sábado, febrero 12, 2011

Prostatitis crónica no bacteriana


Prostatitis crónica no bacteriana es el nombre-cajón de sastre que se le da a todo tipo de patología urinaria o de dolor pélvico en los hombres que no tiene su origen, como el nombre indica, en una bacteria, y no afecta claramente a ninguno de los órganos de la zona.

Después de dos años investigando, he llegado a la conclusión de que este tipo de prostatitis es una cuestión metafísica, imposible de determinar científicamente. A Kant le encantaría. Se llama "prostatitis" pero ni siquiera está claro que tenga que ver con la próstata, se llama "no bacteriana" pero tampoco se descarta que haya bacterias involucradas, simplemente no aparecen en los análisis. Se trata de una enfermedad que no se revela en análisis de sangre ni de orina ni de semen ni en ecografías ni en cistoscopias. Lo único que sabemos con certeza es que hay afectados.

Por supuesto, una dolencia así es una pesadilla para pacientes y médicos. Más para pacientes, créanme. Yo llevo aproximadamente 20 meses con ella, aunque quizá lleve más porque los síntomas son muy difusos: dolor en los testículos, dolor en el periné, ganas continuas de orinar, escozor en vías urinarias... Mi peregrinar por urólogos ha sido desolador: pruebas, antibióticos, anti-inflamatorios, fisioterapia... e incluso una operación en la uretra para solucionar lo que se consideraba una estenosis no funcional.

Pero que probablemente fuera funcional. De nuevo, imposible saberlo.

El caso es que cuando ya los médicos te han desahuciado, con esa mirada cansina de "esto no te va a matar, yo no puedo hacer más", lo que queda es tu propia búsqueda del ensayo y el error y una cierta comprensión de los demás. Lo primero es agotador: polen, plata, pipas de calabaza, vitaminas D y E, fisioterapeutas y psicoterapeutas, baños de asiento, ejercicios de rotación de cadera... Lo segundo es un imposible, por definición: a ojos de todos los demás, tú estás bien. Ni siquiera vas todo el rato al baño aunque quieras ir todo el rato al baño, así que es fácil olvidar que estás delante de alguien que al fin y al cabo está enfermo y requiere su propio ritmo.

Esto está muy lejos de ser un reproche: afortunadamente, a mi alrededor, empezando por mi familia y acabando por la gran mayoría de mis amigos, he notado ese apoyo y esa paciencia de escuchar mes tras mes los mismos síntomas sin arreglo, la misma obsesión, la misma observación y narración constante de uno mismo.

A estas alturas no sé si tengo una prostatitis o una hipertonía muscular o una cistitis intersticial o la famosa estenosis uretral o qué. Da un poco lo mismo. Eso me dijo la médico de cabecera hace tres días: "Olvídate". Creo que yo daría el mismo consejo, pero no es fácil. El verdadero problema no es que te impida vivir sino que te impide disfrutar la vida. Créanme: es un problema. Uno escribe libros, aprueba oposiciones, reseña casi todo, acumula columnas, atraviesa países, se rodea de una gente extraordinaria y unas mujeres preciosas... pero no puede disfrutarlo. Su mente está en el siguiente cuarto de baño.

Y, en serio, no es un capricho.

Puede que haya gente que se sorprendiera de mi falta de actividad social en estos meses: que dejara el baloncesto, que dejara el taller de escritura, mi facilidad para olvidar nombres y momentos y la sensación de que Guille no estaba ahí, sensación que el propio Guille ha tenido. A algunos se lo he explicado y a otros, no. Si ahora, por primera vez de una manera explícita, lo hago aquí es porque estoy convencido de que hay mucha más gente, muchos más tíos con problemas con su próstata o lo que sea y temerosos de ser vistos como bichos raros en esta cultura fálica.

Porque creo que es bueno saber que hay gente como tú y sobre todo que hay gente como tú que está luchando: por ejemplo, los de este foro; por ejemplo, este señor estadounidense.

La pregunta del ansioso será siempre "¿y esto se cura?" y la respuesta, obviamente, es "no es fácil". Pero se mejora. Y se vive con ello.  Incluso puede que algún día, paf, como vino se fue y podremos volver a disfrutar de una cerveza en una terraza o una tarde en la playa o una película de cine. Las pequeñas cosas. Tengo la sensación de que se me ha privado de las pequeñas cosas, como protesta Mourinho, pero sin su salario. Si has llegado aquí buscando información, prueba con los enlaces, mi experiencia de momento es difusa. Ten siempre claro que no estás loco.

Y que cada momento de salud merece ser disfrutado como si fuera el último, sin miedo ni reproche.