domingo, octubre 01, 2006

Un árbol que cae en un bosque vacío

Nadie quiere tirar piedras contra su tejado. Creo que he hecho un buen trabajo en San Sebastián. Creo que aquí ha habido un seguimiento exhaustivo y con criterio de todo lo que era cine y lo que no era cine. Creo que, quien haya estado ahí, aunque sea con intermitencias, ha podido darse cuenta de primera mano de lo que es un Festival desde dentro. Como si hubiera cogido el autobús conmigo y hubiera compartido pensión con mi hermano y Mariam.

Creo que las crónicas -hoy se ha publicado la última- eran sensatas y estaban mucho mejor escritas que las de 2003 y 2004, cuando abusaba de la pedantería y de un lenguaje forzado, seguramente porque no me sentía cómodo en la revista para la que trabajaba. No por sus exigencias, sino por las mías propias.

Por todo ello, me siento orgulloso, que conste, y creo que, en esto también, en lo profesional -lo personal ha sido tan maravilloso que me canso ya de repetirlo y ustedes de escucharlo- las cosas van a mejor y eso es una gran noticia.

Sin embargo, una pequeña decepción: entre las tres crónicas publicadas hasta ahora en Almiar han tenido 100 lectores. Ni siquiera 100 lectores, 100 visitas. Uno no se mide por la cantidad de sus lectores sino por su inteligencia. Espero que lo hayan disfrutado. Este blog ha tenido una media de 40 visitantes únicos por día y creo que está bastante bien.

Siempre me pierdo en las cifras, quizás por mi necesidad de saber que hay alguien al otro lado, pero reconozco que hay un cierto poso de amargura en esta ocasión. Dentro de unos días, sólo quedará la satisfacción. Al respecto, me remito al primer párrafo.