viernes, octubre 17, 2014

When the going gets tough, the tough get going



Escuchar "Modo Avión" de Lichis una vez tras otra. Como un heroinómano. La palabra que más se repite es "rabia" y entiendo que es por algo. Conozco a Miguel desde hace ya bastantes años, los suficientes para saber que a él, como a mí, le repatea la imagen de antihéroe, de nostálgico, de quejica. Y sin embargo no puede evitarlo. Eso sí, es su queja tan hermosa, tan desnuda. Lichis ya se desnudó cuando era tremendamente feliz en su disco de Terrassa y se desnuda ahora que toca retratar un período más oscuro. Lo que queda, siempre, es la música. A veces, con esta clase de cantantes carismáticos, apariencia de abandono canalla, se olvida lo esencial: lo buenos músicos que son. Nada en "Modo avión" desentona. Nada es en exceso complicado pero a la vez es distinto a toda la basura repetitiva que se suele escuchar en las radios.

La penúltima canción, por ejemplo, es un hallazgo aunque solo sea por el título: "Televisión de madrugada". Solo pronunciarlo ya produce una imagen y es una imagen decadente: Sandro Rey mandando bendiciones y un montón de modelos convenciéndote para que juegues en su casino. Lo que queda cuando no queda nada. Televisión de insomnes o televisión de borrachos. Gente rara. Por lo que me contó Pablo, Lichis dejó Rivas hace unos años y se compró una casa cerca de Malasaña donde aseguraba que había un fantasma que le abría y cerraba las ventanas.

Lichis y sus fantasmas, esa productiva combinación.

No tengo pruebas porque yo nunca he estado en casa de Lichis. Detesto molestar. Estuve una vez, con Conchita, Dani Flaco, Cobre, Vicky y Pepo en el "Hotel Lichis" del disco, un modesto chalet con piscina. Tarareábamos canciones de Nena Daconte y si no éramos felices, desde luego lo parecíamos. Todos. Luego, lo de siempre, es decir, las distancias. Las distancias en ocasiones son buenas cuando se basan en el respeto. Bailar sin pisarse. Cinco años después, las cosas han dado mil giros pero él sigue siendo un genio y yo sigo escuchando en bucle sus canciones. Quiero pensar que algún día se reconocerá todo su talento, pero es tanto que quizá acabe quedndo como algo clandestino.

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Antes de ir a la Alameda de Osuna, la Chica Diploma tiene puesto 40TV para que el Niño Bonito se entretenga. No es que le haga ascos a Draco, Charlie, Hyppa y toda la entrañable colección de mermados de Baby TV, pero a él lo que le gusta es la música. Un vídeo clip tras otro mientras piensa en sus cosas. Es la parte de la mañana que la cadena dedica a la música española y resulta que la música española de 2014 es mi música española de hace siete años: Miki Ramírez, Marwan, Georgina, Zahara, Kim Fanlo... Cuando sale la venezolana junto a un tal Pedro López, le digo a mi esposa: una vez estuve comiendo tallarines en su casa, estaban muy ricos.

A ella le llama la atención que yo comiera tallarines y más que el fugaz momento de fama, que no da para mucho, se centra en el plato: "¿Tallarines con qué?", pregunta, y yo digo: "Con nada, bueno, creo que con tomate", pero ahora recuerdo que fueron con pollo y que el pollo también estaba muy rico y que estaban Awil, Cristian, Arturo y Álex Ferreira y hacíamos chistes sobre actrices que eran atacadas con ballestas a la salida de su propia obra de teatro.

Años antes de conocer a la actriz en cuestión, los dos junto a la Chica Imán viendo los restos de hogueras en una noche de San Juan madrileña que es algo así como un San Isidro valenciano.

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Hace unos años, el objetivo era endurecerse. "Toughen up", que cantaba Pavement. Ahora, a veces, me sorprendo y no sé si eso es bueno o malo, pero creo que todo el mundo debería tener en cuenta que si alguien va a devolver la última bola voy a ser yo. Last man standing. Quizá fuera eso lo que decía Diego Salazar cuando aseguraba admirar mi "constancia", algo que yo no veía por ningún lado, al menos hasta que pasé de hijo a huérfano y de huérfano a padre.

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Camino a la biblioteca veo el anuncio de una adaptación de "Los justos", de Albert Camus. Se activan los prejuicios porque si de algo ha pecado el mundo de la actuación en España es en esa manía de arrogarse siempre la justicia y el escándalo. Por lo que recuerdo -leí el libreto hace once años, en francés, no pidan tanto de mí- la posición de Camus era bastante crítica con los que se ponen en lo alto de su columna y empiezan a pontificar. Un francés criado en Argelia tiene que ser necesariamente alguien que entienda de matices en la vida. Matices que le ganaron un Nobel y le costaron un distanciamiento sonoro con la ortodoxia dominante.

Probablemente por eso le gustara tanto el fútbol, aunque el tema da para una tesis.

Es curioso porque yo a Camus le he leído muy bien en francés y terriblemente mal en español: "El extranjero", "La náusea" y "Los justos" me encantaron. "El mito de Sísifo" o "El primer hombre" me costaron una barbaridad. También recuerdo haber disfrutado enormemente a Oriana Fallaci en italiano. Cuestión de expectativas, supongo. Crees que no lo vas a conseguir y de repente lo consigues. La última bola, ya saben. Por lo demás, la obra se estrenará en el Matadero y como yo no voy a ir -no encontraré tiempo, lo sé, es una de esas certezas de la nueva vida- igual pueden ir ustedes y me lo cuentan.

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Y sí, de Billy Ocean habría mucho que hablar.