Zapatero, en la SER -analícese la mengua paulatina de las apariciones públicas del Presidente, expresión de que el "Efecto Moncloa" parece haberse apoderado de él una legislatura antes que sus predecesores- asegura que "el Gobierno y el PSOE tienen la máxima voluntad de que Batasuna represente un espacio que tiene, sin duda alguna, en la sociedad vasca, y anima a la formación 'abertzale' a aceptar las reglas del juego".
Ya es curiosa, de entrada, la asunción de que la voluntad puede cambiar de sujeto, es decir, que el PSOE tenga la voluntad de que Batasuna tenga la voluntad y así sucesivamente. No sólo eso, sino que en el caso del PSOE esa voluntad sea "máxima", contrastando así profundamente con las expresiones de la voluntad batasuna.
El empeño en confundir la realidad con la voluntad, un buen resumen de la legislatura.
En cualquier caso, convendría determinar también cuál es ese "espacio político" que "sin duda alguna" tiene en la sociedad vasca. Lo que diferencia a Batasuna de Aralar o Nafarroa Bai o, de creer a Pumpido, el PCTV, no es su programa político sino su capacidad intimidatoria. Eso lo sabe Zapatero y por eso propuso en su momento la ilegalización del partido y la firma del Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo.
Zapatero sabe perfectamente que el problema de la legalidad de Batasuna no es un problema político, sino precisamente el hecho de que Batasuna no actúe dentro de la política sino del ámbito mafioso. Si la formación de Otegi no se puede presentar a las elecciones -pese a la "máxima voluntad" del Presidente- no es por defender la independencia del País Vasco ni la territorialidad de Navarra ni la implantación de un régimen marxista revolucionario en su nuevo país.
Eso, ya lo he dicho, lo defienden otras formaciones políticas, legalizadas y de las que Zapatero ni habla ni necesita hablar.
El espacio que, hasta ahora, ha ocupado Batasuna -y esto desde luego no deja duda alguna- ha sido la de la extorsión a empresarios, la canalización de finanzas, la señalización de objetivos criminales, la propaganda del asesinato y la captación constante de terroristas para la propia ETA.
Si a eso le llama Zapatero "espacio político" es que no sabe mucho de política. El miedo y el poder no son política. No en la acepción que el presidente de un país democrático puede dar al término. La reunión de miles de personas en torno a un proyecto basado en el miedo y el poder no es política. Es mafia.
Y lo peor es que lo sabe, insisto, lo sabe...
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
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