viernes, diciembre 31, 2010
Yo sobreviví a 2010
Sinceramente, durante mucho tiempo he creído que 2010 no merecía un resumen que fuera más allá de "empecé el año estafado por Factual, operado en un hospital de unas molestias que no remitieron, a mi mejor amigo lo tuvieron en la UCI y en coma dos días, mi abuelo enfermó súbitamente y murió a los pocos meses, que aun así se hicieron demasiados, perdí mi trabajo, mi padre sufrió un derrame cerebral y acabé el año estafado por Notodo.com". Un pedazo de año, en definitiva, como para reírse de 2007.
Solo que el final no ha estado tan mal.
Y un resumen de ese tipo tiene algo de autodestructivo y a la vez de autocomplaciente, de "mirad, pobrecito yo, cuántas cosas horrorosas me han pasado", y de la autocomplacencia se aprende más bien poco. Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. Así que, bueno, el resumen corto ya lo tienen, si quieren quedarse al largo, como hice en 2008 y 2009, pues pueden empezar en el siguiente párrafo.
Veamos, en 2010, continué con mis viajes terapéuticos a San Sebastián, lo que no impidieron, como ya comenté, un paso innecesario por el quirófano. Salinger y Rohmer -ahí queda eso- murieron, Arcadi Espada abandonó Factual y Federer ganó su 16º Grand Slam en Australia, lo que hacía prever un año triunfal que jamás llegó. Acabé "La estética del francotirador" después de un año y pico de escritura y correcciones, y empecé un nuevo blog, aún vigente, sobre la nostalgia noventera. Como dijo un buen amigo, "has conseguido desmitificar una década antes incluso de que llegara a mitificarse".
En 2010, canté "Carne de canción" con ese canalla de las letras que es Álvaro Vázquez en el Barcelona, 8, antes de que lo cerraran, aunque no busquen ahí una relación causa-consecuencia, por favor, tampoco desafiné tanto. Visité el plató de "Sé lo que hicisteis" por gentileza de Dani Mateo, descubrí "El informe Pimpollo" y empezamos a darle vueltas a la relación entre amor y política, tema recurrente a lo largo del año. Estrenamos por fin nuestro primer corto, Pedro Rodrigo y yo, y lo hicimos a lo grande: con amigos en el Costello y con Emiliano en el Festival de Medina del Campo, casi nada. Con el paso de los meses, estuvimos en Cortos con Eñe, el Barbú Short Film Festival, el Cortofunk, Tarazona y Navalcarnero. No está mal para empezar.
En 2010, Messi siguió haciendo cosas de otro mundo, entrevisté a Julio Medem, revisité mi infancia me fui de nuevo a Málaga por segundo año consecutivo, todas aquellas tardes de glamour y amigos que se besan, descubrí el "APM?" -probablemente de lo mejor del año, porque las risas lo curan todo-, me bajaron el sueldo como a todo profesor de enseñanza pública, celebré el título del Barcelona, agónico, entre gritos y conspiraciones y todo lo que no es fútbol y se hace necesario precisamente cuando no hay fútbol que vender, y me hice momentáneamente de izquierdas gracias a Daniel Cohn-Bendit. Luego se me pasó.
En 2010, nació el "Fuera de Contexto", que partía de la nada, como una burda imitación del Festival Acróbatas de Barcelona pero en gratuito, entre amigos y en el Costello, y ha acabado en un lleno mensual -por cierto, el martes 4 de enero tienen sesión de nuevo-. Debutamos con dos amigos de los grandes: Pablo Ager y Álvaro Vázquez. Luego pasarían por el escenario Alfon, Emite Poqito, Mäbu, Jorge Marazu, Patricio B., Alex Martínez, Perro Flaco y El Gel de Onán. No está mal para un chico que hiperventila. Además, fuimos Campeones del Mundo, con una fe total desde el primer partido hasta el último. ¿Quién no se sigue emocionando con el gol de Iniesta? Dejemos de decir que "es solo fútbol". El fútbol es una metáfora de todo lo que está pasando. Incluso de la belleza.
En 2010, aprobé unas Oposiciones, aunque sin plaza, de ahí que perdiera mi trabajo. Las aprobé en unas condiciones físicas y mentales lamentables y además rozando el 8. Pero no, no fue posible. Cosas de sindicatos y convenios. Otros lo merecían más, se conoce. Pasé un verano algo complicado entre Madrid y Moralzarzal. Vida de chalet. Disfruté de Chivo Chivato y de Roger Gual. Me aburrí con la selección española de baloncesto, que es lo peor que se puede decir, resultados aparte. Fui a la boda de una ex y me pareció precioso porque sin duda soy un tipo muy raro. Entrevisté a Bret Easton Ellis, en lo que fue otro de los grandes momentos del año y probablemente la mejor entrevista de mi vida, una especie de sueño cumplido, y si no me creen, miren mi nick, con eso debería bastar.
En 2010, Vargas Llosa, Varguitas, ganó el Nobel y yo, como todos, lo celebré en la medida de mis posibilidades y mi entusiasmo. Alberto Contador dio positivo, inauguré columna de opinión -llámenlo como quieran- en Culturamas, disfruté a lo grande del buen cine español con "Buried" y "Héroes", dos peliculones, entre las mejores del año. Publiqué en "Al otro lado del espejo" y me pasé a la enseñanza privada con un éxito de leve a moderado. Las cosas se pusieron cuesta arriba con lo de mi padre pero para entonces yo ya notaba una cierta pesadez en las piernas, regalo de Cheever, y solo las charlas con amigos como David Pinillos ayudaban a salir del estupor.
En 2010, como habrán visto, hubo deporte para aburrir: Ferrari regaló el Mundial de Fernando Alonso, las dudas se cebaron incomprensiblemente con la selección española por un amistoso en Portugal, el Barcelona reafirmó su superioridad con el 5-0 y Federer despertó de su letargo ganando la Masters Cup al mismísimo Nadal. Pero además se celebró la segunda edición del Festival Eñe y fue una gozada aunque uno se pregunta si tiene sentido gastarse toda esa pasta para luego despedir a los colaboradores de tu página web sin pagarles lo que les debes, y mi respuesta creo que sería que no.
Por último, en 2010 hubo cambio de gobierno en Cataluña con la previsible debacle del tripartito, con PSC y ERC como puntas de lanza; aunque el ritmo de posts bajó durante el año a menos de uno al día, hemos conseguido llegar las 100.000 visitas en el blog, sumando más de 400.000 en el acumulado desde verano de 2006, y me indigné sobremanera con la consagración del nuevo periodismo perezoso bajo el grandilocuente nombre de Wikileaks, que consiste en que alguien me pasa un telegrama y yo voy y lo publico sin más, sin preocuparme de qué contexto crea ese telegrama, si fue desmentido después o no, si dice la verdad o pretende engañar... en fin, corta y pega y tendrás un periódico revolucionario. La figura de Julian Assange -aunque, recordemos, él es la fuente y yo lo que critico es el uso de la fuente- tampoco me generó confianza alguna.
En lo que respecta a colaboraciones empecé a subir crónicas de los partidos del Barcelona en el blog "Fiebre de Fútbol" coincidiendo justo con la polémica -por decir algo- huelga de controladores, que también tuvo su espacio, claro. Despedimos a Lichis como se merece, dimos la bienvenida a Las Grotesques -y las tostas de salmón ahumado-, reflexionamos sobre el Balón de Oro, nos recreamos en la nostalgia mundialista gracias a Michael Robinson y acabamos con dos-tres días formidables, entre ellos, probablemente el mejor de todo el año: el de la despedida de la Chica Portada.
De entre todas las desgracias del año, que ella no estuviera aquí sino allí, también ocupa un importante lugar. Feliz Año Nuevo a todos y que 2011 sea un poco mejor que éste. No pidamos imposibles. Pequeños objetivos, ya saben.
jueves, diciembre 30, 2010
Terribles Noventa
Cuando Kurt Cobain se suicidó, Courtney Love cogió un megáfono y nos leyó su carta de despedida. Hizo un poco lo que quiso, se saltó algunas partes, empezó a insultar a todo el mundo y es de suponer que iba hasta arriba de heroína, más que nada porque era lo normal en ella. No es mi intención meterme con Courtney Love porque aparte de consumir drogas de forma compulsiva ese mismo año había sacado uno de los mejores discos de la década, “Live through this”, así que todo mi reconocimiento para ella.
El caso es que la gente se agolpaba a las afueras de la famosa casa de Aberdeen, Washington, a pocos kilómetros de Seattle y ella leía entre sollozos. Creo que nunca nada, jamás, en toda mi vida, me ha afectado tanto como aquella carta de suicidio y no tengo nada de suicidófilo en sentido estricto: la idea de cortarme con un cuchillo mientras corto chorizo ya me aterra imagínenme con una escopeta recortada en la garganta.
De ninguna de las maneras. Otra cosa es la idea de cortar con todo y empezar de cero, esa sí es sugerente.
La carta hablaba sobre la empatía. Sobre lo difícil que resultaba sentir empatía por los demás, querer amar a los demás y a la vez darte cuenta de que era imposible, de que para algunos todo resultaba muy fácil: enamorarse, jugar a los bolos, celebrar fiestas, ganar concursos de popularidad y para otros cada rechazo se acababa convirtiendo en un paso hacia el odio precisamente porque tú quieres estar en un lado de la MTV y al final acabas estando en el otro.
Hablaba también del entusiasmo. Yo siempre me he considerado un tipo entusiasta y pasional. Visceral, incluso, dirá alguien. Kurt Cobain lamentaba haber perdido el entusiasmo muchos años atrás con esa estética del que está de vuelta de todo cuando sólo vas a cumplir 27 años y prácticamente no has ido a ningún lado. Se sinceraba con dos frases finales demoledoras: “I´m too much of an erratic person and I don´t have the passion anymore”. Eso fue lo que yo le entendí a Courtney Love y lo que la primera versión apuntaba: “Soy una persona demasiado errática y he perdido por completo la pasión”.
Me fascinaba que alguien se definiera como una persona errática. Si yo soy algo, es errático. Suicida no, ya lo he dicho antes, pero, ¿errático? Todo lo que quieran y más. Recuerden que no era capaz ni de hacerle una hamburguesa o una proposición mínimamente decente a mi ex novia. Nunca he tenido el control de los tiempos ni la sensación de acertar. Me siento como un francotirador desbocado que confía en la estadística más que en el pulso. Algún día, tarde o temprano, acertaré.
