miércoles, octubre 11, 2006

Oriana Fallaci, (casi) un mes después

Lo peor de la muerte de Oriana Fallaci es que ha pasado totalmente inadvertida. Ni una retrospectiva, ni un análisis de su pensamiento. La gente prefiere quedarse con sus ataques al Islam, pero ese papel lo puede ocupar cualquiera en cualquier momento. Atacar al Islam a veces está de moda y a veces, no. En ambos casos es peligroso, eso es cierto.

Lo que distinguía a Oriana del resto de sus colegas europeos era su ardiente defensa de Estados Unidos. Ahí sí que va a ser difícil encontrar sustituto. Su amor por los Estados Unidos como concepto, más allá de sus políticas o presidentes circunstanciales convirtiendo "La Rabia y el Orgullo" en un homenaje a la unidad americana ante los atentados. Era noviembre de 2001.

Era una mujer lúcida, pero no hacía falta ser demasiado lúcida para adivinar lo que pasaría en Europa si se produjera un atentado similar al 11-S:

"Estoy absolutamente segura de que si Osama Ben Laden hiciese saltar por los aires la Torre de Giotto o la Torre de Pisa, la oposición culparía al gobierno y el gobierno culparía a la oposición. El jefe del Gobierno y el jefe de la Oposición culparían a su vez a sus propios compañeros, a sus propios camaradas..."

Sólo que no fue Italia. Buen ojo, en cualquier caso. Lo importante no es lo que se escribe, sino lo que se lee.