esa sería una excelente noticia.

Pero en 2010 voy a publicar novela y estrenar corto y quién sabe qué pasará con el libro de relatos, así que no tiene pinta de que eso vaya a ser posible. De momento, disfruten de las horas que quedan de 2009 y entren lo mejor que puedan en el siguiente año. Yo, de momento, me he rodeado de la mejor compañía. Feliz Año.

miércoles, diciembre 30, 2009

La muerte de Iván Zulueta


Iván Zulueta aparece al margen, de nuevo, como una noticia más dentro de la estructura del periódico digital. Entre una foto enorme de Arturo Pérez Reverte y otra de La Oreja de Van Gogh. Debajo del Telescopio Hubble y encima de una serie de consejos económicos para el nuevo año.

A nadie le escandaliza que Juan Rulfo sea una de las grandes figuras de la literatura en lengua española del siglo XX después de haber publicado solo una novela y unos quince cuentos, pero luego nos olvidamos por completo de Iván Zulueta porque ahora mismo el que no sale en la foto, no existe y, después de "Arrebato", el director vasco no había vuelto a rodar nada con un mínimo de éxito.

De hecho, vivía en bata y en casa de su madre a los 60 años, según conocimos gracias al formidable documental "Iván Z." de Andrés Duque.

Obviar "Arrebato" es mucho obviar. No sólo es una película generacional -1980, el año nostálgico por excelencia- sino que es una obra de arte de una contundencia y enigma difícil de igualar: Cecilia Roth bellísima, Eduardo Poncela seductor, incluso Antonio Gasset o Luis Ciges apareciendo como secundarios y el vampírico Will More dominándolo todo con sus susurros y sus actos inexplicables, su submundo de loco dentro de un universo de locos. La heroína. El cine. Las metas que nunca alcanzaremos.

Almodóvar era la cara A de la Movida y "Arrebato" era la cara B. Ni siquiera era la movida, era cualquier otra cosa. Algo que no se podía nombrar ni etiquetar ni mucho menos vender. Algo llamado a pasar al olvido, o casi.

Discutir sobre si Zulueta era un genio o no sería una cuestión tortuosa. Yo me inclino a pensar que sí, pero admito que alguien se oponga y que diga que "Arrebato" solo fue una película pretenciosa sobre un montón de jóvenes haciendo el idiota. El idiota pretencioso, además, que es la peor clase de idiota. Lo que me niego es a aceptar que fue un director menor. Un director entre Reverte y la nueva niña mona de La Oreja de Van Gogh. Hasta ahí podíamos llegar.

Supongo que esta noche pondrán la película en algún canal, como homenaje.

Empiezo a estar harto de homenajes. Alguien -no sé quién- podría haber hecho algo -no sé qué- antes.

Tumbado en Barcelona



Dani y Deborah se van y me dejan con mi mochila y mi abrigo negro en una de las tumbonas de piedra que pueden ver más arriba. Hace un calor considerable, en torno a 20 grados, bochorno casi. Hay familias jugueteando, la mayoría turistas. Me tumbo y saco mi libro de Agassi y por un momento todo es perfecto porque estamos el mar y yo y qué más se puede pedir. No solo eso: a mi lado, un señor tiene puestos a los Beatles. Todo empieza con un murmullo de "Here comes the sun" y luego pasa a "Nowhere man" y cuando se va me dan ganas de decirle que no, que se quede, que le echaremos de menos.

Decido poner yo mi propia música. "Suzanne", de Leonard Cohen. Estoy tumbado con la mochila entre las piernas, el libro entre las manos -vamos ya por 1997-, el mar delante, un principio de atardecer y me echo a llorar mientras escucho a Leonard Cohen y me acuerdo -asociación improbable- de Atenas.

Al rato empieza a llover. No mucho. Lo justo para cerrar el libro y guardarlo pero no suficiente como para irse todavía. Los espigones se suceden. Enfrente, la mitad de las ventanas de la Torre Mapfre ya están encendidas. Me pregunto, igual que en Almería, si la gente de aquí se llega a acostumbrar a esto y me temo que la respuesta es que sí.

Esta es una perspectiva nueva, por eso me gusta. Las primeras perspectivas fueron las del barrio Gótico y luego se intercambiaron por una mezcla de Les Corts y Gràcia. Ahora es el Port Olimpic, cortesía de Sandra, Dani y sus paellas. Tengo la arena de la playa a mis pies pero llueve cada vez más y mi tren sale en dos horas. Calculo mal los tiempos y las distancias aquí. Han sido dos días agotadores, no sabría explicar por qué.

Quizá, simplemente, me haya costipado o algo así.

martes, diciembre 29, 2009

Perdido en Barcelona



Ana y yo llegamos a Sants y nos sentimos felices. De repente, recuerdo lo que es llegar a una ciudad con alguien, una costumbre muy sana que he abandonado por razones ajenas a mi voluntad. Compartimos media calle Numancia y ya nos separamos. Hacemos fotos de nosotros y de los hoteles. Por ejemplo, yo le hago una foto al NH Les Corts en mi tercera visita (1999: Tati, 2005: recuerdos de Hache en medio de una sucesión de entrevistas agotadoras).

Luego se vuelve todo surrealista. O aburrido, simplemente. Luego es todo una espera de no se sabe qué. Yo soy muy capaz de ir a Barcelona a no hacer nada, lo he hecho muchas veces. Recuerdo el verano de 2004 en el Tryp Apolo, paseando solo por el Forum, metido en mi habitación y escuchando conciertos de hip-hop en la plazoleta de abajo. Paseando por las Ramblas y mirando el mar desde los bancos del Port Vell.

Yo soy muy capaz de eso, pero esa no era la idea.

Y a estas alturas, todos ustedes saben que los cambios de idea me desconciertan y uno acaba preguntándose qué demonios ha venido a hacer aquí, total para leer la autobiografía de Agassi -un tipo alegre, Agassi, también, madre mía- en la cama de una habitación de hotel con la calefacción a tope. Hace sol fuera, es un excelente día, pero todo anda un poco confuso. Ana me preguntó en el tren: "¿Cuáles son tus planes de futuro?" -pongamos que la pregunta fuera esa, aunque no fuera textualmente esa- y yo no supe que contestar más que un ambiguo: "sé que me esperan cosas pero cosas que no espero, así que no sé qué puede ser".

Una frase muy de francotirador.

En fin, Workcenter de L´Illa. Ayer, magnífica cena con Pepe por el barrio de Gracia. Magnífica conversación y recuerdos y un montón de mensajes y llamadas absurdas por en medio y de nuevo la sensación angustiosa de que Internet ya tenía en Madrid y que de verdad no sé a qué he venido. Que tampoco es tan grave, porque al fin y al cabo -insisto- es una ciudad preciosa, debería darme tiempo a ver el mar y quizás a alguien -aún no lo sé- y en siete horas vuelvo.

Pero que no era la idea. Simplemente.

domingo, diciembre 27, 2009

Spanish Movie



Sólo como fenómeno industrial, "Spanish Movie" ya es interesante porque desmonta un mito: el cine español no le interesa a nadie y solo puede vivir a base de subvenciones injustas. Pues parece que no. Sea lo que sea "el cine español", que sería un debate eterno, sí que da la sensación de que puede llegar a interesar y que esas subvenciones han valido para algo. Para sacar a grandes cineastas que han conectado con el público. La  gente ya no huye cuando oye "película española". Al contrario.

Con el único reclamo del refrito y unos cuantos nombres televisivos minoritarios -Carlos Areces, Joaquín Reyes, Alexandra Jiménez...- el éxito de la película ha sido total: número uno en pleno mes de diciembre. No hacía falta ni Miguel Ángel Silvestre ni Hugo Silva ni Amaia Salamanca. Confirma el excelente momento que vive ahora mismo el cine español: solo en los Cines Princesa, sin necesidad de fijar por ley una cuota de pantalla ni nada de eso, había cuatro producciones de nuestro país.

Y recordemos que se trata de unas salas pensadas para películas en versión original subtitulada.

El público manda y el público reconoce: "El orfanato", "Mar adentro", "Abre los ojos", "Los lunes al sol", "Los otros", "Volver", "REC", "Alatriste" y "El laberinto del fauno", con algunos guiños a "Pagafantas". Amenábar y Almodóvar, pero no sólo Almodóvar y Amenábar. Si uno lo piensa bien, dentro de un año podrían hacer una segunda parte y reunir "Fuga de cerebros", "REC 2", "Ágora", la propia "Pagafantas" y el estreno primaveral taquillero que corresponda.

Solventada la primera ecuación, la de la cantidad, quedaba por resolver la segunda: la calidad. No todas las películas mencionadas son buenas aunque todas hayan sido taquilleras. Me parece intrascendente. No todas las películas italianas son buenas pero no hay un debate al respecto, se da por hecho. El asunto era saber si "Spanish Movie", aparte de reflejar algo que pedantemente podríamos llamar "el espíritu del tiempo", además era una película divertida.

Todo el mundo decía que no, y aún no sé por qué: a mí me gustó. Es exactamente lo que esperas. El refrito, las imitaciones, los cameos, algunos chistes fáciles y algunos muy currados, mucha postproducción, mucho absurdo, un montaje delirante... yo no digo que ese cine tenga que gustar, solo digo que se ha convertido en un género y que esta película no desmerece. Confirma además algo que sí es uno de los innegables puntos fuertes del cine español: tenemos excelentes actores y actrices. Prácticamente todos están perfectos y prácticamente todos se han curtido en la televisión.