En fin, mi nostalgia por los 90 no tiene límites y como prueba queda un blog que abrí hace unos meses y que repasa aquella década desde Soundgarden hasta los goles de Caminero. Hace poco quise revisar la nota de suicidio en cuestión –me sentía mal, lo reconozco, me sentía algo miserable e incomprendido, la típica sensación del peterpan grunge- y me encontré con una versión diferente de los hechos: en Internet leía “I´m too much of a neurotic person and I don´t have the passion anymore”. Errático tiene cierto glamour, aparte de ser una palabra preciosa. ¿Neurótico? De acuerdo, un tío que escapa de su clínica de rehabilitación y se pega un tiro en la cabeza en su invernadero tiene algo de neurótico, pero, ¿qué tiene que ver con la neurosis con esa sensación de no pertenencia y de falta de entusiasmo?
Entonces decidí que daba igual. Courtney iba demasiado drogada como para entrar a discutir fonemas. Si quiso decir “an erratic” o “a neurotic” está más allá de mi capacidad de comprensión. Yo lo que quería era el mito. Yo lo que quería era que, de alguna manera, Cobain fuera menos Cobain y más yo. O justo al contrario que yo fuera menos yo y fuera un poco más Cobain. En una de las pocas poesías que he escrito que merecen mínimamente la pena resumo el contexto en el que me movía: “Era el nuestro un ejército de trajes impolutos, mamá los lavaba al día siguiente, papá nos llevaba al instituto”.
Feliz Navidad
miércoles, diciembre 29, 2010
Como una ola
Así que terminamos de planear el menú de Nochevieja en el DeCine. La Chica Selectiva quiere algo glamouroso, especial, history in the making, y yo no dejo de proponer todo tipo de vulgaridades como tortillas de patatas precongeladas. Ha sido una tarde de descafeinados con Laura de Pedro y encuentros furtivos en La Petisqueira con Kiko Prada y Almudena Gallego. Cierta sensación de fin de fiesta, como si algo -quizás un año, pero no solo un año sino una plaga convertida en año- se estuviera acabando y provocara un lógico alivio.
Como es una chica meticulosa, mucho más que Fer y yo, desde luego, la Chica Selectiva apunta todo lo que vamos a cenar con esa envidiable elegancia femenina que hace que incluso una servilleta parezca un cuaderno de clase: salmón ahumado, jamón ibérico, jamón de york, langostinos, la citada tortilla, queso, tiramisú y probablemente ensalada y patatas para acompañar.
De ahí nos vamos al Colonial porque es la fiesta sorpresa de la Chica Portada, recién vuelta de Nueva York para las Navidades. Me he acostumbrado a esa clase de chica pianista y adorable que vuelve de Nueva York unos pocos días y consigue que todo sea especial. No digo que sea fácil, sino que me he acostumbrado. Tampoco digo que sea fácil para ellas. Nos preguntamos cuánto tiempo hace que no vamos al Colonial, nosotros, que hace cinco años no perdonábamos una noche. 2010, de nuevo, ese año apestoso. La niña baila "So long, farewell" acompañada de otra niña. La generación del 84 y sus adorables Campanillas.
Cuando cierran vamos al Honky. Está bien ir al Honky un martes porque no hay nadie en la planta de abajo y no hay que pelearse, como mucho ignorar a los borrachos que persiguen a las chicas. Cómo culparles si yo mismo persigo a las chicas detrás de cada columna y propongo apuestas muy bien pagadas. Cerramos el Honky. Si alguien me dice esta mañana que voy a cerrar el Honky me parto de risa. O de rabia. Pero sí, cerramos el Honky y yo no me quiero ir a casa y la Chica Portada dice que me acompaña donde sea, así que ahí estamos los cuatro: Chica Portada -Rubio-, Chica Selectiva, Fer Heads y yo en un taxi hacia Almirante donde sabemos que al menos tendremos una hora más de música y decadencia. Una hora cara, pero necesaria.
Toni 2. Mucho alcohol ya. El portero nos confirma: "Una hora". Bien, una hora debería ser suficiente. Fer y yo conocemos el sitio. Carmen puede que también. Álida parece que no. Somos los chicos bien del indie metidos a bailarines de Pedro Navaja. Con dinero o sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley. Me gusta cuando saco lo peor que tienen dentro, esa hortera que se sabe todas las canciones de Perales -o al menos algunas- a la que llevan años ocultando tras gafas de pasta y conciertos de Arcade Fire. Me gusta cuando soy malvado, algo parecido a un ciclón. La vitalidad, de nuevo.
Los fotógrafos nos roban copas y tiempo. No ponen Rocío Jurado. No ponen Julio Iglesias. A cambio cierran con "Escuela de calor" -lo más moderno que se ha oído en el sitio en años- y Rubén Blades. Bailamos dentro y fuera. Nos gusta bailar, de repente, un-dos-tres, un-dos-tres. Esquivamos peruanos románticos. Las niñas llevan rosas en la mano pero ninguna se la hemos regalado nosotros. Los bares engañan: parece que abren pero no. Parece que ofrecen comida pero no pasan del café y los bollos. Nosotros queremos dulce como el vino y salado como el mar. Somos estupendos con nuestras caras de cansancio eufórico a las 8 de la mañana en el bar de al lado del Malaspina, donde una señora nos regaña todo el rato por todo: nos hemos sentado en la mesa incorrecta, hemos pedido las bebidas incorrectas, incluso la Chica Portada se atreve a dejarse caer sobre la mesa, mitad apoyada en su brazo, mitad en el mío.
No sé cuánto he echado de menos a la Chica Portada y no sé cuánto tiempo. Ella, aunque no solo ella, fue 2007. Y 2006 si me apuran.
En fin, empieza a clarear. Se está haciendo tarde y empieza a refrescar y se está nublando el cielo y nos vamos a mojar así que "adiós cariño, adiós mi amor". Nadie es más feliz que la Chica Selectiva en su autobús rumbo a casa. Nadie es más feliz que la Chica Portada en su correspondencia con la línea 2, anticipando churritos y porritas. Nadie es tan feliz como Fer y yo, especialmente yo porque yo dejé de ser hace mucho el tipo que algún día fui y volver a serlo de vez en cuando no está nada mal. Gran Vía y Tribunal. Media canción de Sabina. Con eso nos basta. Las vecinas salen a trabajar y yo entro con algo parecido a una serenidad fingida. En Spotify suena "Como una ola". Demasiado tarde, quizás. O justo a tiempo. Algún día miraremos atrás, en serio, a estas noches de incendio, las de hace tres años y la de ayer y pensaremos que quizá no todas las decisiones fueron lo suficientemente valientes y que quizás alguien debió de haber perdido la cabeza y gritar "creo que voy a empezar a romperme".
Pero fueron nuestras decisiones. Time, truth and heart.
Animal Kingdom
Estamos acostumbrados, más o menos, a las historias de familias del hampa que se dedican a destruirse entre sí. Mucho menos, a historias de familias cuyos miembros, incapaces, con evidentes retrasos mentales o al borde de la locura al estilo William Faulkner, llegan a reinar durante un tiempo gracias a alguna maquiavélica mente que consigue poner orden en el caos pero se van autodestruyendo a sí mismas, fruto de diversos aciertos policiales y de las propias carencias, descuidos y una sensación errónea de poder.
“Animal Kingdom”, como decía, tiene mucho de novela de Faulkner: cuenta la historia de J (Josh) a partir de la muerte de su madre por sobredosis y su inclusión en el poco convencional mundo de sus tíos que dirige su abuela con una sonrisa en la boca y formas de dama australiana. Lo que se omite tiene tanto valor como lo que se cuenta, y mantiene al espectador pegado al asiento sin necesidad de presentarse como un jeroglífico. Cada personaje tiene un punto evidente y otro punto indescifrable, lo que provoca que nadie se pueda fiar de nadie y ni siquiera nosotros sepamos quién es el bueno y quién es el malo o cuándo cada uno se va a portar como tal.
La película, una de las cimas australianas de 2010, avanza a base de trapicheos, abusos de poder, violencia contenida y expresa, diálogos cortos y el retrato, diapositiva a diapositiva, de una familia que se hunde, asfixiada, mientras sus abogados-consiglieri intentan a veces con éxito y a veces sin él sacarlos del filo del abismo. Por supuesto, esto no sería capaz sin unos actores soberbios, empezando por la enigmática Madrina –Jacki Weaver- y siguiendo por el impresionante Ben Mendelsohn y los más que solventes miembros de la familia Cody: Joel Edgerton, Luke Ford y Sullivan Stapleton. James Frecheville, el supuesto protagonista, aquel niño supuestamente indefenso que queda huérfano en el minuto uno de la película, cumple en un personaje complicado por su ambigüedad constante. Guy Pearce parece ligeramente desaprovechado como policía representante del bien. Al menos, no es el típico poli tonto y eso se agradece.
En definitiva “Animal Kingdom” es una película sobre drogas, crímenes, poder, familias desestructuradas y persecuciones policiales. Una buena película de género que recuerda a los mejores clásicos modernos con un puntito de cine social en la dosis justa y no empalagosa. Gran recomendación para este Año Nuevo.
martes, diciembre 28, 2010
No controles
Borja Cobeaga se está convirtiendo en un experto de la comedia dulce y amable, películas que te dejan una sonrisa en la boca al salir del cine y cuyo humor no resulta molesto en ningún momento. “No controles” tiene muchas cosas de “Pagafantas” y de sus anteriores cortos en cuanto a estructura, personajes y diálogos chispeantes. Por otro lado, hay que reconocer que el guión tiene claras limitaciones y que, como sucedía con su primera película, la historia contada gana más que desarrollada durante una hora y media, como si el formato aún le viniera un poquito largo. Cobeaga es único imaginando situaciones y tiene una facilidad para el universo chico-chica y las diversas crueldades que se derivan de él envidiable. Si a eso le juntamos las diversas campañas virales que rodean a sus películas, la expectativa ante el estreno siempre es brutal. En este caso, el personaje elegido para la promoción es Juan Carlitros, también conocido como DJ Desfás, y que no deja de ser Julián López, uno de los actores de La Hora Chanante-Muchachada Nuí-Museo Coconut.

