Hay algo incómodo en ver "Love you more" en un palco, de esos de teatro de película, sólo, pero con un padre con niño en el palco de al lado. Hay algo incómodo en ver toda la sesión en general. Porque a la entrañable mezcla de sexo explícito, rebeldía británica y romanticismo post-adolescente le sigue "Alumbramiento", con la agonía de la abuela, igual que ese niño tendrá abuelos y abuelas que se imagina en ese momento agonizando y supongo que cierra los ojos, o al revés, los abre mucho, como si no se lo creyera y el padre carraspea y entonces Óscar, que hace de presentador hoy, anuncia que "se acabó el amor, empieza el sexo" y el corto es de animación, explícito también, y me salgo a jugar con el móvil.
Por lo demás, la vista es perfecta. Lateral, pero eso no me importa. Ya digo: yo sólo en mi palco, pudiendo ver toda la platea desde mi sitio. Sintiéndome tan siglo XVIII, tan siglo XIX. Si hubiera estado ahí María Antonieta la hubiera abucheado, sin duda.
Al corto de animación le sigue "Mensajes de voz", un corto extraño, que va de menos a más, que cuenta una historia de amor y desamor de una manera completamente distinta. A veces eficaz, otras, menos. De esas obras que sólo adquieren sentido en su globalidad. Un corto tenaz. Nada de grandes efectismos: sobriedad y brochazos para contar una historia más bien triste. Ni un sólo diálogo. Imágenes de una chica en Madrid con mensajes de su contestador automático de fondo. Entre las voces, las de David Pinillos y Xenia Tostado.
Un contestador automático en los tiempos del Facebook... increíble temeridad.
Por último, "El secreto de Salomón". Francesa y divertida. Poco original, porque lo del hombre invisible está visto, muy visto, y, sí, claro, te puedes meter en las duchas de las chicas pero ya es casualidad que todas tengan cuerpos de modelos y, en cualquier caso, ser invisible tiene que ser algo tan tremendamente solitario y poco apetecible...
Así que, por tercera vez, salgo del Teatro Cervantes contento, y, por segunda, me quedo ahí esperando a que salgan los demás, por si conozco a alguien, pero no. Esta vez no sale Nerea Camacho -la entrañable Camino de "Camino" que ayer me miraba con cara de "este chico me suena" igual que yo la miraba a ella, porque no estaba seguro hasta que la vi en un periódico con sus padres, a los que, en principio, también conozco, pero tampoco reconocí-, no sale Ana Álvarez, la chica que se parecía a L. en mi adolescencia, no sale Miriam, mi referencia almeriense y acabo hablando con el propio Óscar sobre la programación, la excelente programación, pero él se quita méritos y afirma que otros años ha sido mejor, que tampoco hay nada despampanante y sonríe mucho y es muy amable y se va con Fele Martínez y compañía a cenar algo.
Yo, sin hambre, me meto en un bar irlandés a beber agua y ver al Barça. Cuando acaba, pienso en ir al pub oficial para ver si está la gente del Festival. Pero no conozco a la gente del Festival y Óscar insinuó que mañana... No sé a qué he venido aquí, pero no es a emborracharme. En ningún caso me arrepiento: Paseo Marítimo, doradas a la plancha, goleadas del Barça y un buen montón de cortos magníficos.
Todo desde un palco, además, por si cupieran dudas.
Pélicot, fin
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«Je le dis droit dans les yeux, je ne l’ai jamais touchée» declaró
Dominique Pélicot, provocando la cólera de su hija Caroline Darian, que le
contestó: «...
Hace 14 horas