Quizás sería momento de dejarse de prejuicios y afrontar la posibilidad de que el paradigma ha cambiado y punto. Al menos para la comedia, desde luego.

Cuando te permites el lujo de tener a Carmen Ruiz para que aparezca solo dos minutos es que la cosa va muy bien. Y creo que es para alegrarse. Por cierto, y hablando de secundarios, lo de Michelle Jenner es un escándalo. Si no saben a qué me refiero, que lo dudo, lean esto.

viernes, diciembre 25, 2009

Los mejores goles de la década

Con esto de las décadas no acabamos de aclararnos. Para mí, se pongan como se pongan los demás, las décadas empiezan en el 1 y acaban en el 10. Cuando acaba el 10, no cuando acaba el 9. Ahora bien, entiendo a los que vienen con "la década de los 80" y entonces tienen que empezar en 1980 y acabar en 1989, problema que les lleva a menudo a acabar los siglos en el 99 y disparates así.

En fin, que Factual está repasando lo mejor de la década de los 00. Yo intento explicarles que la década de los 00 no es la primera década del siglo, que el 0 por definición no es una extensión ni una duración, solo un instante. En cuanto empieza una cuenta hay que recurrir al 1. Pero ellos insisten. La década de los 00 y luego la de los 10 y así sucesivamente y Pepe y yo andamos ahí detrás de los diez mejores goles de la década, igual que otros recopilan libros o discos o fracasos económicos.

Y es un trabajo imposible -son tantos goles en una década- pero a la vez gratificante, porque ver goles es una tarea hermosa.

Así, en un par de días me he visto casi todo, creo: desde aquel gol de Raúl a pase de Redondo en Manchester hasta el gol de Ibrahimovic ante el Deportivo, para mí el mejor de lo que va de temporada. El problema es intentar transmitir sensaciones. Hay goles objetivamente bellos: jugadas individuales llenas de habilidad y talento, disparos descomunales a la escuadra... pero luego hay goles que emocionan por otras razones y las razones, ya digo, no son siempre fáciles de compartir en fútbol.

Por ejemplo, el gol de Grosso en el Italia- Alemania de las semifinales del Mundial 2006. Lucharé por que entre en la lista, pero entiendo que alguien diga "¿Y este es uno de los diez mejores goles de la década, mejor que el del tío que se chupa a medio Bayern de Munich y acaba metiéndola de tacón?" Pues sí. Porque era el minuto 118 de las semifinales de un Mundial. Porque jugaban contra el anfitrión y porque fue uno de los mejores partidos de fútbol que he visto en toda la década, si no el mejor.

No puedo dar listas ni poner demasiadas imágenes, porque el periódico se enfadaría con razón, pero al menos este gol déjenme compartirlo con ustedes. Es mi manera de felicitarles estas fiestas a las que, afortunadamente, en este momento, les quedan unas cuatro horas.

jueves, diciembre 24, 2009

Avatar


Discutir sobre el fondo y la forma nos puede llevar siglos. Además, es una discusión viciada, porque en realidad no son términos incompatibles. Uno puede dedicar quince años de su vida a desarrollar unos efectos especiales que le den más realismo a su historia y aun así tener una historia decente que contar.

Quizás ese debería haber sido el orden de James Cameron: primero encuentro algo que contar, luego la tecnología, y no al revés.

"Avatar" es una gran exhibición de nada. Es un popurrí en toda regla, tanto visual como narrativo: una mezcla de cosas de "Matrix", "La guerra de las galaxias", "Watchmen" y esos hermosos documentales de IMAX en los que dinosaurios hechos por ordenador y en 3D se persiguen unos a otros.

Básicamente, "Avatar" es una película de persecuciones. Una tras otra, siguiendo siempre un mismo patrón, con alguna escena explicativa intercalada.

Los problemas de Cameron -o su guionista- con los diálogos son alarmantes: parece que ningún personaje -por llamarlos de alguna manera- es capaz de decir dos cosas coherentes seguidas. Todas las conversaciones están compuestas por una frase, respuesta y chiste, o más bien comentario irónico. O eso o arengas a lo "Braveheart": monótonas, repetidas hasta la saciedad, sin ninguna sustancia, completamente increíbles.

El guión de "Avatar" avanza a base de improbabilidades. Eso tampoco es tan grave. Lo grave es que esas improbabilidades nos lleven a una insustancialidad tan extrema. El discurso de la película -porque sí, la película tiene discurso- viene a ser una reivindicación del "Un mundo feliz" de Aldous Huxley, con su amor a lo originario, lo primitivo, lo común, lo incivilizado y la mezcla actual de pacifismo, buenismo, ecologismo, espiritualismo... sin ningún ton ni son.

Desconozco los méritos formales de hacer una película así. No entiendo nada de efectos especiales. Valoro, por supuesto, sus efectos. Las persecuciones son espectaculares, al menos hasta la cuarta. No sé hasta qué punto revolucionan nada, si esto abre el camino a un nuevo modo de hacer cine o no. Lo que sí sé es que ya que andábamos abriendo puertas podríamos haber aprovechado para limpiar un poco la habitación y no llenarla de prisas, chistes malos, topicazos y un buenismo irritante.

miércoles, diciembre 23, 2009

Mi legado en Torrejón



El asunto no es volver a la adolescencia, eso está muy trillado. Cuantos más años, más ganas de volver a la infancia. Fiesta de fin de curso en la Escuela Oficial de Idiomas de Torrejón con panchitos, patatas, tortilla, gusanitos, música de Navidad, concursos literarios, gastronómicos... y combate a muerte entre departamentos en la competición de villancicos.

A alguien todo esto le puede parecer trivial y yo le entenderé, pero esperen que les ponga en antecedentes: inglés era un departamento vencido, arrasado, que venía de un tercer puesto indigno el año anterior (en Torrejón hay tres idiomas, sólo) y con un gran handicap: muchos profesores, muchos alumnos, difícil compenetración musical.

Sin embargo, ayer todos fuimos uno sobre la tarima del Salón de Actos. Sylvie escogió la canción; Pablo, María José y yo dirigimos los ensayos; Yolanda y Mai pusieron su entonación al servicio del grupo y para rematar Yoni, un alumno mío de Intermedio 1 (NI1, en la jerga) se trajo la guitarra y nos echó una mano rítmica importante. El resultado fue inmejorable. Una masacre en toda regla. Triunfo absoluto.

Ese será mi legado en Torrejón, ahora que parece claro que no volveré después de Navidades o que volveré a poco más que firmar mi cese: llevar a inglés a lo más alto del concurso de villancicos. Lo explicaré en mis Oposiciones: "Yo, fonética, poca, pero villancicos..." y pasaré una fotocopia de "Rudolph, the red-nosed reindeer" a todos los miembros del tribunal.

Por lo demás, las clásicas angustias: ¿Cuál será el siguiente destino? ¿Qué compañeros, alumnos, niveles, directores...? Torrejón ha sido una experiencia maravillosa en muchos aspectos. En general, casi todas las experiencias vienen siendo maravillosas y ya van seis. Todo eso después de las vacaciones, es decir -perdonen el exhibicionismo- a partir del 11 de enero. Antes, viajes a Barcelona y San Sebastián, cuatro capítulos para acabar una novela y los clásicos compromisos familiares.

Nada que les resulte extraño a ninguno de ustedes.

Pásenlo lo mejor que puedan.

lunes, diciembre 21, 2009

Herman Tertsch y El Intermedio


La facilidad de alguna gente para hacer el ridículo es asombrosa y cuando se juntan Tertsch y la gente del Intermedio aquello ya es una juerga del disparate, con nuevo capítulo que paso a contarles.

Antes, un breve repaso a los hechos: Herman Tertsch, ex columnista de "El País" reconvertido a articulista de "ABC" y presentador del telediario nocturno de Telemadrid, ingresa en el hospital hace casi ya dos semanas con varias costillas rotas y un pulmón encharcado debido a un golpe tremendo. La agresión coincide con un montaje de "El Intermedio" en el que se tergiversan unas declaraciones suyas sobre la lucha antiterrorista, lo que aprovecha Esperanza Aguirre para vincular montaje y agresión y culpar de la misma a los partidarios del Gobierno.

El montaje fue desafortunado, pero de La Sexta no se puede esperar mucho más. Agit prop.

El caso es que Tertsch está en el hospital como víctima de una brutal agresión partidista cuando se descubre que dicha agresión tuvo lugar a las 7 de la mañana en el Toni 2. Los que conocemos la noche madrileña y el garito en cuestión sabemos que es muy complicado que te peguen sin más en ese sitio. Y desde luego, por facha, no va a ser. También sabemos cómo es el cliente habitual del local a esa hora de la madrugada, pero puede que Tertsch sea simplemente un amante de la música tocada a piano y no necesariamente un borrachín buscando gresca.

Aparte, cada uno en su tiempo libre, que haga lo que quiera, ¿no?

Pese a las evidencias, Tertsch insiste en su lecho de sufrimiento: "Fueron profesionales, me atacaron por la espalda". Las investigaciones apuntan a que, efectivamente, fueron profesionales. Un profesional, al menos. Probablemente, de la prostitución. A mí eso no me interesa. Me interesa el ridículo pero no los detalles. Coincidiendo en el tiempo, Jose A. Pérez, en su blog, "Mi mesa cojea" finge una entrevista con Hermann Tertsch. Suele hacerlo y suelen ser divertidas. A veces, el gusto es dudoso, pero desde luego su sentido del humor es excelso.