La idea de enfocar la promo en Juan Carlitros es casi tan buena que compensa el error de la distribuidora de sacar la película después de Navidades, cuando está ambientada en plena Nochevieja y ha contado con semanas de promoción gratuita a costa del Estado de Alarma. Y es que “No controles” es la historia de un aeropuerto bloqueado y una relación bloqueada, sin aparentes indicios de despegue. Unax Ugalde y Alexandra Jiménez vuelan hacia sus puestos de trabajo en Madrid y Berlín respectivamente después de haber pasado la comida de Nochevieja juntos en un mero alarde de hipocresía y convencionalismo: los dos dejaron la relación hace meses pero él no se atreve a decírselo a su padre. Es la gran noche de la separación definitiva, sin más subterfugios, y una nevada les da una última oportunidad. A partir de aquí y sin entrar en demasiados detalles, la trama enloquece hacia el objetivo final, que es que los dos chicos acaben juntos porque para eso son los protagonistas. En ese sentido, se parece a “Pagafantas” y obviamente no es mi papel desvelar si ese objetivo se alcanza o no. El caso es que en medio de la relación y como Celestina de lujo se cuela el citado Juan Carlitros. El problema con este personaje es que es un pesado que va de gracioso. Eso es lo que opina Cobeaga de él y es lo que pensamos todos durante unos primeros quince minutos de chistes realmente insoportables. Que el personaje le dé la noche al protagonista no justifica que se la dé también al público, aunque Julián López desde luego está sensacional.

Una vez en el hotel y entre algunas escenas alocadas de comedia casi noventera que, insisto, no molestan a nadie, y alguna conversación del tipo “tengo tanto que decirte pero no me atrevo y los dos lo sabemos” que sí llega a resultar irritante por su repetición, el espectador se olvida de pesados y de pegas y se mete por completo en la “Operación Reconquista”. Hay que destacar que si bien Unax Ugalde parece un poco superado por el papel –y cuesta decir esto de un actor tan sólido- Alexandra Jiménez vuelve a estar soberbia, como ya lo estuvo en “Spanish Movie”. Con todo el respeto hacia el género televisivo, que esta chica se haya pasado hasta los 30 años encasillada en un papel de “Los Serrano” resulta un poco increíble. La película es una auténtica exhibición de naturalidad, gracia y belleza contenida. La típica chica de la que el espectador se enamora. Y cuando un director tiene esa arma en la mano, ya tiene mucho ganado.
La idea de enfocar la promo en Juan Carlitros es casi tan buena que compensa el error de la distribuidora de sacar la película después de Navidades, cuando está ambientada en plena Nochevieja y ha contado con semanas de promoción gratuita a costa del Estado de Alarma. Y es que “No controles” es la historia de un aeropuerto bloqueado y una relación bloqueada, sin aparentes indicios de despegue. Unax Ugalde y Alexandra Jiménez vuelan hacia sus puestos de trabajo en Madrid y Berlín respectivamente después de haber pasado la comida de Nochevieja juntos en un mero alarde de hipocresía y convencionalismo: los dos dejaron la relación hace meses pero él no se atreve a decírselo a su padre. Es la gran noche de la separación definitiva, sin más subterfugios, y una nevada les da una última oportunidad. A partir de aquí y sin entrar en demasiados detalles, la trama enloquece hacia el objetivo final, que es que los dos chicos acaben juntos porque para eso son los protagonistas. En ese sentido, se parece a “Pagafantas” y obviamente no es mi papel desvelar si ese objetivo se alcanza o no. El caso es que en medio de la relación y como Celestina de lujo se cuela el citado Juan Carlitros. El problema con este personaje es que es un pesado que va de gracioso. Eso es lo que opina Cobeaga de él y es lo que pensamos todos durante unos primeros quince minutos de chistes realmente insoportables. Que el personaje le dé la noche al protagonista no justifica que se la dé también al público, aunque Julián López desde luego está sensacional.
Una vez en el hotel y entre algunas escenas alocadas de comedia casi noventera que, insisto, no molestan a nadie, y alguna conversación del tipo “tengo tanto que decirte pero no me atrevo y los dos lo sabemos” que sí llega a resultar irritante por su repetición, el espectador se olvida de pesados y de pegas y se mete por completo en la “Operación Reconquista”. Hay que destacar que si bien Unax Ugalde parece un poco superado por el papel –y cuesta decir esto de un actor tan sólido- Alexandra Jiménez vuelve a estar soberbia, como ya lo estuvo en “Spanish Movie”. Con todo el respeto hacia el género televisivo, que esta chica se haya pasado hasta los 30 años encasillada en un papel de “Los Serrano” resulta un poco increíble. La película es una auténtica exhibición de naturalidad, gracia y belleza contenida. La típica chica de la que el espectador se enamora. Y cuando un director tiene esa arma en la mano, ya tiene mucho ganado.
lunes, diciembre 27, 2010
Ley Sinde, Seriesyonkisgate, talibanes cibernéticos y un largo etcétera
Creo que mi posición en torno no ya a la Ley Sinde en concreto sino a la defensa de los derechos de autor como marco a partir del cual se ha de negociar y no a la inversa- es decir, el derecho a robar como marco a partir del cual ya veremos si negociamos algo o directamente os hackeamos la página y os jodéis- está bastante clara y solo hay que andar buscándola por este blog. No viene al caso repetirla, más que nada porque el tema me agota, pero sí voy a dejar unos cuantos artículos que tienen algo en común: todos dicen cosas sensatas por parte de gente que también comparte algo más: todos han sido insultados, amenazados y hostigados después de publicar el artículo en cuestión.
Daniel Sánchez Arévalo: "Hola, mi nombre es Daniel y soy un ladrón"
Jorge Díaz: "No te signifiques (16)"
Nacho Vigalondo: "Otro creador"
Álex de la Iglesia: "El barco de los piratas"
Alejandro Sanz: "Es la dictadura de los señores de la red"
Javier Bardem: "El botón mágico"
¡Incluso Nacho Escolar ha caído del caballo cual Saulo y ha desvelado el inmenso lucro que hay detrás de Series Yonkis en un artículo que por supuesto le ha supuesto un buen aluvión de improperios, burlas y amenazas! El artículo se llama "¿Cuánto ganan las páginas de descargas?" y es un interesante ejercicio de investigación que se echó en falta cuando se erigió en líder del famoso manifiesto de blogueros del año pasado contra la ley que intenta, con mayor o menor éxito, controlar todos los fraudes y lucros deshonrosos que él ahora denuncia. Escolar representa el espíritu de nuestro tiempo periodístico: primero se indigna, luego investiga.
Si les sirve de algo, les pongo lo que escribí a una amiga muy crítica con los Sanz, Bardem y compañía en Facebook y que está estudiando periodismo, es decir, algo tiene que ver con la "creación", sin duda:
"Imaginemos que yo dijera que el periodismo no sirve para nada, que, total, juntar un montón de palabras lo puede hacer cualquiera y que en cualquier caso el derecho a la información está por encima de todo lo demás así que el periodismo tiene que ser algo gratuito. Además, por supuesto, me cargaría las facultades de periodismo porque para qué demonios habría que pagar a profesores y ofertar becas -¡incluso para ir al extranjero!- para chavales que no es que no paguen sus impuestos en España, es que ni siquiera pagan impuestos, que diría un taxista de pro.
Pues nada, periodismo gratuito, fuera becas, fuera facultades y como alguien intente legislar protegiéndolo, pues digo: "El periodismo es una industria obsoleta" y sigo a lo mío, y el que se quede sin futuro o trabajando gratis o incluso pagando para trabajar, que en el periodismo es algo que está a punto de suceder, por cierto, que se joda y se calle.
Bueno, pues creo que si yo pensara eso -y habrá quien lo piense- yo sería un idiota, y no me estaría enterando de nada. O al menos me merecería que alguien que de verdad es periodista, que se ha pasado toda su vida formándose y trabajando en ello, me dijera: "No, mire, usted es un idiota". O, si es más educado, un talibán.
Al autor hay que pagarle por su obra igual que al periodista por su artículo o al panadero por su pan. Que la industria es un desastre, lo es. Como casi todas las industrias paletas de este país. Que tengan que pagar los autores por todo, viéndose completamente desposeídos de sus obras, pues no me parece, la verdad.
Y ahora, podéis acribillarme, pero espero que al menos lo penséis un poco e intentéis entendernos a los que no creíamos en la Ley Sinde como tal pero sí en la regulación de páginas de descarga ilegal."
Matizo, y es importante: no me acribillaron a nada, al revés, me contestaron muy educadamente así que igual es verdad y otro mundo es posible. Al final el post me ha quedado larguísimo, miren que lo siento, de verdad.
domingo, diciembre 26, 2010
Juliet, desnuda
Una pareja de ingleses rondando los cuarenta tratan de agarrarse a su adolescencia mediante la mitificación de un músico ochentero estadounidense retirado 25 años atrás en extrañas circunstancias. El hombre es un misterio y la pareja está dispuesta a resolver ese misterio pieza por pieza. Llevan quince años en ello. El problema es que ha llegado un momento en que en realidad solo el chico –el hombre- quiere seguir con el juego. A la chica, lo de quedarse en la postadolescencia le ha parecido bien como broma pero cree que ya es hora de dar un paso adelante: como digo, se acerca a los 40, quiere ser madre y tener algo parecido a un matrimonio de dos y no de tres.
Ese es el punto de partida de “Juliet, desnuda”, el nuevo libro de Nick Hornby, que recurre una vez más al mundo de la música y sus fans irredentos para construir una narración amena con algunos giros realmente brillantes. Por ejemplo, el personaje de Tucker Crowe, es decir, la estrella del rock retirada en medio de una mitología de foro de Internet. Crowe, en realidad, no es más que un hombre normal, con algo parecido a una familia y que en su momento se cansó de jugar, igual que Annie, la mujer de la pareja inglesa, se empieza a cansar de los juegos de Duncan.
En realidad, si se piensa bien, es una novela sobre la madurez. Casi toda la literatura de Hornby es una lucha contra la madurez: quiero tener una tienda de discos, quiero verme todos los partidos del Arsenal, quiero seguir siendo un niño de 10 años, quiero ver la casa donde vivía la novia que inspiró el mejor disco de mi cantante favorito… pero la gravedad acaba venciendo de manera más o menos amable. De hecho, hay en “Juliet, desnuda”, a mi juicio, un exceso de amabilidad. Por momentos, se hace ñoña, aunque esos momentos se mezclen con otros francamente divertidos.
Sea por la traducción o por la propia elaboración de Hornby, la mayoría de los diálogos parecen sacados de una película. Solo resultan creíbles si uno se imagina a dos actores interpretándolos, con sus pausas, sus gestos, sus silencios… La literatura tiene un lenguaje y un ritmo y el cine, otro. No estoy diciendo que el autor no lo sepa. Si alguien lo sabe, de hecho, probablemente sea Hornby, pero en este caso cruza de un lado a otro con demasiada ligereza. “Juliet, desnuda” es una novela agradable que nadie se arrepentirá de leer. Probablemente tampoco cambie su vida, aunque el enfoque es realmente original en algunos aspectos, pero al menos se puede gozar con un principio contundente aunque después se vaya aletargando un poco.
