Había que tomar una decisión: era el pase especial de "World Trade Center" en el Kursaal o el de prensa de "Little Miss Sunshine" en el Principal. Elegí la primera opción porque sabía que, en cualquier caso, acabaría pagando por verla en Madrid. Con la otra no estaba tan seguro.
Pero, al final, entusiasmo generalizado, premio del público y 6,50 euros en el Ideal para verla en sesión de las seis de la tarde de un jueves, cuando la mayoría de la gente que va, va como yo: solo.
Casi como en el Festival.
"La vida es un continuo concurso de belleza. Que le jodan a los concursos de belleza". Totalmente, de acuerdo. La vida se presenta a veces en forma de continuo concurso, continua competición: la niña más guapa, la supermodelo que mejor desfila, el escritor con más libros vendidos, el cortometraje con más presupuesto...
Que les jodan a todos.
"Little Miss Sunshine" es una película soberbia, emocionante, que da ganas de salir a comerse el mundo: perdedores, suicidas, abuelos cocainómanos, adolescentes traumatizados... todo para componer una comedia. Una comedia de la que uno sale llorando, porque sí, porque se puede. Ni victimismo ni soberbia, ni jaulas ni peceras. Todo aderezado con Proust, por si faltaba algo...
Al final, lo que cuenta es la gente de la que te rodees, la pequeña gente de la que te rodees y que les puedas pegar una patada en el culo, de vez en cuando. A ellos, sean quienes sean.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
declarado el señor Víctor de Aldama ante el juez. Por ejemplo los p...
Hace 4 horas