En la entrevista fingida y como parodia del periodista -quien, por otro lado, se venía convirtiendo él mismo en una parodia- se reproduce este diálogo:

J: ¿Ya va recordando cómo tuvo lugar la agresión?

T: Vagamente. Sé que yo estaba documentándome entre el lumpen para escribir un ensayo sobre Zapatero cuando alguien que pudo ser un moro o un negro o un ministro o quizás un cineasta español me agredió por la espalda, como sólo los rojos y los inmigrantes saben hacer.

Ya digo que el gusto es dudoso, pero puede entrar dentro de lo que se considera "divertido". Lo curioso es que hoy mismo, en "El Intermedio" se da una noticia sobre Tertsch y su estado y se apunta a unas declaraciones del periodista a una página web. Estas declaraciones: " Por mis ideas me insultan mucho por la calle y pueden haber sido moros, antifascistas o gente normal del cine o de la SGAE". Obviamente, lo primero que pensé es "se la han colado, han dado como real la entrevista de Pérez y la han puesto como noticia".

Pues no. Las declaraciones son reales. Y las hizo en "La Razón" ni más ni menos. Ya digo que a mí los modos de "El Intermedio" y programas similares no me gustan. No es una cuestión moral, es simplemente que no me hacen gracia. Pero lo de Tertsch es algo más que ridículo, es patético.

domingo, diciembre 20, 2009

Gente rara


Detrás de mí, en la tercera fila de la Tribuna Baja A, hay dos amigos de hace tiempo. Si solo oyes las voces parecen treintañeros, si te giras con disimulo como si fueras a saludar a alguien en algún otro lado -por ejemplo la Tribuna Alta B o algo así- te das cuenta de que no pueden tener más de 25. Hace tiempo que no se ven. Uno de ellos vive en Estados Unidos y es un chico con iniciativa. Es el que dirige las conversaciones y el otro dice que sí a todo aunque luego matice que igual no.

Ese tipo de relación.

Hablan de las universidades americanas. El chico con iniciativa quería jugar al fútbol en su universidad. "Football", dijo, y un compañero le animó a que fuera al entrenamiento después de clase. Fue, claro. Con sus espinilleras, sus botas y sus medias altas. El resto del equipo le recibió con cascos, hombreras y pantalones largos ceñidos. El entrenador le sugirió que igual lo que quería decir era "soccer".

Ha venido por Navidades y ayer estuvo en el Bernabéu. Cristiano Ronaldo es el mejor jugador del mundo, opina. Messi está sobrevalorado: le dan premios porque el Barcelona lo gana todo, pero sin Xavi e Iniesta no le llegarían balones. Yo aguanto impasible, viendo a Banic meterlas todas desde cuatro metros. Luego le explica a su amigo de la adolescencia que en realidad el 11-S fue un atentado de los propios americanos contra sí mismos. El amigo le da la razón, o al menos concede que en términos americanos no puede discutir contra una eminencia como él, se interesa y pregunta:

- ¿Por qué?
- La verdad es que no lo sé- contesta el otro.

Por un momento pienso que hay algún vínculo entre pensar que Messi es un jugador sobrevalorado y que el 11-S lo perpetró el Gobierno americano para justificar la invasión de países árabes -el chico cita Afganistán como país árabe- pero luego me doy cuenta de que eso es injusto. Se puede pensar que Messi está sobrevalorado y no es mejor que Cristiano Ronaldo sin ser un gilipollas. De hecho, yo, a veces, en la intimidad...

Después del partido del Estudiantes bajo a casa de Álida. Es un camino natural que se ha hecho muchas veces antes y que suele desembocar en un plato enorme de spaguetti con tomate. Tenemos que acabar el montaje del corto junto a Pedro y exactamente eso es lo que hacemos, con un problema: los tres estamos hartos del corto, pero muy hartos. De repente, descubrimos que el guión es un asco y que no tiene final. Lo descubro yo, que soy el guionista, y le reprocho al mundo que no me lo hubiera avisado antes, así que cortamos casi por cualquier lado.

Por lo demás, el hartazgo se mezcla con el orgullo. A veces se nos olvida lo que fue eso. Se nos olvida que rodamos en dos días, sin equipo de producción, con material alquilado para el fin de semana, sin más dinero que nuestro propio dinero... Se nos olvida que nosotros hicimos el guión, lo adaptamos, lo dirigimos y lo estamos montando. Que es nuestra primera vez y lo que nos estamos exigiendo es ni más ni menos que la genialidad. Pues bien, es importante que lo asumamos: no somos geniales. Puede que tampoco pase nada.

A la vuelta decido coger el autobús. Es una decisión suicida en domingo por la noche y tres grados bajo cero. Tardo un tiempo en darme cuenta. Exactamente ocho minutos. Cojo un taxi que me lleva por Virgen del Puerto hasta Príncipe Pío, luego Plaza de España, Princesa, Alberto Aguilera y ya la Glorieta de Bilbao. Cuando me bajo, el conductor me da la vuelta y un papel. Un folleto, más bien. Tiene el dibujo de un transatlántico hundiéndose en portada y el siguiente titular: "EL TITANIC: Un viaje sin retorno. La travesía que desafió a Dios".

En realidad pone "desafio" sin tilde, pero, en fin, esto es un blog literario, ya saben.

En las páginas interiores (dos) se llega a la siguiente conclusión: "Al Titanic no lo hundió un iceberg, lo hundió el orgullo, la soberbia del hombre, el pretender desafiar a Dios y creer que sus conocimientos pueden superar su gran Poder y Majestad (Isaias 2:17)".

Es decir, que se lo hicieron a sí mismos.

¿Por qué? Qué más da.

Ya queda menos para que empiece la final de "El Aprendiz".

sábado, diciembre 19, 2009

Barcelona 2-Estudiantes 1


No son solo los seis títulos, que también. Repasen: la Copa ganada con goles de Messi, Xavi y Bojan. La Liga sentenciada con un 2-6 en el Bernabéu, cortesía de Messi, Puyol y Piqué. Copa de Europa con gol final de Messi y ocho canteranos para acabar el partido. Supercopa de España con Jeffren y Pedro de estrellas. El propio Pedro decidiendo en la prórroga de la Supercopa de Europa contra el Shakhtar Donetsk y en Abu Dhabi, el sexto, tantos otra vez de Pedro y Messi.

En resumen, no sólo es cuestión de ganar, es la capacidad para ganar de todas las maneras posibles y siempre confiando en un modelo de gente joven y de la casa. Cuando las cosas pintaban mal en el Campeonato del Mundo, tras una primera parte espantosa, ¿en quién confió Guardiola? En Pedro. Cuando se mascaba la tragedia a falta de diez minutos, ¿con quién se la jugó? Con Jeffren. Ambos fueron decisivos.

Se puede apelar a la suerte, claro, pero cuando se tiene el 70% de la posesión en la segunda parte, cuatro o cinco ocasiones claras y la confianza absoluta de que así se acaba ganando, la suerte aparece más fácilmente. El gol de Pedro llegó al final, de acuerdo, pero tendría que haber llegado mucho antes. El partido de Estudiantes fue épico, pero mediocre. Alguien dirá que si ese cabezazo del canterano no entra o que si el de Desábato en la prórroga se cuela, pues igual el Barcelona no es el mejor equipo del mundo y lo es el otro, el mediocre y épico.

De acuerdo, de eso se trata. Pero ya que la crítica no va por el juego -inobjetable en la segunda parte y la prórroga- aceptemos el resultado tal y como es: 2-1.

Dicho resultado consagra a un equipo, por supuesto, pero sobre todo consagra a un entrenador. Es complicado conseguir lo que Guardiola ha logrado con menos de 40 años. Insisto, no hablo de títulos. Hablo de estilo y de decisiones. Colocar a Messi de mediocampista y poner dos extremos fijos fue una decisión fantástica. Cambiar a Henry por Jeffren, un extremo puro y rápido cuando los argentinos estaban fundidos fue decisivo. Se le pueden achacar algunas cosas, por supuesto, de entrada su empeño en confiar en el delantero francés, pero también es verdad que el año pasado marcó 25 goles y de eso no hace tanto.

Hablar sobre el partido es complicado. Fue una agonía y un aburrimiento. Así lo quiso Estudiantes y así lo aceptó el Barcelona durante 45 minutos. Por momentos, oyendo la voz de J.J. Santos, un hombre perdido, me pareció que asistíamos a la repetición del España-EEUU de la Copa Confederaciones. Tampoco me importó tanto, quiero decir, el Barcelona ha jugado en lo que va de temporada 28 partidos y ha perdido uno, muy improbable, contra el Rubin Kazan. Creo que una segunda derrota entraba dentro de lo aceptable, por mucha carnaza que se hubiera querido sacar del asunto.

Pero ni eso. El Barcelona hace que el mundo sea un poco mejor y más justo. Estás convencido de que los malos van a ganar y viene Pedro al rescate. Se apaga la prórroga sin explotar el agotamiento de Estudiantes y va Messi y aparece de la nada.

Creo que es un buen momento para acabar con el debate. Messi no solo ha ganado seis títulos este año. Como he citado en el primer párrafo, ha marcado en todos los partidos decisivos de esos títulos excepto uno, la Supercopa de Europa, donde se limitó a dar el pase decisivo. Su importancia en el juego es brutal. Parece mentira que pueda desbordar por banda, tirar faltas, bajar balones con la cabeza, distribuir el juego desde la media punta y tenga tiempo para meter goles. 37 la pasada temporada, 15 en la actual. Con la izquierda, con la derecha, de falta, de cabeza y ahora de pecho. Y eso que estaba en crisis.