Una lectura rápida y amable, ya lo he dicho. Nick Hornby. Nada que reprocharle.
sábado, diciembre 25, 2010
El Informe Robinson: El año en que fuimos campeones del Mundo
Recuerdo el absurdo de las dos horas en la Plaza de Callao, la gente tirándonos agua desde los balcones, mirando al fondo, por si algo se movía en el cruce con Plaza de España. Recuerdo a las familias, los niños, los estudiantes de vacaciones, todos ahí quietos, esperando un autobús eufórico durante tiempo y tiempo y tiempo, como si no tuviéramos nada que hacer. Los gritos al pulpo Paul, las pancartas patrioteras.
Recuerdo la soledad. No sé si la soledad hubiera estado siempre, y me refiero al hecho de que para un futbolero desde los 6 años ser campeón del Mundo era algo tan grande que difícilmente podía ser compartido, pero desde luego había mucho de soledad física. Y enfermedad. Recuerdo a mi enfermedad y a mí paseando por la Castellana, sin rumbo, la noche de antes, las niñas monas con sus bikinis preparados para meterse en las fuentes. El sueño mezclado con la euforia. Los gritos, otra vez, incluso los empujones, los coches pitando y la gente saliendo por las ventanas y la sensación de "esto no nos puede estar pasando a nosotros", que es una sensación maravillosa e irreal.
La Plaza de Colón. Los policías. Las pantallas gigantes.
Recuerdo los móviles en lo alto, todos peleándonos como paparazzi para conseguir la mejor imagen, el mejor vídeo. El autobús lleno de jugadores borrachos. Iker Casillas. Capdevila haciendo gestos. El atasco. No podían pasar de tanta gente que había, todos con sus dos horas a las espaldas y su sonrisa de oreja a oreja. Campeones del Mundo. Campeones del Mundo. Pulpo Paul, Pulpo Paul, Pulpo Paul... Recuerdo las callejuelas entre Callao y Ópera. Puede que lloviera y puede que me confunda de día. Probablemente me confunda de día porque era julio y en Príncipe Pío se montó una tremenda y con lluvia supongo que nada de eso hubiera sido posible.
Las callejuelas y las conversaciones de teléfono. Y la soledad, de nuevo. A Iniesta le ponían vídeos de Roger Federer llorando en Australia por haber perdido con Nadal y después llorando en París por ganar Roland Garros. Todo con apenas cinco meses de diferencia. A mí, en algún momento, me pondrán vídeos de Iniesta. Este vídeo, por ejemplo: el Informe Robinson, tan emocionante como era de prever. Soy el clásico idiota que se pone a llorar cuando recuerda partidos de fútbol, conmigo no se lleven a engaños.
jueves, diciembre 23, 2010
The Auteurs- Showgirl
Mi eterna fascinación por las chicas guapas, las chicas despampanantes, como ese personaje de "Beautiful girls" que tiene su habitación empapelada de posters de supermodelos. La fascinación de toda una generación, supongo, o al menos hasta cierto tiempo. La decadencia de Schiffer, Campbell y McPherson. Drogas, sexo y sonrisas prefabricadas. Un universo de plástico y cirugía y apariencias. Por eso nos gustaba Bret Easton Ellis, en parte.
Había un submundo dentro del submundo y era el de las "wannabes". A mí el propio concepto de "wannabe" ya me pone la piel de gallina hasta el punto de haber escrito una novela llena de wannabes solo que cuando me preguntan de qué va no puedo decir "de wannabes" porque quedaría muy pedante. Las chicas decadentes que querían formar parte de la decadencia sin conseguirlo. Las aspirantes a supermodelos y portada de Vanity Fair. Paul Verhoeven hizo una película un poco demasiado obvia con Elizabeth Berkley que se llamaba "Showgirls" y hablaba de sueños frustrados, peleas baratas y de cómo ser guapa no da la felicidad.
Obvio, ya lo he dicho antes.
The Auteurs sacaron una canción mucho más sutil, que decía "I took a showgirl for my bride, thought my life would be brighter". Ahí me movía yo. Mi vida, sin duda, sería mucho más brillante con una modeluqui del brazo. "Took her bowling, got her high, got myself a showgirl bride". No fui nunca un gran conocedor de la música de los Auteurs más allá de esa canción y del muy sugerente título de uno de sus discos: "Now, I´m a Cowboy", que yo, en mi diario de adolescente, sustituía a veces por "Now, I´m a Star" dependiendo del caso que me hicieran la Chica Langosta y sus amigas.
Cuando uno mide su popularidad enfrentándola a una Chica Langosta está condenado a meterse en problemas a corto, medio y largo plazo. No lo hagan. Nunca.
En fin, aunque ella no tenía nada de decadente, yo pensaba en la Chica Langosta cuando cantaba ese final "Don´t you recognize us?" y por supuesto hacía hincapié en el "us", en el punto machito de "soy el novio del pibón de la clase, míranos". Años después, me paso las noches viendo programas de la MTV en los que monstruitos con acné intentan ser los reyes de la fiesta de graduación y les ponen un entrenador personal para la tarea. Lo que hubiera mejorado mi adolescencia con un entrenador personal que me dijera a qué chica tenía que pedirle una cita y tocara su bocina cada vez que cometiera un error.
Dios, ¡si no salíamos del Desert!
Todo esto les puede parecer una tontería o no, pero escuchen la canción, háganse ese favor. Es una canción suave, elegante, preciosa e irónica. ¿Qué más quieren para estas Navidades?
miércoles, diciembre 22, 2010
Y si no salta la liebre, a la olla con el gato
Mi primera novia era del Barça, la segunda, del Madrid. Mi tercera novia también era del Barça y mi cuarta novia nunca reconoció que fuera mi novia.
Aunque, créanme, lo parecía.
Es fin de año y tiempo de revisiones vitales. Esta mañana mi fisioterapeuta se maravillaba de que pudiera mantener buenas relaciones con mis ex. “Yo soy incapaz”, dijo. “Eso es porque les querías de verdad”, dije yo, y luego pensé que probablemente exageraba, porque se puede tener mucho cariño a alguien a quien has querido de verdad aunque sin duda es más fácil tenerle mucho cariño a alguien a quien ya le tenías solo cariño antes, y quizás ese sea yo, el chico enamorado de sí mismo que no da pie a triángulos amorosos. No dejen que nunca se les cruce algo así, es terrible.
Mi novia que no admitía que era mi novia –para mi desesperación- vino un día a cenar, meses después de que lo dejáramos. Fuera lo que fuera. Intenté hacerle una hamburguesa de carne picada y me salió una masa informe que ocupaba toda la sartén. No le importó. La gente se acostumbra a esos detalles y los acepta sin más. El chico enamorado de sí mismo que no sabe cocinar ni una hamburguesa. Tiene un punto entrañable. Me pasaba la mano por la cabeza, con cara de “¿qué vamos a hacer contigo?” y decía, para tranquilizarme, hablando de muchas otras cosas:
- Piensa que al menos ya has tocado fondo.
Pero no era verdad, claro, porque cuando uno toca fondo pierde el miedo. Es lo lógico. Estar en el fondo y tener miedo es la cosa más absurda del mundo. ¿Miedo a qué? ¿No ves que no hay nada más debajo? Así que no había tocado fondo en ninguno de los sentidos porque el miedo seguía ahí. Yo pensaba que igual no podíamos querernos pero que podíamos cuidarnos y que con eso bastaba, que estaba bien.
Luego pensé en aquella cosa que escribí en mi novela: Hay que tener cuidado con la figura del protector. El protector, que sólo parece encontrar sentido a su vida cuidando de los demás, encuentra un especial placer también en castigar. No se sabe si es exactamente placer o necesidad o incluso necesidad de destruir lo protegido. Pero allí donde hay protección, hay castigo. Y eso lo sabe cualquier niño.
Así que no, nada de cuidarnos. Demasiado peligroso. Pensé en pedirle que se quedara a dormir pero me dio miedo sonar como una canción de Nena Daconte. Lo dejé ahí. Nunca le gustó el fútbol, por otro lado, no hubiéramos llegado muy lejos.
martes, diciembre 21, 2010
De Las Grotesques a una tosta de salmón ahumado
Todo empieza el domingo por la noche, perdido por calles sin nombre del Barrio de Carabanchel hasta llegar a la Sala Tarambana, uno de esos reductos del teatro alternativo que combinan bar con exposición de fotos-carteles-dibujos y pequeñas joyas como "En ocasiones veo armarios", de Las Grotesques, es decir, Elena Lombao y Cristina Gallego. Llenamos las tres primeras filas solo, así que todo queda en casa. El guion es ágil y se basa en los recursos de las actrices, todo es un guiño absurdo de complicidad lograda a base de repetición y ensayo-error. A mí me da igual si los actores se lo pasan bien en el escenario o si los futbolistas disfrutan en el campo.
Lo que quiero es que lo parezcan.
Elena y Cristina son de esas pocas actrices que quedan que son naturales incluso en el absurdo, que se ve que manejan no solo el escenario sino la sala entera, control con los ojos de todos los que hay sin necesidad de escandalizar a los burgueses. Odio que se intente escandalizar a los burgueses, ya lo saben. A Cris la conocí hace relativamente poco, en un corto prodigioso llamado "Te quiero" que se empeña en competir con el mío en los pocos festivales a los que nos llaman. Ha hecho más cosas, y me parece increíble que haya llegado a los 31 años sin el reconocimiento que se merece. O a lo mejor el reconocimiento que busca simplemente es este: una entrada de un blog casi clandestino por un chico que parece que sabe de lo que habla.
Y el resto se lo dejamos a Icíar Bollaín y Álex de la Iglesia.
Algo parecido me sucede el lunes por la mañana con Alexandra Jiménez. Por supuesto, Alexandra tuvo reconocimiento de sobra cuando hacía de África en "Los Serrano". Esa clase de reconocimiento de fans y Santa Justa Klan, disculpen que caiga en lo obvio. De repente, la llamaron para "Spanish Movie" y lo bordó. Ahora Cobeaga cuenta con ella en "No controles" y lo borda de nuevo. No es solo que sea guapa, es que tiene una tranquilidad desbordante. Decía Arcadi Espada que a él le gustaban las actrices que entraban en una habitación, decían "buenos días" y te las podías creer. Ya saben que yo me apropio de casi todo lo de Arcadi Espada menos su dinero.
En fin, Alexandra comiéndose a Unax Ugalde y a casi todos los demás -excepto a Julián López, por supuesto- en "No controles", una peli amable, quizá demasiado, pero que te permite salir del cine con una sonrisa en la boca -chúpate esa, Iñárritu-, de buen humor, charlando con Santi de Lucas y luego con Jimina Sabadú e Iván Barredo en un Café y Té de la Glorieta de Bilbao, mientras Tuertito vigila con su ojo y su patata frita. Alexandra, por cierto, cumplirá 30 años en un par de semanas, justo cuando estrenen la película.
