Dicen que no presento a la gente. Es verdad. Demasiadas veces doy por hecho que la gente a la que yo conozco, se conoce entre sí y no tiene por qué ser cierto. El concierto de Pablo Ager fue una excelente muestra de cómo se pueden combinar distintos grupos con un aire de familia común pero sin trato directo.
Por ejemplo, resultó que Víctor Alfaro no conocía a Emite Poqito. Eso me resultó sorprendente. Fer Heads no conocía a casi nadie, eso era normal, y también lo era que Magapola y Marina no conocieran a Irene, por ejemplo, o a la propia Julia, o a Raquel, o que Blanca y Raúl no conocieran a María, o a Natalia o a Odisea... y que Rous conociera a Víctor, claro, pero prácticamente a nadie más.
Llegué tarde, además. Eso provocó que no pudiera organizar las cosas como quería y que no pudiera pedir suficientes invitaciones. No fue grave: yo no pagué.
Una vez dentro, Kika estaba pletórica. Yendo de un lado para otro con la cámara, su hermana, vendiendo discos, el resto del departamento de promoción en la mesa reservada... Había más cantautores, pero no los distinguí. Sólo vi un nombre en una lista de invitados, pero luego no apareció. Nos colocamos en primera fila. Nos echaron. Nos fuimos atrás: Fer, Julia, Irene y yo. Hablamos de maquetas y de enamorarse del mal y de esas cosas...
Pablo estuvo sensacional. Miren en este blog atrás a ver si alguna vez he dicho eso. Será por algo. Será porque esta vez estuvo sensacional y las otras faltó algo. Por supuesto, sigue teniendo ese punto de que parece que pide perdón cuando está en el escenario, sobre todo al principio, pero la música estaba ahí. Bien acompañado por la banda y en un formato algo acelerado -apenas una hora de duración-, creo que nos dejó a todos con ganas de más y en eso consiste. Enseñar y esconderse.
Muchos recuerdos de Barcelona, como es obvio.
Después del concierto, Olavide: Víctor, Raquel, Marina, Irene, Fer y yo. Tortilla de patatas, sin ensalada ni pimientos. Verano primaveral sobre Madrid. Xenia Tostado y Nacho Vegas. El talento y el valor. Algo abrumado, la verdad.
Y luego, la fiesta post-concierto. ¿Qué les voy a contar de una fiesta post-concierto que ustedes no sepan, empezando por la aventura de comprar ron fuera de hora en unos chinos clandestinos? Pues eso, lo habitual: droga, modelos y Robbie Williams actuando en exclusiva para nosotros en la mansión de Pablo. Sexo y lujuria. Lo típico. No dejen que la realidad arruine sus fantasías, amigos.
Mensaje de Dani Flaco, desde L´Astrolabi, donde se juntó en un momento dado con Lara, Noemí y Mónica Joe. Canciones a guitarra y voz por el móvil.
Excursión final al Honky, porque el Honky siempre está ahí, esperándonos. Con escala en el Colonial y todo. Blanca y Cristina. Adorables. The Gossip, The Bravery, Stereophonics y la pretensión de que Brian May le ponga el himno a todos los países del mundo, incluso los no reconocidos por la ONU. "Banquet", y luego "Creep", y luego "Sing" y luego "Wake up", y luego Álex y Rafa en la planta de arriba y esta recomendación.
Señores, una noche perfecta. Muy complicado pedir más. Si querían una crónica fiel y ajustada del concierto, me temo que tendrán que esperar a Víctor o a Kika.
Por ejemplo, resultó que Víctor Alfaro no conocía a Emite Poqito. Eso me resultó sorprendente. Fer Heads no conocía a casi nadie, eso era normal, y también lo era que Magapola y Marina no conocieran a Irene, por ejemplo, o a la propia Julia, o a Raquel, o que Blanca y Raúl no conocieran a María, o a Natalia o a Odisea... y que Rous conociera a Víctor, claro, pero prácticamente a nadie más.
Llegué tarde, además. Eso provocó que no pudiera organizar las cosas como quería y que no pudiera pedir suficientes invitaciones. No fue grave: yo no pagué.
Una vez dentro, Kika estaba pletórica. Yendo de un lado para otro con la cámara, su hermana, vendiendo discos, el resto del departamento de promoción en la mesa reservada... Había más cantautores, pero no los distinguí. Sólo vi un nombre en una lista de invitados, pero luego no apareció. Nos colocamos en primera fila. Nos echaron. Nos fuimos atrás: Fer, Julia, Irene y yo. Hablamos de maquetas y de enamorarse del mal y de esas cosas...
Pablo estuvo sensacional. Miren en este blog atrás a ver si alguna vez he dicho eso. Será por algo. Será porque esta vez estuvo sensacional y las otras faltó algo. Por supuesto, sigue teniendo ese punto de que parece que pide perdón cuando está en el escenario, sobre todo al principio, pero la música estaba ahí. Bien acompañado por la banda y en un formato algo acelerado -apenas una hora de duración-, creo que nos dejó a todos con ganas de más y en eso consiste. Enseñar y esconderse.
Muchos recuerdos de Barcelona, como es obvio.
Después del concierto, Olavide: Víctor, Raquel, Marina, Irene, Fer y yo. Tortilla de patatas, sin ensalada ni pimientos. Verano primaveral sobre Madrid. Xenia Tostado y Nacho Vegas. El talento y el valor. Algo abrumado, la verdad.
Y luego, la fiesta post-concierto. ¿Qué les voy a contar de una fiesta post-concierto que ustedes no sepan, empezando por la aventura de comprar ron fuera de hora en unos chinos clandestinos? Pues eso, lo habitual: droga, modelos y Robbie Williams actuando en exclusiva para nosotros en la mansión de Pablo. Sexo y lujuria. Lo típico. No dejen que la realidad arruine sus fantasías, amigos.
Mensaje de Dani Flaco, desde L´Astrolabi, donde se juntó en un momento dado con Lara, Noemí y Mónica Joe. Canciones a guitarra y voz por el móvil.
Excursión final al Honky, porque el Honky siempre está ahí, esperándonos. Con escala en el Colonial y todo. Blanca y Cristina. Adorables. The Gossip, The Bravery, Stereophonics y la pretensión de que Brian May le ponga el himno a todos los países del mundo, incluso los no reconocidos por la ONU. "Banquet", y luego "Creep", y luego "Sing" y luego "Wake up", y luego Álex y Rafa en la planta de arriba y esta recomendación.
Señores, una noche perfecta. Muy complicado pedir más. Si querían una crónica fiel y ajustada del concierto, me temo que tendrán que esperar a Víctor o a Kika.