Pensar que Cristiano Ronaldo es mejor jugador de fútbol es un chiste. Es confundir la realidad con la Playstation.

El Barcelona perderá, por supuesto. Pronto, supongo. Es una cuestión de estadística. Nadie ha ganado siempre igual que nadie ha vivido una eternidad. La gente muere igual que los equipos invictos, pero ahí queda eso. Para el recuerdo. Estamos viendo la Historia del fútbol pasar ante nuestros ojos y espero que al menos seamos capaces de reconocerlo.

Feliz Navidad


Lo primero que pienso es que llegar a Madrid tiene que ser la hostia. Llegar a Madrid en diciembre y quedarse de vacaciones unos días, cinco o seis, y sentir ese aire decadente y a la vez señorial viciado de atascos y manifestaciones. Pasear por Barquillo como un turista y coger Alcalá, ver la Cibeles, colarte por la calle Montalbán dejando atrás el Paseo de Recoletos vacío como todo sábado por la mañana...

Enloquecer incluso con las obras, con lo improbable y caótico de las obras en cualquier lado y la manía de convertir incluso un paseo en un rally. Las luces apagadas y los vendedores de castañas con su pachorra habitual.

Luego, repaso. Repaso los últimos siete días y pienso que es imposible no tirar para atrás y quedarse con todo 2009. 2009 ha sido, con diferencia, el año más enloquecido de mi vida. Ni siquiera 2007, porque en 2007 no pasé un mes en un Ford Festiva atravesando estados y reservas indias ni dirigi cortometrajes ni escribí novelas, ni pasé por quirófano, ni trabajé en cinco ciudades distintas ni nada de eso. En 2007, ni Federer ganó Roland Garros, ni el Barcelona el triplete ni España el Eurobasket. Fue un año fallido.

Pienso que he vivido en un año lo que mucha gente querría haber vivido en toda su vida. Eso lo pienso muy a menudo, ya lo saben, y también saben que eso me llena de melancolía más que de contento. Es una posición estética y la estética nos mata. La estética nos obliga a querer siempre lo que no tenemos incluso cuando lo tenemos todo. La misma razón por la que uno prefiere ser un turista alemán que un madrileño de pura cepa.

El tercer pensamiento es sobre una chica. Podría ser una chica en concreto pero cualquier chica en concreto viene a ser una chica en abstracto, igual que cualquier amor, como diría Pizarnik, es un amor por los espejos. No es un pensamiento, es un diálogo. Cuando no sepan muy bien qué hacer prueben a recrear la situación con una conversación cínica y vean si funciona. Algo así:

- Creo que tú y yo podríamos haber tenido una bonita historia.
- Yo creo que no.
- Yo en realidad tampoco lo creo, si lo creyera supongo que hubiera intentado algo al respecto.

O quizá no. Pero las cosas, como las ciudades, dichas por otro tienen más sentido.

Foto: elpais.com

jueves, diciembre 17, 2009

"On the line", "Lala "y "La rubia de Pinos Puente" arrasan en Cortogenia


La gala anual de premios de Cortogenia siempre tiene un punto de hermandad entre los cortometrajistas. Además, todo el mundo está de buen humor. El que ha ganado, porque ha ganado. El que no ha ganado, porque sabe que sería una falta de estilo absoluta demostrar que está cabreado, así que se ve obligado a sobreactuar.

Pasemos rápido por los tópicos del frío que hacía en Madrid, de lo emocionado que uno se siente viendo a Guadalupe Lancho entregando premios o de lo encantadores que son -sí, más peloteo- Óscar de Julián y Mariela y vayamos al grano: los premios. Excepto una mención del Jurado a Rocío Monteagudo por "La tama", dirección de fotografía para "Dime que yo" y mejor sonido para "Tu(a)mor", todos los grandes se los repartieron entre tres cortos: dos que me encantan y uno que me gusta solamente. Curiosamente, este último fue el que ganó el gran premio. Suele pasarme.

"Nana", de Esteban Crespo, se llevó guión y dirección. Esteban es un tipo formidable e incluso uno se pregunta si Gustavo Salmerón -que sale en cada plano del corto- no se hubiera merecido también el premio a mejor actor. Eso no quiere decir que Font García fuera un injusto ganador. Font García y Carmen Ruiz son "La rubia de Pinos Puente". Por supuesto, está Vicente Villanueva con su universo y su prodigiosa capacidad de dirección -apunten su nombre porque va a reventar taquillas en largometraje, estoy seguro-, pero sin ellos dos el proyecto no se sostendría.

Como estaba cantado, Carmen Ruiz se llevó el premio a mejor actriz y además el corto, igual que pasó en Almería, se llevó el gran premio del público.

"On the line" arrasó en cuestiones técnicas: dirección de arte, música original y dirección de producción. Todo eso le valió el premio como mejor cortometraje del año. Dudoso. Hacer un cortometraje siempre es algo complicado y desde luego "On the line" cumple de sobra con unos mínimos. Pero, ¿el mejor del año? Muy opinable.

Y ahora yo tendría que contarles cómo me fui a la fiesta del Larios y me invitaron a copas y hablé con éste y el otro, como si esto fuera una columna de Benjamín Prado, pero lo cierto es que felicité a Esteban, felicité a Vicente, me reencontré con María, de Greatways... y me fui a ver a Pablo Ager y Albert Sants en el Barcelona, 8. Nada que reseñar. En un breve ataque de entusiasmo nos fuimos al Libertad, pero como diría Rubén Mata y al menos en mi caso, "all the fish is love", así que nada más llegar me fui a casa.

Por cierto, entre Rubén Mata y Fer Cabezas, ¿quién ganaría un concurso de entusiasmo? Dejo la pregunta en el aire.

miércoles, diciembre 16, 2009

Joaquín Sabina y el Toni 2


Antes hay un concierto de Joaquín Sabina, pero yo llevo yendo a conciertos de Joaquín Sabina desde 1983 aproximadamente, Parque de Berlín, él me dedicaba una canción que se llamaba "La tercera guerra mundial" porque yo era un niño prodigio y aprensivo que intuía el estallido atómico a mis seis años.

Repaso mi infancia y siento temblores.

En fin, demasiadas giras de Sabina como para entrar en matices. Demasiada vinculación sentimental y familiar como para hacer críticas. Eso lo dejo a los expertos. Yo estoy con Dani y lo disfruto. ¿Más o menos? No sé. No me han invitado para que juzgue, me han invitado para que vaya y lo pase bien y es exactamente lo que hago.

Nos colamos en el backstage. Pancho nos cuela en el backstage, hablamos con Javier Krahe. Ahí hay un montón de gente que no pinta nada pero Krahe, obviamente, lo pinta todo. Le cuento que perseguía a su hija con siete años -más o menos cuando aquel concierto-. Que ella celebró uno de sus cumpleaños allá por Alfonso XIII y yo iba detrás por toda la casa diciendo "Violante, qué guapa eres". Le cuento que eso es lo que mi madre cuenta, que yo en realidad no lo sé. Él me responde con una simpatía que casi raya el entusiasmo -estamos hablando de Krahe, tomemos los sustantivos con cierta prudencia- que no se podía imaginar que Gloria tuviera un hijo de mi edad. Por un momento parece que le caigo bien.

Simpatizamos con Dani Pérez de Prada. No tiene ningún mérito simpatizar con Dani, por otro lado, pero el caso es que lo hacemos y cuando no lo hacemos nos quedamos en la barra, pidiendo whiskys gratis mientras Flaco tiene que escuchar mis primeras digresiones de borracho exultante y sin cenar: "El asunto no es ganar su simpatía, el asunto no es caerles bien. Al contrario, el asunto es ser mejores y quitarles de ahí".

Efectivamente, ese es el asunto. Nada de mamoneos ni compadreos, no. Trabajo. No pedimos una rendición incondicional sino un paso al lado. Ni siquiera pedimos que nos lo regalen, nos exigimos merecerlo.

Dani habla del Toni 2 y yo pienso en Hermann Tertsch. Pienso que hay ahí algo parecido a una serendipia, en el sentido de que desde que sé que Tertsch fue golpeado en el Toni 2, a mí me apetece más ir al Toni 2 y de repente surge la ocasión. Tengo la impresión de que mi vida cambiará a mejor mañana, mejor, sin más, y cogemos un taxi los tres: los dos Danis y yo, pero sólo dos entramos en el bar y el otro es Flaco. Pérez tiene un casting.

En el Toni 2 están Leiva y Rubén, está Clarita, cantante de Los Peces, está Carmela, está Fernando Tejero, está Blanca Romero... No hay nada que luchar contra ellos porque ellos son nosotros, son nuestra generación o incluso más abajo. Como mucho habría que temer a los jóvenes -las jóvenes-, las que un día nos echarán a nosotros a patadas. También está Óscar Ladoire. En un ataque de valentía me acerco y me presento como fan de "A contratiempo". Menciono la palabra "tumbadioses" y Óscar sonríe de verdad, como si hasta ese momento no me hubiera creído del todo.