De ahí al frío de Tres Cantos, frío de clase particular de inglés en un portal 84 y un 3º E -esta mañana mientras desayunaba y esperaba a otra alumna, salió mi viejo barrio, justo el edificio de López de Hoyos que hacía esquina con mi calle, un nuevo episodio de sucesos- idas y vueltas a una estación de tren desde la que se ve un hotel de lujo con Spa y gimnasio. Creo que me vendría bien un spa, sin duda, o cualquier cosa parecida. La tensión me ha bajado un poco a 13-8. Soy ese tipo de treintañero con problemas de próstata, colesterol y tensión alta.
Soy cualquier cosa menos un treintañero, en definitiva.
En el Malaspina me esperan Fer y Álida, copa de vino en mano. Quiero cuidarme hasta que el hambre me puede. Tosta de salmón ahumado. Hay pocas cosas más ricas que una enorme tosta de salmón ahumado y mañana mi médico que diga lo que quiera. Como si ahora hubiera que creer a los médicos, a estas alturas. Hablamos del pasado. Uno se acostumbra a sentir el amor como algo completamente ajeno y a que no le importe. Se tarda años pero se consigue.
De vuelta a casa, en torno a las 11, justo en Tribunal, aparece una de mis ex, que se alegra mucho de verme. Yo me alegro mucho de verla y decido no dejar de sonreir en ningún momento. Procuro sonreir todo lo que puedo estos días porque solo faltaba que encima estuviera serio. Me mira desde una distancia de 8 años, que es la que hay. Es probable que hoy sea el aniversario de algo. Y si no hoy, mañana o pasado. Intento hablar de todas las cosas que he hecho -all these things that I´ve done- pero solo consigo hablar de todas las cosas que me han pasado, que, en rigor, no es lo mismo.
Ustedes pueden pensar que sí, pero si estuvieran aquí, sabrían que no, que no es lo mismo.
lunes, diciembre 20, 2010
La librería Independiente
A estas alturas debería haber quedado claro hasta qué punto valoro la valentía. Insisto: ser valiente no es ser un kamikaze, es casi todo lo contrario. Por eso, podría tener muchos motivos para recomendar la librería de Javier López en la calle Espíritu Santo 27, pleno Malasaña, motivos que tienen que ver con algo parecido la amistad o al menos la camaradería de meses en un taller literario, varias noches difusas, una pasión compartida por Roberto Bolaño y un estilo literario parecido.
Pero no, me quedo con la valentía. Un tipo que abre una librería en los tiempos que corren y la llama Independiente, como si la cosa no quedara clara, es un tipo que se merece un post y todo lo que quiera.
Para empezar, que le compremos algún libro porque la libertad no es gratis. Al contrario, es bastante cara.
Pero no, me quedo con la valentía. Un tipo que abre una librería en los tiempos que corren y la llama Independiente, como si la cosa no quedara clara, es un tipo que se merece un post y todo lo que quiera.
Para empezar, que le compremos algún libro porque la libertad no es gratis. Al contrario, es bastante cara.
domingo, diciembre 19, 2010
Espanyol 1- Barcelona 5
Con 0-3 en el marcador, ya iniciada la segunda parte, el Espanyol volvió a presionar la salida del Barcelona, recuperó, encontró a Osvaldo entre líneas en un inmenso desmarque, el argentino ganó la carrera a Puyol y aún tuvo tiempo de levantar la cabeza y definir perfectamente ante la media salida de Víctor Valdés. Esa jugada ejemplifica el espíritu de los periquitos, su entrega pese a todo, su fe en un partido que ya de antemano parecía imposible y que en media hora se le había complicado con dos goles en contra.
No bastó, por supuesto, pero es igualmente elogiable. La presión en todo el campo del Espanyol consiguió por momentos lo que nadie –salvo el Copenhague en Liga de Campeones- había conseguido hasta ahora: quitarle la pelota al Barcelona, hacerle sentir incómodo, obligarle a pelotazos y repliegues algo descontrolados. Fue un partido de una intensidad descomunal, con un estadio lleno y apasionado que dio toda una lección de deportividad en su trato a Iniesta. Y sin embargo el resultado puede parecer que no fue sino otro paseo del Barcelona de Guardiola. Colosal error.
Los méritos del Espanyol fueron muchos pero se volvió a demostrar que cuando el Barça sale con los ocho campeones del mundo más Messi, Alves y Abidal es prácticamente imbatible. Alguien habrá porque siempre hay alguien, pero de momento parecen de otro planeta. Frente a un equipo con todas las virtudes mencionadas, no solo marcó cinco goles sino que Messi y Piqué se dejaron un par de ellos a puerta casi vacía y Villa desaprovechó varios pases en profundidad por su tendencia a caer en fuera de juego. El único problema que se me ocurre que le quede por solucionar al Barcelona es ese medio metro de más que utiliza Villa en sus desmarques. Con todo, lleva ya 11 goles en 15 partidos.
Si el otro día ante la Real dio una exhibición de toque y estilo, en Cornellá tocó fajarse. El Espanyol entró duro, pero noble, no permitió más lujos que los inevitables. Por momentos, el Barcelona se vio obligado a recurrir a la contra y de hecho así llegaron el cuarto y el quinto gol, ambos de Villa, que sentenciaron un partido enloquecido y vibrante. La incidencia de Busquets en el juego fue menor de lo habitual y el Barça lo notó mucho, Xavi e Iniesta tardaron en enchufarse y durante la primera parte fue Pedro el que volvió loco a la defensa blanquiazul.
Lo del canario empieza a ser de palabras mayores. Por supuesto, es campeón del mundo y eso ya dice bastante, pero es que no deja de crecer. Recuerda al mejor Eto´o con algo más de calidad técnica y menos gol, por supuesto. Roba, incordia, se desmarca por derecha, izquierda y centro, acude al rechace… Si Messi es el mejor jugador del mundo con diferencia en parte debe ese éxito a Pedro: su conexión es total, paredes, espacios, primeros toques. Por cierto, el argentino no marcó esta vez. Se limitó a dar dos pases de gol y hacer el tiro cuyo rechace desembocó en el 0-3. Infatigable este chico.
Quedan las cifras: 43 puntos en 16 jornadas y 51 goles, que es una barbaridad, más teniendo en cuenta que solo ha recibido 9 en contra. Su racha se quedó en 31 goles seguidos sin encajar ni uno solo de su rival. Con todo, si el Madrid gana mañana seguirá a dos puntos. Solo dos puntos. Si hablamos de persistencia y fe, la de los madrileños, temporada tras temporada, con Juande, Pellegrini o Mourinho es digna de admirar.
sábado, diciembre 18, 2010
Fight this generation
Me gusta de Javier de la Mora su punto combativo, sin llegar a la estupidez kamikaze, que nunca me ha resultado en absoluto atractiva ni como ética ni como estética. Me gusta que se decida a disparar a la cabeza, directamente. No soy un hombre de escupitajos pero cuando he tenido que escupir siempre lo he hecho hacia arriba. Me parece la única solución decente. La única solución que le aleja a uno de la mediocridad. Comentaba en plena noche de entusiasmo con Patricio Barandiarán, hace tres-cuatro semanas, la necesidad de que alguien, por fin, deje de idolatrar a Sabina y le diga, a la cara: "Mire, yo soy mejor que usted".
La necesidad no de que alguien lo diga, más bien, sino de que alguien se lo crea, que luche contra sus mitos después de haber aprendido de ellos. Que no confunda respeto con resignación.
Así, Javier de la Mora, en la fiesta de la revista Culturamas, calle Hortaleza, con su sonrisa temeraria y su ambición tranquila. "Vamos a ser mejores que ellos, maestro", me dice, y lo tiene claro, "y usted me va a ayudar". Sobre Javier escribí un relato mediocre hace unos cuantos años. Lo mediocre del relato era precisamente que no sabía reflejar la mediocridad que rodeaba al personaje. Lily Allen y punto, que escribía esta mañana en Facebook. En algún momento alguno de nosotros se plantará y dirá: "Yo soy mejor que tú" a cualquiera de los ganadores de concursos de popularidad. No porque quiera una portada sino porque realmente lo sea. Porque se lo ha ganado.
Algún día, una generación vendrá a decírnoslo a nosotros.
Por mi estúpido gen competitivo no contemplo la posibilidad de hacer algo si no voy a intentar ser el mejor. Intentarlo, eso es todo lo que pido. No es algo que les recomiende porque en realidad vivir así es morir de angustia, pero es lo que hay. Sueño con un día en el que los Lichis, José María Albert de Paco, Javier de la Mora y un largo etcétera le digan al mediocre de turno: "No, mire, yo soy mejor que usted". Y lo arregle como se arreglan las cosas en México, que diría el maestro.
Y la repuesta no es "emborrachándose".
jueves, diciembre 16, 2010
Balada triste de trompeta
Reconozco que no me gusta el "todo vale" que demasiadas veces impregna los guiones de Álex de la Iglesia. Esa cantidad de tiempos muertos en los que los personajes no hacen ni dicen nada nuevo y las tramas se estancan para, de repente, de la nada, dar un giro completo que lleva a lo que él realmente quería rodar que era una escena en la que un payaso camina por una ciudad en ruinas con una metralleta en la mano. Eso nos lleva a un cine de altibajos y en el que conviene fiarlo todo a la suerte.
De todas sus películas, mi favorita sigue siendo "El día de la bestia". Supongo que por todo lo que significó, aunque probablemente "Acción mutante" fuera mejor en cuanto a narración e ingenio. Hay una sensación de intento fallido en todo lo posterior y no esperen que "Balada triste de trompeta" sea una excepción. No lo es. Parte de una gran idea, una gran puesta en escena, unos cuantos diálogos brillantes... pero avanza a trompicones, con excusas, cambios vitales no justificados, escenas no solo increíbles sino directamente inverosímiles incluso dentro del universo de la película.
Se trata de una vuelta a sus inicios y eso se agradece. Los primeros quince minutos son maravillosos. Luego se estanca. Luego aparecen unos personajes extraordinarios. Luego los propios personajes se estancan. Luego aparece el amor y el odio y la venganza y la locura, pero uno no sabe de dónde, entre cutrefectos especiales y escenas gratuitas. Luego vienen un par de guiños históricos apreciables y acaba todo con un final demencial larguísimo y que huele a autoplagio inevitablemente, sin necesidad de que les cuente más.
En medio quedan unas interpretaciones soberbias. Álex de la Iglesia crea buenos personajes y elige buenos actores. Su problema está en saber qué hacer con ellos durante tanto tiempo. Antonio de la Torre está sencillamente descomunal, cosa habitual en él. Carlos Areces confirma sus buenas maneras para la comedia pero presenta algunas dificultades lógicas en los registros más dramáticos. Manuel Tallafé cumple de sobra, como siempre, y solo Carolina Bang roza el desastre. Muy guapa la chica, eso sí.
Supongo que hay quien se preocupa más por la narración y quien se preocupa más por los momentos impactantes. Yo soy de los primeros, pero reconozco que "Balada triste de trompeta" deja unos cuantos de los segundos. Le achaco falta de continuidad e incluso una cierta pereza narrativa, pero se le puede perdonar. A mucha gente que me merece confianza le ha encantado. A otra gente no le ha gustado nada. Me quedaría en un punto medio, aunque solo sea porque Álex de la Iglesia marcó mi adolescencia y parece un tipo con mucho más talento del que muestran varias de sus últimas películas.
miércoles, diciembre 15, 2010
Un scud para el Joventut
Habíamos perdido el partido de ida por una diferencia de 12 o 13 puntos, vete a saber. El caso es que a la vuelta les preparamos una encerrona: aunque llevábamos ya cuatro temporadas jugando en el Palacio de los Deportes, aquel partido de la Korac lo mandamos al Magariños, alegando no sé qué impedimentos. Lolo Sainz se enfadó muchísimo, por supuesto: él sabía lo que era jugar allí y entrenar allí. Sabía del bote irregular del balón, de los aros duros, del público casi gritándote al oído.
Para la Demencia, en cambio, fue un gran día, un día glorioso. No es que nos jugáramos demasiado ni tuviéramos demasiada fe. Aquel Estudiantes estaba en plena era post-David Russell y formado por jovencitos prometedores que empezaban a responder: Antúnez, Azofra, Herreros, Orenga, Winslow... todos ellos acompañados por los míticos Pinone, Pedro Rodríguez o Carlos Montes. Los viejos del lugar.
El Joventut, en cambio, era un equipo hecho. Jofresa y Villacampa se habían cansado de perder finales contra Barcelona y Real Madrid y se habían hecho con un buen entrenador, un buen par de extranjeros -Harold Pressley y Corney Thompson-, un pívot clave como Ferrán Martínez y había conseguido que el espídico Tomás Jofresa diera aún más resultado que el pesetero Montero, criado, a su vez, en la cantera del Estudiantes.
El partido se jugó en enero-febrero de 1991, en plena guerra de Irak, en cualquier caso. Nunca he vivido un ambiente igual: desde horas antes todo el mundo gritando y puesto en pie, aquello parecía Grecia. Las chilabas y los turbantes aparecían por todos lados recuerden que la Demencia nació en 1976 pero se consagró a la vez que la revolución de los Ayatollahs y si el primer líder fue Gavioto, a su lado estuvo durante años Jomeini. No sé qué nos hizo enloquecer, pero enloquecimos. En la primera parte ya habíamos remontado la diferencia y en la segunda empezamos a vernos clasificados.
Ganar por 15 puntos a aquel Joventut era un milagro, pero era nuestro milagro. En un tiempo muerto, todo el mundo, 2000 o 2500 personas agolpadas en los pasillos donde por las mañanas yo corría el Test de Cooper empezamos a saltar y a gritar "Sadam Husseín, Husseín, Husseín". Señores bien informados, que sabían que era un dictador malvado con cientos de miles de muertos a sus espaldas, bla, bla, bla... cayeron en el rapto de la masa y empezaron a corear el cántico y otros similares: "Sadam Husseín arrasa Tel-Aviv" o el que se hiciera popular "Un scud para el Joventut".
Lo nuestro no era locura, era demencia. Un buen puñado de irresponsables coreando enfebrecidos el nombre de un asesino de masas. Querría sentirme culpable por ello pero de alguna manera adolescente no puedo.
Ganamos el partido pero perdimos la eliminatoria. No voy a decir que nos diera igual, pero casi. Meses más tarde nos cruzamos en la Copa y les pasamos por encima. "Un scud para el Joventut" tituló El País al día siguiente en portada. Habíamos eliminado al CAI, anfitrión aquel año, ahora a la Penya y solo nos quedaba el Barcelona en la final. Por un momento, fuimos campeones, luego Epi, Solozábal y Piculín Ortiz decidieron que no, que mejor ellos. Herreros pudo ganar el partido con un último triple... pero lo falló.
Eso sí dolió. Mucho.
Al año siguiente, el año de Estambul, el año de las dos prórrogas en Badalona para perder la segunda de tantas semifinales consecutivas, les volvimos a coger en Granada y les volvimos a ganar. Villacampa falló el último tiro y Winslow lanzó el balón al techo del pabellón como si supiera que era imposible que fuéramos a perder la final del día siguiente, también, curiosamente, contra el CAI. No la perdimos. Hizo falta algo de Azofra y muchísima Demencia. Chilabas, turbantes y pañuelos palestinos. Todo lo que me incomoda ahora. Decididamente, éramos tan felices.
martes, diciembre 14, 2010
Periodismo de chorradas
Escribí ayer estas cosas en Twitter (@guilleortiz_77), pero me da rabia que se queden ahí, así que me permito un post cortito pero que deja claras algunas cosas que ya han sido tratado antes, por supuesto:
Unos tíos que salen de la cárcel dicen que otro tío en el trullo les dijo no sé qué fanfarronada: Noticia de portada en el periodismo actual. Un error común (y peligroso) es pensar que lo que se dice en privado tiene más que ver con "la verdad" que lo que se dice en público cuando suele ser al contrario:la conversación realmente privada, cuando sabemos que nadie más nos escucha, es el terreno ideal para decir cosas que en realidad no pensamos: en la conversación privada se da la exageración, el fanfarroneo, la autocompasión, la queja, el elogio... de una manera descontrolada.
Por ejemplo yo puedo decirle a un amigo "conmigo de entrenador, el Madrid también haría 90 puntos" pero no lo publicaría nunca y no lo publicaría nunca precisamente porque no lo pienso, solo intento quedar de listo delante de mi amigo. Confundir una conversación de barra de bar o de calabozo o de telegrama a tu jefe con un discurso razonado y pensado es peligroso, es lo mismo que pensar que en el borrador de un artículo hay más verdad que en el artículo final: es mentira, al final borro las chorradas.
Por tanto, el periodismo que basa sus noticias simplemente en el "alguien ha dicho en privado que...",sea Eufemiano Fuentes o el embajador de Estados Unidos en Berlín es un periodismo de chorradas
lunes, diciembre 13, 2010
Barcelona 5 -Real Sociedad 0
Allá por la jornada 11 de liga, Nilmar sorprendió a la defensa del Barcelona, que aún protestaba un dudoso fuera de juego señalado a Pedro en la jugada anterior, para empatar el partido. Recuerden bien ese nombre y esa fecha porque desde entonces nadie ha vuelto a marcarle un gol a los de Guardiola: son seis partidos oficiales y casi 600 minutos en los que han marcado 28 goles sin respuesta alguna: otros 2 al Villarreal, 8 al Almería, 3 al Panathinaikos, 5 al Real Madrid, 3 al Osasuna, 2 al Rubin Kazan (con el filial) y 5 de nuevo a la Real Sociedad.
La racha sigue en pie, por supuesto, a la espera de que sus vecinos de Sarriá-Montjuic-Cornellá la estropeen el próximo fin de semana en lo que promete ser un partido por todo lo alto.
Comentar los partidos del Barcelona se ha convertido en algo casi imposible: records de goles, records de puntos, records de asistencias, que si Messi lleva ya 27 goles en 22 partidos, que si Puyol lleva 19 victorias consecutivas en liga… Nos hemos quedado sin palabras. Les voy a dar otro dato y prometo dejarlo aquí: desde el empate del Mallorca en el Camp Nou (jornada 6), entre Real Madrid y Barcelona han jugado 17 partidos (no incluyo el que jugaron uno contra el otro) con 17 victorias, 63 goles a favor… y 9 en contra. Es muy complicado medir el verdadero nivel de los dos equipos en una liga con tan baja competencia. Suponemos que son buenos a escala mundial porque el Barça ha ganado dos Champions en los últimos cinco años más otras dos semifinales, pero estamos hablando de dos equipos que siempre han tenido grandes resultados en Europa (incluso mejores que los actuales) y nunca han encontrado tan nula resistencia en casa. Preocupante.
Fijémonos en cosas propias del partido para no aburrir a las ovejas: la Real Sociedad salió valiente, como el Villarreal o el Copenhague, equipos que le pusieron en apuros al Barça en su terreno. Ni siquiera el primer gol de Villa les amilanó, pero el segundo de Iniesta ya sí. Si sales a presionar arriba y no tienes fe porque vas perdiendo lo normal es que te arrasen. Eso sucedió. En una nueva exhibición de pase (más de 900 registrados), presión y combinaciones casi imposibles, los Villa, Messi, Pedro, Iniesta, Xavi, Busquets, Mascherano y especialmente Dani Alves se mostraron a un nivel que raya la perfección.
En el próximo partido del Barcelona, ya que lo normal es que sepan cómo va a acabar, les sugiero que se fijen en algunas cosas no tan comentadas: cómo juega Messi al primer toque en cualquier lugar del campo, cómo anticipa Abidal en casi todas las jugadas, cómo reacciona Busquets cuando se pierde un balón: en vez de replegar, ataca, presiona al que ha recuperado y normalmente fuerza otra pérdida, cómo Pedro vuelve loco a los defensas con los desmarques en diagonal y las apariciones por sorpresa, y por supuesto, cómo usan el cuerpo los tres bajitos por excelencia: Messi, Iniesta y Xavi. Es un espectáculo ver cómo reciben e inmediatamente están colocados para iniciar jugada haya quien haya alrededor.
El Madrid está a dos puntos, sí. Es lo que tiene jugar una liga tan desequilibrada. La próxima semana pueden estar empatados o incluso con los de Mourinho de líderes. Hay algo más, sin embargo, esa sensación de felicidad absoluta que transmiten los jugadores del Barcelona. La sensación de que van a conseguir 100 puntos con toda tranquilidad y que si quieren ganarles van a tener que hacer 101. En esas estaremos hasta el final, es de suponer.
domingo, diciembre 12, 2010
Miguel Ángel Hernando, Lichis
La pasada semana estuve en el anunciado como último concierto de La Cabra Mecánica, en la Sala Clamores de Madrid. Por supuesto, quedan fechas junto a Fito para despedirse finalmente, pero no es lo mismo, claramente. Fernando Polaino, compañero de años y años, nos repetía "esto es un momento histórico" y se emocionaba o al menos parecía emocionarse. Era algo más que un momento histórico, era un momento dramático para la música española y no exagero nada. Yo he escrito mucho sobre Lichis, aunque en realidad escribía sobre mí, no tengo la culpa de que él sea capaz de sentir lo mismo que yo o al menos de ver la vida tal y como la veo yo: con ironía, autocompasión, entusiasmo, derrotismo, esperanza, conciencia del fracaso, ciclotimia...