La acción pasa de la barra al piano y del piano a la barra con todos los estados intermedios. Hago cosas que tendría que haber hecho antes, es decir, hablar con gente que merece la pena por sí misma y no por su nombre. Por ejemplo, Miguel Leyva merece la pena. Miguel Leyva se pone a hablar contigo y habla contigo, seas quien seas. No hace como si hablara contigo y de repente se gira y se olvida de ti. No, eso lo hace Quique González pero Miguel Leyva no. Fernando Tejero tampoco. Es un prodigio de simpatía, de hecho, y aunque detesto molestar, le molesto. Le molesto desde "¿Quién mató al teatro?" y Cristina Rota hasta "La espera" y Albert Espinosa.

Un incordio en toda regla.

Fernando está con Blanca Romero. Que nadie malentienda esto: Fernando está con mucha gente, entre ellas, Blanca Romero. Yo me muero de ganas de que alguien me la presente pero eso me parece vacío y previsible. ¿Qué le puede decir alguien a Blanca Romero? ¿"Eres muy guapa"? Por Dios bendito, Blanca Romero tiene 32 años, ¿acaso no se ha enterado ya de eso? No me atrevo, ni siquiera a pedir dos besos, ni siquiera a saludar a DJ Pollo. Como mucho, en un alarde de osadía, me despido de una chica encantadora que dice llamarse Candela y luego matiza "Candela Serrat" y yo digo "claro, qué idiota" y ella dice "no tendrías por qué saberlo" y yo digo "es verdad, qué idiota haberme sentido idiota" y ella sonríe y le recuerdo a Carmela cuando ella nació, y me mira con una media sonrisa y cara que viene a confirmar lo que ya pensaba antes: "Este tío está pirado", y puede que sea verdad, y también puede que haga algo más que ahora mismo no recuerdo.

Algo más aparte de subirme al taxi con Dani y volver a casa, claro.

Con las costillas intactas.

lunes, diciembre 14, 2009

Concierto de Vega en Galileo


Antecedentes de Vega: una chica muy guapa en un programa que iniciaba su decadencia, Inés con su single comprado -o regalado, no sé- dos veces en la víspera de su marcha a Berklee (2003) todo para que la chica en cuestión pudiera sacar disco. Una petición de entrevista a Universal que queda en nada porque la cantante decide cancelar toda la promoción. A cambio, Universal me propone a Nena Daconte (2006) y el resto es historia. Un concierto en el Búho Real al que me apunto y al que no voy, ante el cabreo de Darío, que lógicamente ve mi entrada no usada como una entrada perdida.

Este vídeo con Patricio, anteriormente en sus pantallas.

Eso son los antecedentes; en Galileo, Vega sale con su pelo corto y su minifalda vaquera con medias blancas y su manejo exacto de la seducción. Es como si no quisiera ser una chica guapa pero a la vez no le quedara más remedio que demostrarlo. Como si quisiera salir de una espiral comercial pero a la vez no pudiera evitar mencionar en seis segundos hasta siete marcas comerciales distintas a las que tiene que agradecer su apoyo.

En la entrada regalaban sidra y algo que podía confundirse con una carraca.

Hay algo desconcertante en Vega, desde luego. Todos estos juegos contradictorios a los que me refiero: su manejo de lo independiente y lo multinacional. La chica rebelde de Universal que agradece a Orange su esfuerzo. Los resultados están ahí: son las 20,30 de un domingo y Galileo está hasta arriba. No hay entradas. Junto a Isabel y a mí se parapetan varios grupos de lesbianas y gays. No sabemos la relación pero parece ser que parte de un cierto look andrógino y una canción llamada "Libre".

Isabel insiste en que tenía un novio gallego y yo creo recordar algo.

Pero todo esto son antecedentes y accesorios. Lo importante es la música y la música está a la altura. Ella dice que es uno de los mejores conciertos de su carrera a pesar de una afonía evidente entre canción y canción pero que desaparece entre guitarras. Las canciones son buenas y variadas. Las versiones van de Luz Casal a Los Piratas. Del pop más comercial pasamos a un rollo indefinido que casi podría ser jazzero. La chica muestra cierto entusiasmo.

El mejor momento es cuando toca "Mejor mañana". A mí me parece una canción espectacular y a ella supongo que también porque la toca dos veces. También toca dos veces el segundo single. Todo esto antes de los bises donde afortunadamente -o no- no las toca por tercera vez. Cosas raras, de nuevo. Las chicas se quedan sin "Libre" pero nosotros salimos con una sonrisa porque llevábamos tiempo esperando una confirmación y esa confirmación ha llegado.

Y nos tomamos un bocadillo de chorizo. Ella no. Yo me tomo un bocadillo de chorizo.

"La ventana", de Carlos Sorin


Mientras averiguan si Sorin se escribe con o sin tilde -el sentido común indica que "con", el propio director lo escribe "sin"- pueden leer la reseña que he publicado en Notodo.com sobre una peli que probablemente pase inadvertida ante tanto estrenazo de Navidad pero que merece muchísimo la pena:

Carlos Sorín es un tipo de otra época y otro lugar. Un director de amplios paisajes e historias cotidianas. De detalles. No hay nada épico en Sorín más que el propio desarrollo de la vida, su gusto por los silencios, por la naturalidad –aquí, de nuevo, los protagonistas son actores no profesionales- y por la melancolía bien entendida. Historias de gente que quieren que les dejen en paz. Gente en calma o al menos gente que quiere quedar en calma. Sus protagonistas tienen algo de Alonso Quijano cansado de luchar contra molinos. Desde luego esa es la impresión que da Don AntonioAntonio Larreta-, en torno a quien gira toda la acción de La ventana. Acción por decir algo, aquí sobre todo hay emociones. La decadencia y la tristeza mezcladas en un día de amaneceres y atardeceres.

Después de sorprendernos a todos con su magistral Historias mínimas, Sorín llevaba unos años dando tumbos con obras poco logradas como Bombón, el perro o El camino de San Diego. Bien, tenemos excelentes noticias: La ventana es un retorno a la maestría. Se pierde el humor, eso es cierto, pero se gana en narración, en imagen, en recursos, en madurez. La ventana es casi una obra de teatro, con sus apenas 75 minutos de duración, su espontaneidad, sus planos mantenidos en los que no parece pasar nada y pasa todo, sus personajes improbables: el afinador de pianos, el médico rural, las enfermeras, los ciclistas accidentales –qué gran regalo volver a ver a Marina Glezer, una belleza argentina prácticamente desaparecida desde Roma, de Aristaráin-. Todo ello se junta en una jornada de expectativas resuelta de manera magistral. Una película que no te mete en el dedo en el ojo, pero te hace llorar. Es inevitable. Esa Pampa enorme ahí delante, con el sol cayendo y la vieja finca haciendo lo que mejor sabe: envejecer. Un anciano recostado en su cama viendo las avispas entrar por su enorme ventanal mientras lee un libro de relatos de Chèjov. Hay tanto de Chèjov en Sorín y en el propio Don Antonio que ponernos eruditos ahora sobra.

En tiempos de montajes frenéticos y sobreactuaciones, Sorín se hace más necesario que nunca. La ventana arriesga a base de apostar por lo clásico, lo que nadie hace ya. Ancianos y amaneceres, la revolución del día a día.

domingo, diciembre 13, 2009

Fernando Iwasaki - España, aparta de mí esos premios


Fernando Iwasaki tiene una merecida fama de escritor divertido. No solo de divertido, porque tener fama de divertido en este país no es tan difícil, ahí está Manel Fuentes. También de valiente. Su sentido del humor no se para donde los demás se pararían, es un tipo políticamente incorrectísimo sin necesidad de escándalos ni de manifiestos, solo mediante el uso de la ironía y la señalización del tópico.

Su último libro de relatos aborda el mundo de los premios literarios. Hasta cierto punto es una novela, más que un libro de relatos, pese a la apariencia. Es la novela de un tipo que se inventa un relato y lo va ajustando con calzador a las distintas bases de concursos que encuentra por el camino hasta llegar a lo absurdo.

En ese camino, hay chistes sobre futboleros que se toman a sí mismos excesivamente en serio, vascos fascinados por los árboles talados y las piedras enormes sobre los hombros, jóvenes antiglobalización dispuestos a cantar el himno de la Legión y así sucesivamente... Lo tiene todo para que le caigan un buen par de hostias en cada esquina, pero a la vez lo tiene todo para que el que lo haga quede como un gilipollas y por lo tanto se abstenga. Pese a las apariencias, en este país quedar como un gilipollas es aún algo muy mal visto.

Los concursos literarios tienen algo de gilipollez. De entrada, el concepto de competición para juzgar la literatura, algo que ya es muy ambiguo. Luego, la tendencia a que cada asociación, pueblo, municipio o comunidad autónoma tenga el suyo, dispuesto, claro está, para que los distintos escritores en lengua hispana (o gallega o catalana o euskérica) glosen las mil virtudes de dicha asociación, pueblo, etc.

La consistencia con la que nuestro protagonista va ganando premio tras premio con sus disparatadas historias tiene un punto verosímil. Absurdo, pero verosímil, como debe ser el fallo de cualquier premio de relato breve. Con esa nota privada del presidente de cada jurado/asociación/etcétera que parece querer decir "No era esto, no era esto...". A bases disparatadas, ya se sabe.

El libro de Iwasaki más que carcajadas provoca sonrisas, aunque cueste un poco entrar en la historia precisamente por su intención de repetirla. Las versiones finales, desde luego, mejoran con mucho las iniciales y no hay nada que invite a pensar que esa no era la intención del autor. Es un libro inteligente, ese tipo de inteligencia que deja las cosas claras pero dichas de una manera que es imposible ofender a alguien.