A veces, cuando me doy cuenta de que no soy capaz de poner en palabras todo lo que siento, todo este caudal de sentimientos y sensaciones que ha sido mi vida en estos 33 años, me reconforta saber que al menos ya lo ha escrito Lichis y que yo, como mucho, podría limitarme a poner notas al pie de sus canciones y comentarlas libro tras libro.
El talento de Lichis está muy por encima del que yo he conocido en ningún otro músico, al menos de su generación. El otro día hablábamos de quién podía sustituir a Sabina, decirle a Sabina: "Mira, yo soy mejor que tú" y probablemente Lichis sea el único. Lichis es mejor que Sabina. Lichis es mejor que cualquiera, en letra y en música. Es capaz de dejar tres frases memorables en cada canción y que esas tres frases memorables tengan sentido y vida, es decir, que no sean juegos artificiales de aspirantes a poetas. No, son poesía y son sangre y son rabia.
Decir que Lichis es un canalla es contar solo la mitad del asunto. Por supuesto, hay en Lichis, especialmente en sus primeros discos, un punto macarrilla, pero es un macarra desolado. Un macarra en primera persona dentro de un mundo al que no consigue pertenecer. Lichis no es un cronista social ni es el cronista de una generación. En cada letra, ahí en primera persona está Lichis, sin poses ni mensajes: este soy yo. Sin duda, eso le hace más creíble y sorprendentemente poco repetitivo, supongo que por aquello que decía de la ciclotimia. Arriba y abajo es mejor que la tristeza.
La Cabra Mecánica tuvo su momento de gloria con "La lista de la compra" y desde luego con el famoso "No me llames iluso". Yo no le tengo la rabia a esa canción que le tiene Lichis. Supongo que él no entiende que la gente no deje de pedirle la que es una de sus peores canciones, poco más que un encargo. Todo aquello le encasilló en una especie de rumba fiestera que no era sino la punta de un iceberg enorme. La variedad que hay en los discos de La Cabra es difícil de encontrar en ningún lado. La riqueza. Los cambios de ritmo. Fíjense en los arreglos. Fíjense en las notas de piano que van haciendo crecer y bajar "Drip pop" o en las campanas que suenan en la apoteosis del "Que te follen". Fíjense en el control de todos los instrumentos de "Hotel Lichis" y cómo cada uno está donde debe estar.
Lichis no es un macarrilla de mala vida que escribe canalladas. Lichis es un músico genial igual que habría podido ser un escritor genial. El hecho de que el proyecto de La Cabra Mecánica haya acabado resultando inviable dentro del panorama español es un desastre porque no hay nadie que pueda recoger el guante. Reconozco que Santi Balmes tiene intuiciones maravillosas dentro de un género distinto, pero siempre me parece que me habla desde una distancia infinita. Todos sus desamores son tan románticos...
Lichis es un romántico de verdad, es decir, un perdedor. Pero un perdedor no de pose, un perdedor de darse de hostias con la vida y perder. Como tú y como yo. Y luego levantarse y decir "¿Era esto la vida? Bien otra vez" y seguir dándose de hostias. Como tú y como yo. Algún día alguien revisitará -disculpen el palabro- toda su trayectoria y le rendirá el homenaje que se merece. Yo lo he hecho tantas veces que sé que les aburro, pero si los demás no lo hacen yo no tengo ningún problema en ser el narrador de Lichis igual que él es el narrador de mi vida.
sábado, diciembre 11, 2010
Caro Diario
A la gente le aburría la escena de Moretti con la Vespa por toda Roma. La gente es muy impaciente y eso que ni siquiera estábamos en esta época de combustión espontánea donde cualquier cosa tiene cinco segundos para demostrar lo que vale. Love it or leave it. Si les soy sincero, a mí también me aburría esa escena. La perdonaba por el baile a ritmo de Juan Luis Guerra y porque Roma es muy bonita, hay que reconocerlo. Yo era muy fan del capítulo de los médicos, como buen hipocondríaco. Me parece que el capítulo de "Caro diario" sobre los médicos es el mejor reportaje sobre medicina práctica que he visto en mi vida.
Por supuesto, también me gustaba el segundo capítulo porque anunciaba cosas. Moretti a veces se empeña en lanzar grandes mensajes fallidos pero acierta en lo que parecen pequeños detalles. De entrada, la dictadura de los niños que cogen teléfonos. Aquello era fantástico: centenares de adultos incomunicados porque los niños habían tomado las riendas de sus vidas. Niños tomando las decisiones de hombres y tratados con veneración y respeto. La cosa ha ido a peor, no sé si en Italia, pero desde luego aquí, donde la infantilización en general es el principal rasgo de la sociedad, desde el niño dictador al presidente que razona como Mafalda, es decir, Mafalda como fin y no como medio, que es lo que pretendía Quino.
También estaba la televisión y su relación con el mundo de la cultura. Aquel solitario bohemio entrado ya en los cincuenta que acaba enganchado a un serial americano hasta el punto que perderse un episodio acaba siendo un desastre. Quiten "televisión" y pongan "Facebook" o "Twitter". Nos hemos convertido en nuestros propios seriales y vivimos atrapados en la vaselina. En cualquier otro caso, el moralismo me hubiera repateado, mucho más el moralismo acertado. A nadie le gusta que le señalen sus vergüenzas, pero Moretti lo hacía con gracia, como si estuviera señalando a cualquier otra parte.
Y aquellos médicos chinos. Y aquel rey de los dermatólogos. Si yo les contara...
En fin, Moretti para muchos era una estrella política, sobre todo después de "Aprile" y para mí simplemente era un amigo con el que hacernos unas risas aunque no siempre pensara lo mismo que él. Me gustaba su tono Woody Allen, que permite la disidencia, es decir, que no te obliga a que sufras con él, a que te indignes con él, a que te rías con él sino que deja espacio para no tomarle en serio. Como Ken Loach pero justo al revés. Por eso nunca me gustó Ken Loach.
Pero sí Moretti.
En 1992 empecé un diario y lo acabé en 1996. Era compulsivamente puntual. Más o menos como ahora.
viernes, diciembre 10, 2010
Los privilegiados
Como ven he dejado esperar una semana para afrontar el tema de la huelga de controladores aéreos. Además, ni siquiera voy a hacer un comentario indignado pidiendo lapidaciones ni dimisiones ni acusando a nadie de inútil o chantajista así que igual se aburren un poco. He estado aprovechando el tiempo para leer opiniones. Como se habrán dado cuenta, hubo una ola de acoso masivo a los controladores durante viernes y sábado -ese día, también le tocó sufrir a Guardiola- y a partir del domingo hemos asistido a un reflujo de opinión: el Gobierno se equivocó, los controladores las pasan canutas en su trabajo, cómo es posible que sigamos en estado de alarma...
Bien, yo creo que voy a hablar de otra cosa, pero si se fijan estará relacionado con todo lo anterior. Voy a hablar de los trabajadores privilegiados y el riesgo que supone aplicar la ley en un sentido o en otro según lo "privilegiado" o no del sector afectado. Si recuerdan, una de las principales acusaciones que el Gobierno -y no solo el Gobierno, pero digamos que uno le pide más responsabilidad a un ministro que a un twittero- era que los controladores aéreos tenían unos privilegios económicos que los demás trabajadores no tenían. Aquello fue un error enorme. Nadie puede levantarse sin más de su puesto de trabajo, fingir una enfermedad y paralizar el tráfico aéreo de un país y por lo tanto de parte de un continente en ningún momento -sea puente o no- y bajo ninguna circunstancia económica -cobre mucho o poco-.
La acusación parecía decir: "Hombre, si fueran otros lo entenderíamos, pero que se quejen estos que ganan tanto...". Aquello fue un error mayúsculo porque dejaba inmediatamente abierta la defensa: varios controladores salieron a través de blogs y familiares reflejando en sus nóminas que su sueldo era mucho más bajo que lo que el Gobierno decía y que por lo tanto era todo mentira. Miren, a mí me da igual lo que cobre un controlador aéreo como me da igual lo que cobre un neurocirujano. Si es mucho me alegraré por ellos y si es poco lo lamentaré. Lo que tengo claro es que ni un controlador aéreo puede abandonar su puesto de manera gratuita ni un neurocirujano puede abandonar su operación ni un bombero puede dejar de apagar un fuego porque haya un decreto que dice que...
De la misma manera, ninguno de los dos ha de renunciar a sus derechos por que su sueldo sea mayor o menor, siempre que cumpla escrupulosamente con sus responsabilidades no ya morales, sino legales.
Mezclar los dos debates ha sido un error enorme: los controladores dicen que su decisión no fue caprichosa sino que atendía a razones. Tienen que entender que fueran las razones que fueran, su decisión fue ilegal y temeraria, impropia de alguien que decide ostentar esa responsabilidad. El Gobierno dice que no negocia sobre privilegios. Eso es otra aberración. Claro que hay que revisar decretos y convenios colectivos, a fondo, está claro que hay algo raro que huele fatal en el mundo de los controladores... otra cosa es que muchos, apoyándose en la adrenalina de la masa, hayan decidido actuar como delincuentes, y siento decir esto porque es probable que muchos no vieran en esto más que una última y desesperada opción pero dejémoslo claro una vez más: uno no se puede saltar la ley y poner patas arriba un país por un decreto que no le beneficia. Bajo ningún concepto. Lo siento.
Arreglen la legislación vigente por un lado para que sea más equilibrada y castiguen a los culpables por el otro. No mezclen churras con merinas. Ni son unos caprichosos porque son ricos ni pueden saltarse la legalidad sin más porque su regulación sea injusta.
A estas alturas el debate está tan enfangado que es imposible dejarlo aquí. Se han dicho y se han hecho barbaridades. De entrada, por indignante que fuera el comportamiento de los controladores, en esta sociedad la indignación tiene sus cauces. Uno puede verse injustamente afectado por un problema pero eso no le permite invitar al linchamiento -literal- de quien le ha causado el problema. Luego está el argumento de los "viajeros privilegiados" por parte de los trabajadores, es decir, el varias veces oído: "Os quejáis porque os hemos jodido el puente, señoritos". El espacio aéreo no es patrimonio de un montón de burgueses que se quedan sin vacaciones. No, señores, ustedes saben que parar 24 horas el espacio aéreo de un país supone alterar la vida de cientos de miles de ciudadanos en todo el mundo.