Un libro que se autoexcusa.

Un libro que parodia, en definitiva: no todos los premios en España se dan al tun-tun, basándose en una fórmula igual que Hipólito G. Navarro no forma parte de todos los jurados. Conozco excelentes relatos ganadores de concursos desconocidos. Pero resulta verosímil y eso es lo que cuenta.

Y divertido, ya digo.

La realidad, dejémosla para la hemeroteca.

sábado, diciembre 12, 2009

Nostalgias y despedidas


Desde que vivo en Tribunal, detesto salir. No sólo eso, detesto que la gente salga. Soy el Mr. Scrooge de Malasaña y convierto mi vuelta a casa en un continuo refunfuño y una recogida de cadáveres: niñas en tirantes y chicos vomitando en los bancos. Regueros de pis junto a mi portal.

Por el camino pienso que una cosa es lo que aquel psicólogo dijera y otra cosa es lo que yo recuerde que él dijo, pero no nos queda más remedio que quedarnos con mi versión y era algo parecido a "No se puede combatir un pensamiento negativo con uno positivo porque menos por más siempre es menos". Y a mí siempre me ha parecido una frase muy inteligente pero nunca he sabido muy bien qué quería decir.

No lo recuerdo, simplemente. Probablemente, él lo explicara.

Aventuremos hipótesis: si nos da por ponernos depres, tristes, pesados y encima intentamos arreglarlo lo normal es que nos sintamos más depres, tristes y pesados. Aparte de la ansiedad y la angustia de ser consciente de todo ello. Así que los pensamientos negativos se llevan hasta el final y cuando ya te dices a ti mismo: "¿Has acabado?" llega el pensamiento positivo, no exactamente como una respuesta sino como otra cosa nueva.

No sé si me entienden.

Supongo que el caso no es cambiar lo malo sino crear lo bueno.

Quizás no debería haber despedido a aquel psicólogo, pero lo hice. Daba unos consejos demasiado buenos. Tan buenos que me resultaban inaceptables. Uno tiene que saber cuándo trata con un paciente tauro, es parte de su trabajo.

Era Olavide cuatro años más tarde, qué curioso. Todo, cuatro años más tarde. Pronto empezaré un blog en Factual sobre la melancolía. Si me preguntan qué quiero hacer en mi vida diré "ser escritor"; si me obligan a reconocer qué quiero hacer en mi vida diré "ser un mujeriego"; si tuviera que decir qué es lo que mejor hago, no me quedaría más remedio que reconocer: "Ser un nostálgico". Un excelente nostálgico.

jueves, diciembre 10, 2009

El catalanismo de Guardiola



No creo que haya nada escandaloso en la frase "Somos un país con una lengua propia y los que la hablamos, la usamos también cuando estamos fuera". Si uno analiza los posibles puntos de escándalo, es difícil aguantar portadas y columnas: Cataluña se puede definir como país sin ofender a nadie. España tiene una Comunidad Autónoma que se llama País Vasco; así, "país". ¿Por qué no Cataluña?

Y tiene una lengua propia. Bueno, vale, tiene dos lenguas propias, pero se puede decir que el catalán es exclusivamente propia. Al menos si no se vincula al valenciano y al mallorquín o no se considera que todo eso es lo mismo y que en realidad Valencia y Mallorca son extensiones de Cataluña, es decir, si no aceptamos el discurso nacionalista. De "Somos un país con una lengua propia" a "Pertenecemos a los Países Catalanes, con su lengua propia y su estatus diferencial con respecto al resto del Estado" hay una gran diferencia.

El problema son los antecedentes. Laporta y compañía. Los referendums fantasma. Oleguer Presas. La manía de meterlo todo en un mismo saco: soy el primero que refunfuña cuando el Barcelona peca de catalanismo. Me parece una paletada, directamente, y me parece que le da toda la razón a Valdano cuando les acusa de paletos. El Barcelona no es la extensión de la sociedad catalana, bla, bla, bla... El Barcelona es un club de fútbol con mucha gente detrás, incluidos muchos no catalanes y creo que se debería tener un respeto hacia ellos y no hacerles sentir culés de segunda.

Por otro lado, Oleguer me parecía un pésimo central, un aceptable lateral derecho y sus opiniones independentistas ni me iban ni me venían. Simplemente, no representaban a nadie más que a él.

Volvamos al caso Guardiola y concedamos que, cuando a uno le tienen muchas ganas, lo mejor es mantenerse un poco al margen de determinadas historias. Yo no creo que Guardiola fuera ni insultante ni provocador con su comentario. Ni siquiera creo que estuviera deslizando un mensaje especialmente nacionalista. Guardiola se ha dejado la piel con la selección española durante casi una década como para andar ahora con tonterías de éstas. Y no en tiempos de Franco, como Iribar, sino en este mismo siglo.

Sí que fue, y no creo que nadie lo haya comentado, maleducado. El contexto de la frase es el siguiente: los periodistas ucranianos se quejan de que el entrenador del Barcelona conteste preguntas sin traductor. Preguntas que ellos no entienden por estar hechas en catalán y que la UEFA no traduce porque no lo tiene previsto: el Barcelona representa a la liga española y el idioma oficial es el español. Así que durante minutos, estos periodistas -y no solo los ucranianos, también los murcianos, riojanos, gallegos...- están viendo ir y venir preguntas y respuestas sin saber qué demonios están diciendo ni si eso afecta a lo dicho anteriormente ni si autoriza o deslegitima lo que ellos mismos van a publicar el día siguiente.

Eso es como mínimo descortés. A mí me parece muy bien que Guardiola hable en catalán. Y que conceda entrevistas en catalán. Pero lo de Kiev estuvo feo y poco elegante, y la contestación, sinceramente y después de todo lo dicho anteriormente, me pareció soberbia e inapropiada. Si el Barcelona quiere hablar con la UEFA para que el catalán sea idioma oficial y pongan un traductor, perfecto. Mientras tanto, lo normal es que se exprese en castellano.

No hablamos de sentimientos, hablamos de educación.

martes, diciembre 08, 2009

Almería en Corto V. Historias de amor


En el paseo marítimo un chico de unos doce años lleva en bici a una chica de su misma edad pero muy distinta altura -ya saben, la preadolescencia- que se pone de pie para que todo el mundo la vea y pasa las manos por el pelo del chico, como diciendo "sigo aquí", como diciendo "soy feliz", como diciéndonos a todos los demás "nunca volveréis a pasar por esto".

No, esto último no lo dice. Probablemente ella piense que todos seguimos pasando por eso todo el rato cuando lo cierto es que no pasamos nunca: nadie peinó mi pelo con sus manos mientras la llevaba en bicicleta junto al mar. Lo vi en películas y series, claro, pero cien taleros imaginados no son cien taleros reales nos pongamos como nos pongamos.

Detrás, desde el ángulo que formamos el mar y yo, un grupo de cuatro forzudos juegan al voley-playa. Hoy, en Almería, hace un precioso día de voley playa y los chicos de gorra hacia atrás juegan contra los chicos de pelo en pecho y bañador ajustado. Las familias pasean a sus perros y yo sin cámara de fotos, me doy cuenta justo cuando un trenecito turístico atraviesa una callejuela y poco después, al pasar por delante de un edificio que se llama Laura.

Lo que nos faltaba: preadolescentes enamorados y edificios con nombres de langosta. Matilde Urbach y yo.

La Coca-Cola es Coca-Cola y no Pepsi. Ayer me sentí hasta cierto punto estafado. Yo podría poner aquí las fotos del sol sobre el mar y no quedaría tan cursi. De verdad, aquí leído suena a topicazo pero ahí, en la terraza, es otra historia. Ya he hablado del mar agresivo de Almería. A mí al menos me resulta muy agresivo y a la vez muy incitante. Un mar en el que hasta yo me bañaría.

En el camino de vuelta al hotel me encuentro con Óscar de Julián, recién salido de una reunión con los distintos jurados. Me pregunta si esta vez me he sentido más cómodo, más como en casa y yo pienso inmediatamente que ha leído mi blog y que es una pregunta trampa, pero igual no, igual hay vida y pensamiento propio fuera de mi blog y esa conclusión no era tan difícil de alcanzar por uno mismo. Me recuerda a cuando Inés me preguntó en un coche rumbo a Seattle -o en Seattle ya, o rumbo al aeropuerto de Tacoma- qué nota le ponía a nuestro viaje y yo le puse un 10.

Otro 10 para Almería, ahora. Quizá le pueda pedir más a mi estado de ánimo. En ocasiones, las que no sonrío; pero pedirle más a la ciudad sería imposible. En dos horas vuelvo: el tedio de los controles de seguridad en los aeropuertos y la respiración contenida justo cuando las ruedas dejan el suelo. Tengo una reunión esta noche con mi asistente personal para decidir cómo planificamos mi futuro. Somos de una inocencia desoladora.

Almería en Corto IV. Una segunda posguerra




Me hace gracia cuando la gente me presenta a Carlota Coronado y Giovanni Maccelli. Carlota, Giovanni y yo nos levantábamos a las 7,30 en una casa del Barrio Antiguo de San Sebastián, allá por 2003, justo cuando nuestros compañeros de piso se acostaban, y cogíamos un autobús que rodeaba la ciudad y nos dejaba en el Kursaal para nuestro pase de prensa de las 9.

Éramos insultantemente jóvenes. Meses después pasé una semana con la hermana de Carlota, Penélope, en una pensión de Valladolid. Fue una semana larguísima por mil razones y ninguna tuvo que ver con la pobre Penélope, que pasó del entusiasmo de saberse acompañada en la Seminci al conformismo de darse cuenta de que un compañero melancólico es cualquier cosa menos un compañero.

Me hacen gracia las presentaciones y por supuesto me llenan de orgullo. Me llena de orgullo que la gente vea su corto y aplauda igual que me llena de orgullo que a Manuel Burque lo reconozcan por la calle, por ese prurito estúpido de "yo le conocí antes" que me da cuando la gente a la que admiro acaba triunfando. Y para mí, que 300 personas abarroten un teatro en Almería y se rían con cada chiste de tu corto es un triunfo, sin duda.

Manuel Burque, su talento extraordinario y esa simpatía brutal, entrañable. Para los que dicen que en este blog solo se habla de mujeres...

En fin, segundo pase de cortos nacionales en el Teatro Cervantes y, como quedó dicho, lleno hasta la bandera, hasta el "No hay localidades". Una sesión excelente, he de decir. Irregular, claro, pero con un nivel altísimo. Sonia y yo sonreíamos satisfechos: la gente reía, la gente aplaudió, la gente salió a la calle con una sonrisa en la boca. Yo, que soy un hombre de debilidades, me inclino por "La segunda posguerra", supongo que no solo porque es el corto que me gustaría hacer sino el que me veo capaz de hacer algún día: humor cáustico, fluidez en el diálogo, gran dirección de actores, simplicidad máxima...

Almería, este segundo año, y contra todo pronóstico, ha sido una bendición: una manera de sentirse en casa un tanto absurda. Una ciudad en la que te tomas cafés con Kika y su madre, te tomas tapas con amigas de la post-adolescencia y sientes que conoces a todo el mundo y todo el mundo te conoce a ti. Como si todo esto hubiera merecido la pena, y si quieren saber qué quiero decir con "todo esto" empiecen a leer desde marzo de 2006.

Esta mañana, apoyado en mi poyete de la playa de Almería hablé con Pedro, mi compañero de dirección en "Do not disturb". Dice que el montaje está acabado, que solo falta etalonar y hacer la mezcla de sonido. Tengan en cuenta que yo soy un cortometrajista con boina, un cortometrajista que no sabe si el verbo correcto es "etalonar" o "talonar" y que en cualquier caso no tiene ni puta idea de en qué consiste eso, aparte de conseguir que todo se vea más bonito.

Fantaseo con que el año que viene esté aquí como director invitado y presente mi propio corto. Sería bonito. No necesario. El año que viene estaré aquí como cualquier cosa, no soy un hombre que necesite cargos para labrarse un Puente de la Constitución.

Un día la vida me cruzó con Óscar de Julián y el tiempo ha demostrado que aquél fue un gran día.

lunes, diciembre 07, 2009

Almería en Corto III. Playa y paella


Perdido en el mundo de los tópicos, observo un aire de familia entre Almería y Benicassim. Que nadie se escandalice. Es el punto de vista de un paleto al que el olor a mar, el viento en la cara y esas entrañables terracitas de primer piso con su tumbona y su pelota de fútbol de plástico le recuerdan a una misma cosa: al Mediterráneo, sin matices.

El Mediterráneo delante de mí, un Mediterráneo desbordante como es el de Almería. Aquí el mar no está lejos, no, el mar está siempre acechante y es inmenso, no tiene límite y, como en las películas, el sol se extiende desde el horizonte manchando el azul de amarillo y uno entiende en ese momento lo de "disfrutar del aquí y ahora". Claro, es muy sencillo, así cualquiera. Aquí: sentado entre la playa y el paseo, la espalda apoyada en una especie de columna, el Marca entre mis manos, las piernas estiradas. Ahora: mañana de día semifestivo, recién desayunado pero ya hambriento, momentos antes de una paella con vistas, niños y perros que saltan y juegan.

Me pregunto, casi con miedo, si la gente de aquí se habrá acostumbrado a todo esto, si este es su "aquí y ahora" que les oprime y les impide relajarse y ellos soñarían con sortear borrachos y orina de camino a la calle Churruca.

Paseo lento y sin música, compra en "Zebras", la tienda del marido de Lola Parra. Por cierto, Lola Parra sale hoy en casi todos los periódicos locales por su video-exposición y Lola Parra es un encanto con mayúsculas: un Encanto. Vuelta a los chiringuitos y parada para la paella y la tapita de patatas a lo pobre. Igual que hace un año, pero algo más de frío. Será el viento. Creo que la otra vez incluso me atreví con la intemperie, ahora me cubro dentro de una especie de invernadero de plástico.

Vuelta al hotel. Vuelta parsimoniosa porque hoy es todo lento. Manuel Burque -algún día ustedes se maravillarán de haber oído hablar de Manuel Burque aquí, cuando no era "nadie"- delante del ordenador en uno de nuestros múltiples encuentros del día. De las primeras cuatro horas del día. A las 18,30 echan los mejores cortos de la Seminci, pero igual a mí me pilla durmiendo, no prometo nada. A las 21,00 sesión nacional de vídeo. Nuestra sesión.

Almería en Corto II. Torreluz y alrededores


Yo no vi esto el año pasado. O si lo vi, no lo recuerdo. No vi colas que dieran vueltas a esquinas ni el teatro abarrotado durante tres sesiones distintas: vídeos nacionales a las 5, cortos ingleses a las 7, certamen internacional a las 9. No vi reacciones tan elegantes como aplaudir fervientemente un corto que nadie ha entendido porque está en inglés y no hay subtítulos, de manera que sí, uno puede más o menos saber que el corazón, los sentimientos y el amor están relacionados, pero para eso tampoco hacía falta gastarse un euro y meterse en una sala.

Pero no, la gente aplaude igual y Óscar pide perdón y no sé si el director de "Tu(a)mor" lo acepta o no, pero se lleva otro aplauso y la promesa de que le echarán el corto, ya bien arreglado, otro día.

Una putada, desde luego.

Por lo demás, mi vida aquí es una vida de hotel y alrededores. Óscar lo llama agenda apretada, yo lo llamo "comer, dormir y ver cine" y suena menos alarmista. Creo que hoy he sonreído menos o no con tanta regularidad. Al final todo será un problema de consistencia más que de número.

Somos pocos y nos conocemos todos. Desayuno con los chicos del subtitulado, como con el director de DocumentaMadrid, veo la primera sesión con Sonia Sola, compañera de fatigas selectoras, y a la salida hablo con Manuel Burque, Giovanni Maccelli, Carlota Coronado y los chicos de "Telemarketing Nation". Tomo una cerveza con Óscar y Mariela -ellos toman una cerveza, yo tomo agua- y de vez en cuando robo Kit-Kats del minibar.

Organizamos reuniones secretas en los bares. Reuniones escalonadas, típicas de estos eventos donde todo el mundo se encuentra en el mismo sitio. Reuniones de no-vips. Me encantan los no-vips, eso ya lo saben. Entre vips me siento muy extraño, como si fueran ellos los que esperaran algo de mí y no al revés. En la Bodeguilla, sin embargo, con Lola Parra y el resto de sospechosos habituales, uno expone sus proyectos con la misma inocencia que todos los demás y suenan mejor cuando ellos los oyen.

Si lo pienso, soy un tipo extraño: acabo de atacar la inocencia en un artículo que saldrá publicado mañana y ahora me encuentro defendiéndola. Si no lo pienso -si no me pienso- no soy nada, y si me piensa José María Albert de Paco soy mucho mejor de lo que nunca he soñado.

Dejémosle el trabajo a él, entonces. Buenos días.

domingo, diciembre 06, 2009

Almería en Corto I. Messi y El Clavo


Uno no va a festivales para encontrarse a gente pero inevitablemente lo hace. De hecho, uno va a festivales para ver cortos y partidos de fútbol y para navegar por Internet con su portátil. Es decir, uno va a otra ciudad para poder sentir que sigue en la suya pero cambiando el decorado. Por ejemplo, acaba la sesión de cortos internacionales y me meto en un partido a ver al Barcelona arrollar al Deportivo y me quedo con esa sensación absurda e intransmitible a no-futboleros de haber visto algo parecido a una obra de arte. Algo que no volveremos a ver en años.

Pero ese es otro tema. Como el que un tipo en crisis lleve ya 9 goles en 12 partidos de liga.

Nuestro tema es Almería en Corto en su segunda jornada. Avión de sobremesa -observen lo improbable de la comida del aeropuerto: aros de cebolla con baguette de chorizo y dónut- y encuentro con la Chica Diplomática, rumbo al Cabo de Gata. ¡Ah, si yo hubiera sido otro hombre también habría estado en el Cabo de Gata! But then again...

Yo estoy en el coche de la organización rumbo al hotel, peleándome con la visera -o cómo se llame- de mi lado del parabrisas y recogiendo acreditaciones y cheques comida. ¿Saben qué me he propuesto para estos cuatro días? Ser el tipo más sonriente de Almería. Pase lo que pase. Sonrío a Miriam, sonrío a Antonio, sonrío a Elena. Sonrío a Óscar de Julián cuando nos cruzamos en el ascensor del Torreluz y me promete que mañana me reservará una horita para tomar una caña.