Por supuesto, habría quien querría irse a Mallorca a pasar el puente. También habría quien tuviera que tratarse de una enfermedad, ir a una reunión de trabajo, visitar a un familiar enfermo, volver a su país, venir a este en busca de una oportunidad laboral o vital... El tráfico aéreo no es exclusiva de unos ricos caprichosos. El tráfico aéreo ahora mismo es básico en cualquier país y cortarlo, sin más, dejando a gente durante días sin dinero, sin casa, durmiendo por las esquinas no se puede camuflar con una sonrisa de "yo no tengo vacaciones, ahora tú tampoco".
Es el problema de los privilegios: pasamos de los controladores privilegiados a los viajeros privilegiados y al final entre muecas de displicencia aquí nadie negocia nada con nadie.
Que lo arregle la Guardia Civil.
jueves, diciembre 09, 2010
El mayor ego de la historia
Empecemos por la Chica Tranquila pasando mis fotos al ordenador y retocándolas con el Photoshop, buscando efectos y colores mientras yo le pregunto: “¿Ha habido algún chico que te haya conocido y no haya querido ligar contigo?” y ella responde, sin inmutarse: “Sólo uno y no lo conoces”.
Eso, obviamente, no me incluye y no tiene por qué hacerlo, pero el tema me empieza a interesar, porque además me estoy muriendo de sueño y necesito entretenerme con algo.
“¿Y no piensas que es un poco pesadilla que todos quieran algo contigo, no crees que eso puede hacer que mucha gente no se atreva a dar el paso entre tanta competencia?” y ella dice que le parece bien que la gente siempre quiera algo con ella, aunque a veces sea algo pesado, y retoca mi pelo, lo vuelve azul y luego negro, demasiado negro y luego se lo carga y me dice que estaría mejor calvo -tiene salidas realmente preciosas- y me borra las ojeras. En pocas palabras, hace conmigo lo que quiere.
Y mientras ella juega conmigo, yo juego con ella, a mi manera, a la manera de los 33 años, e insisto: “¿Nunca te ha pasado, que te gustara un chico y no consiguieras que se fijara en ti?” y sin apartar la mirada del ratón y la pantalla, contesta, simplemente: “No”.
La Chica Tranquila es un chollo para un escritor. Un desastre para cualquier ego, por supuesto. Pero tremendamente atractiva si uno pone la distancia adecuada. Además, si no la pones tú, te la pone ella.
¿Es tan guapa como para eso? Desgraciadamente, sí. Me encantaría ser un tipo duro y decir lo contrario.
“Cuando me besaste, me quedé flipada”, me dice, poco antes de confesar que creyó que era gay hasta bien entrada la tarde del jueves. “No lo he vuelto a intentar”, digo yo, inmediatamente, con una sonrisa. “Ya, es verdad”, dice ella, como si no le pudiera importar menos. Como si hubiera una distancia abismal entre sus sentimientos y la realidad.
A mí me parece bien. Mi realidad y mis sentimientos también van por caminos completamente opuestos, aunque sea de otra manera, así que creo que podemos llevarnos bien. Se lo digo. Queremos cosas parecidas.
Nos eternizamos en la comida, porque parece a gusto conmigo. Quizás siga pensando que soy gay y no me he dado cuenta. Está claro que no soy una amenaza, desde luego. No lo soy. Las cosas están exactamente igual que la primera noche en el Costello: tanteándonos. Sin demasiada prisa. Ella es una Chica Tranquila y yo voy hasta arriba de ansiolíticos. Nos colamos en el tren y tramamos excusas.
Cuando me bajo en Príncipe Pío pienso en besarla otra vez. Pienso que realmente no le importaría. Ni para bien ni para mal. Seguiría su camino hasta Méndez Álvaro y luego la 6 hasta Sainz de Baranda y quizás algún día se acordaría y tal, pero, vamos, como el que oye llover. Así que no la beso, o al menos no la beso en la boca sino en la mejilla, y ella me da otro beso en la otra mejilla porque se conoce que es una chica sin reglas: saluda con un beso, se despide con dos. Y al que no le guste, pues ya sabe. Mucha calma.
miércoles, diciembre 08, 2010
This too shall pass
Escucho "In rainbows" de Radiohead por Spotify. Uno de esos días de pijama y jersey y eventos de Facebook. Nada de teatros improvisados, nada de vida social. ¿Quieren una definición de miedo? No puedo dársela, pero puedo darles ejemplos: ayer estuve en el cumpleaños de un amigo. No solo eso, me lo pasé genial. Hasta altas horas. Hoy, sin embargo, me levanté con la angustia de no tener plan para la noche y me acostaré con la angustia de haber rechazado el que apareció de la nada. Angustia, ansiedad y miedo. Todo esto me recuerda a Barthelme: el miedo no es lo mismo que la angustia porque el miedo tiene un objeto concreto pero la angustia no.
Tampoco pierdo el tiempo. Redacto biografías de músicos y busco entre mis recuerdos para publicar columnas en prestigiosas revistas literarias. Mi vida hace tres años. Hay algo lógico en pensar que mi vida hace tres años era distinta pero no lo hay en pensar que era mejor. No hay ningún indicio razonable que nos permita pensar eso. Simplemente, hace tres años podía fantasear con la idea de que seguía siendo un post-adolescente y ahora mismo no: facturas, médicos y cartillas del paro. Se acabó la frivolidad -de momento- y yo vivía en un mundo absolutamente fantasioso y frívolo que me encantaba.
No sé si era mejor escritor pero era un escritor entusiasta, desgarradoramente vital. Ahora me siento un poco cínico. Demasiado cínico, quiero decir, porque cinismo ha habido siempre.
Las tres canciones de la tarde, por distintos motivos, han sido "Alicia" de Búnbury, "Faust Arp" de Radiohead y "This too shall pass" de OK Go! Hay algo en todo esto que me recuerda a 2001. En 2001 yo estaba enfermo, empezaba a estar enfermo. Ataques de ansiedad y la perplejidad de los ansiolíticos. Me rodeaba de gente tremendamente creativa y rápida, justo cuando yo estaba espeso y lento. Les veía pasar por izquierda y derecha y no me enteraba de nada. Lo peor: me sentía culpable. El chico que mira la fiesta desde una esquina.
Pero aquello pasó, también. No porque dejara los ansiolíticos ni los ataques sino porque aprendí a vivir con ellos y a no hacerles caso cuando aparecían. Perdí el miedo, en una frase. Esta mañana hablaba con una amiga de lo útil que son los tópicos, cuando quieres ayudar a alguien y no sabes cómo y no tienes más remedio que repetir lo que has oído mil veces. ¿Saben una cosa? Funciona. Yo estoy dispuesto a creer a cualquiera que me diga -o me cante- que todo irá a mejor. Estoy dispuesto a creer a cualquiera que se lo crea mientras me lo dice. Apropiarse del tópico, ese es el asunto.
Pequeños objetivos. Si no puedes ganar un partido, empátalo pero no lo pierdas. Y si lo vas a perder, déjate un resultado aceptable para el partido de vuelta. Porque siempre hay un partido de vuelta y tienes que estar preparado. But then again...
martes, diciembre 07, 2010
La detención de Julian Assange
Para algunos, Julian Assange es un revolucionario romántico que conseguirá con poco más que un ordenador y una conexión a Internet derribar el sistema o al menos socavarlo de manera definitiva denunciando sus mentiras. Para otros, es simplemente un medio: él recoge lo que le cuentan y lo cuenta a su vez a los demás, lo que solía hacer el periodismo de investigación, pero sin investigación. Hay quien le ve como un peligroso anarquista que quiere poner en peligro la democracia occidental exponiendo sus secretos y ocultando los de países como Rusia y China o la comunidad árabe.
Sinceramente, lo que cada uno piense de Assange y de Wikileaks en general me parece bastante poco relevante en este tema. Yo ya dije lo que me parecía Wikileaks en su momento, más que Wikileaks, su utilización perezosa por parte del periodismo. No sé si Assange solo publica cosas sobre EEUU porque EEUU es una sociedad abierta donde es más fácil que haya fugas o si parte de un odio anterior a ese país y sus aliados. Me es bastante igual. Percibo cierto mesianismo en sus declaraciones y apariciones públicas pero tampoco puedo criticarlo: de la noche a la mañana, los medios amigos y enemigos le han colocado en la picota de la información mundial.
El caso es que Assange ha sido detenido hoy en Londres -más bien, se ha entregado- por una doble acusación de abusos sexuales con violación incluida. Yo no sé si Assange ha violado a alguien o no, sólo faltaría que yo lo supiera. Lo que me gustaría es que los dos temas se trataran de manera separada: por un lado hay un ciudadano acusado de un presunto delito y por otro hay un ciudadano que ha creado una página peligrosa para determinados poderes. ¿Soy tan inocente como para pensar que no hay relación entre una cosa y la otra? No. La orden la cursa Interpol después de la creación de Wikileaks y sin siquiera acusación formal de las víctimas. Huele raro.
Otra cosa es que todo lo que huele raro sea mierda, porque eso nos convertiría en investigadores conspiranoicos del 11-M. Es cierto que Suecia -incluso antes de Stieg Larsson- tiene un amplio historial de abusos contra mujeres y de persecución implacable de esos abusos. No tengo ni idea de si Assange es culpable o no. Me limitaré a esperar. Lo fácil es rasgarse las vestiduras y pensar en Condoleeza Rice manejando las marionetas con peluca de la justicia británica en un burdo intento de silenciar a Assange. Es lo que le pide el cuerpo a mucha gente. O decir cosas como "qué credibilidad tiene Wikileaks si su creador es un violador", que supongo que aparecerá en muchas columnas estos días.
No, señores. El fenómeno wikileak es una cosa y su creador es otra. De hecho, si el objetivo es silenciar, las formas son realmente ridículas: una página web la puede mantener cualquiera y recordemos que lo que publica Wikileaks no es lo que Assenge sabe porque es muy listo sino lo que Assenge publica por que otros se lo han enviado. Sería como pensar que el inventor de la Wikipedia lo sabe todo sobre todo el mundo y con detenerle ese conocimiento desaparecería.
Entre conspiranoias y ajustes de cuentas, lo mejor será quedarse en el medio de momento. Y seguirle dando vueltas al tema Wikileak, que desde luego tiene patas arriba a los analistas de prensa. Aquí tienen un ejemplo y aquí otro.
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