Sonrío a Natalia Mateo y a Marta Aledo. La gratificante sensación de que la gente conozca tu nombre, como en Cheers. Incluso la gente que va a recoger premios por su trayectoria y por su futuro y que se emociona cuando pronuncia determinados nombres con toda la lógica del mundo. Sonrío cuando me cuelo en el palco de la organización sin ningún derecho y sonrío con los cortometrajes.

Primero, con "Carisma", de David Planell, pese a los problemas objetivos de sonido y el problema subjetivo que supone ver este corto después de haber visto "Banal", del mismo director. Luego, ya en sección oficial, sonrío con "Horn dog", de Bill Plympton, una pieza de animación divertida. Sin alardes, pero divertida. A mí no me gusta la animación, pero si dura cuatro minutos y hay perros follando puedo vivir con ello.

Después, dos conocidos: "Flat love", de Andrés Sanz, un prodigio de fotografía y realización y post-producción. Un recreo narrativo y experimental. Algo distinto. Como cuarto plato, "La rubia de Pinos Puente", que vuelve a ser desternillante y que se lleva una ovación cerrada que dura casi un minuto. Por último -al menos para mí- Óscar presenta "El clavo", una inquietante comedia absurda islandesa de humor macabro y contundencia a veces excesiva.

Perturbadora.

Cuando la gente salga del teatro hablará de ello: de la de Pinos Puente -aquí, en el sur, este nombre hace especial gracia- y la del clavo. Lo dirán así, "la del clavo". Cuando la gente salga del teatro lo hará contenta, eso seguro. Como todos los años, o casi. Y yo sonreiría -les sonreiría como sonrío a la camarera del bar donde he huído a ver la citada segunda parte del Deportivo-Barcelona, sin poder creer lo que veo- pero me es imposible estar en dos sitios a la vez, así que salen y se quedan sin mi sonrisa y yo, en vez de seguir encontrándome gente, me vengo aquí y les cuento esta historia de un día largo pero tremendamente agradable.

Un día mediterráneo y soleado, claro que sí. Un día peor que mañana, primera sesión del Certamen Nacional de Vídeo, la selección que hicimos entre Sonia, Lola y yo. No es que nos juguemos nada, pero estaría bien que la gente aplaudiera.

Otro motivo para la sonrisa.

viernes, diciembre 04, 2009

El manifiesto desastre: blogueros contra la ministra


Fotografía de la reunión colgada por Jesús Encinar, su autor, en Flickr

De todos es sabido que cuando un español se asoma a la palabra "manifiesto" empieza a sublimar: por fin puede dar un aire revolucionario a sus caprichos. El último gran manifiesto se supone que nos representa: es el de los "blogueros" contra la ley de acción contra la piratería que presentará el Ministerio de Cultura en las Cortes. Viendo el nombre de algunos de los abajofirmantes, el entusiasmo está asegurado. Y el disparate, probablemente. Analicemos:

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet , los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que…

Primero, la ley no "afecta" a los derechos citados sino que los regula y de alguna manera los establece. Un derecho se legisla y se reconoce, no parte del capricho y de la nada. Por supuesto ese reconocimiento es fruto del consenso pero colocar el carro antes que los caballos tiene estas cosas: partimos del todo y luego ya negociamos.

Por otro lado, la soberbia inaceptable del artículo "los". Claro, no valía con "algunos" o con "varios" y nadie iba a atreverse con la estadística y escribir "la mayoría". No, claro. Si lo que yo hago de por sí es un derecho es normal que entienda que ese derecho lo defiende todo el mundo, sin excepción. Y el que no, que se vaya del pueblo.

1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

Un despropósito para empezar, un clásico de churras y merinas: es como decir que el derecho de propiedad no puede estar por encima al derecho universal de libertad y por lo tanto nadie debería ir a la cárcel por robar algo. Los derechos de autor son derechos de propiedad sobre creaciones que se convierten en productos y se compran, se venden o se intercambian. La vulneración de esos derechos no puede pasarse por alto legislativamente.

Por supuesto que la presunción de inocencia es un derecho fundamental del ciudadano, pero aquí pedimos todo: pedimos que alguien pueda bajarse algo de Internet, sacar un provecho económico con ello -vía pago directo o publicidad en su página- y además nadie pueda investigar quién es y mucho menos castigarle. El único punto a discutir aquí sería si ese castigo lo tiene que imponer un juez o no, pero ese es el final del camino, no el principio.

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

Entiendo por esto que cuando se cierra una página de pornografía infantil o preparación al terrorismo, por ejemplo, se están suspendiendo los derechos fundamentales del usuario que ya no puede acceder a esa página. La enfermiza confusión de voluntades con derechos. Que yo quiera hacer algo, incluso que tenga medios para hacerlo, no quiere decir que eso sea un derecho reconocido por el Estado. Pero sí, debería decidirlo un juez. Apoyándose en una ley. Por ejemplo, esta, o la que decidan.

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

Hombre, hombre... Apelar a motivos empresariales ya es la pera. Los mismos que quieren desmantelar la malvada "industria de la cultura" y desposeer a autores, discográficas, editoriales, etc. de lo que ellos han creado resulta que lo hacen para dárselo a los pobres. El manifiesto de Robin Hood. Efectivamente, Bill Gates está temblando y el número de empresas que se dejarán de crear por evitar que la gente se baje música gratuitamente de Internet es incalculable.

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

La nueva legislación no impide que los nuevos creadores pongan sus contenidos gratis en Internet. Sólo impide que lo pongan otros cuando esos creadores no quieren ponerlos. Yo, por ejemplo, los pongo, gratis además, pero porque yo lo decido. Y no, no me siento amenazado.

5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

Gracias por el detalle condescendiente de las primeras dos líneas, aunque obsérvese que los autores tienen ese derecho a elegir modelo de negocio salvo que elijan el vigente, porque ese no les gusta. Es decir, tienes derecho, vale, pero a hacer lo que yo quiero. Eso lo dice todo sobre el concepto de "derecho" en este manifiesto.

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

Brindis al sol. El gusto estético de crear de las cenizas. Yo optaría por organizar un poco el derrumbamiento. El saqueo sin más no me parece alternativa. Ni moderna ni eficaz ni creíble ni asequible.

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

De acuerdo, y sin manifiestos, entonces.

Lo de "imposibilitar que el saber humano siga siendo libre" es precioso. Sobre todo el verbo "siga". Un manifiesto que pretende acabar con toda una industria porque está obsoleta, no sirve para nada y solo interfiere en los derechos fundamentales pero que reconoce que ese mismo sistema ha ido posibilitando que el saber se difunda, es decir, y en terminología de manifiesto, "se libere".

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

¡Exigimos! Faltaría más. Empezamos por el todo y luego ya pedimos, quedó dicho. Empezamos por que nuestras decisiones son derechos y acabamos por que la neutralidad consista en aceptar solamente nuestro punto de vista. Es más, exigimos que así sea. Exigimos la neutralidad, es brutal. ¡Y por ley!

Que no haya presiones, dice el manifiesto. ¡El manifiesto!

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

Primera noticia: hasta ahora no ha habido ninguna propuesta. De hecho, aquí tampoco la hay. Hay intenciones, como "devolver a la sociedad el conocimiento". No, disculpe, Escolar, el conocimiento no pertenece a la sociedad, nadie se lo ha quitado. Con conocimiento, usted quiere decir "creación" y con "sociedad" no sé qué quiere decir, pero en ningún caso se puede decir que las creaciones pertenecen a ninguna sociedad. Es más, casi siempre se hacen frente a la sociedad y luego ésta las acepta o no. Es el riesgo de los autores y de las entidades que gestionan sus derechos. Así ha sido siempre, por otro lado, no veo el escándalo.

10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

Este punto es muy de Zapatero. A ver, no, en democracia las leyes las fija el poder legislativo, que efectivamente es elegido y controlado por distintas instituciones cuya legitimidad parte de la sociedad civil. Pero eso no quiere decir que cada ley y modificación se someta a la consulta de las partes implicadas. Por ejemplo, cuando se legisla sobre evasión de fondos no se consulta a Madoff si le viene bien o mal esa ley o si tiene algo que aportar al debate.

Más bien sería al contrario, si ya hay una legislación que defiende esos derechos y alguien quiere cambiarlos, tendrá que consultar con la parte afectada por la pérdida de derechos. Aquí se da por hecha una situación previa que no existe: la cultura es del pueblo y para el pueblo, el autor es una emanación del pueblo. Cuando crea, ese autor tiene que devolverlo todo al pueblo. A ser posible a 10MB/s.

Este manifiesto, elaborado de forma conjunta por varios autores, es de todos y de ninguno. Si quieres sumarte a él, difúndelo por Internet.

No, no es de todos, y desde luego tampoco es de ninguno. Es de determinada gente con nombres y apellidos y unas responsabilidades. No vale tirar la piedra y esconder la mano. Hablar en nombre de los demás y no ser capaz ni de reconocer que se habla en el propio. En cualquier caso, es bueno que se matice al final, porque al principio estaba claro: este era el manifiesto de LOS blogueros.

Bueno, pues de este bloguero no.

Este bloguero se baja música pero no lo considera un derecho, discrepa de algunas leyes pero no pide que le consulten por todas y desde luego no exige que la resolución del debate sea a su favor. Este bloguero distingue entre decisiones, posibilidades y derechos. Este bloguero acepta que las cosas pueden hacerse mejor, pero que es estadísticamente imposible que la culpa la tengan los mismos. Y este bloguero percibe un afán de notoriedad por parte de alguna gente realmente escandaloso.