sábado, diciembre 18, 2010

Fight this generation


Me gusta de Javier de la Mora su punto combativo, sin llegar a la estupidez kamikaze, que nunca me ha resultado en absoluto atractiva ni como ética ni como estética. Me gusta que se decida a disparar a la cabeza, directamente. No soy un hombre de escupitajos pero cuando he tenido que escupir siempre lo he hecho hacia arriba. Me parece la única solución decente. La única solución que le aleja a uno de la mediocridad. Comentaba en plena noche de entusiasmo con Patricio Barandiarán, hace tres-cuatro semanas, la necesidad de que alguien, por fin, deje de idolatrar a Sabina y le diga, a la cara: "Mire, yo soy mejor que usted".

La necesidad no de que alguien lo diga, más bien, sino de que alguien se lo crea, que luche contra sus mitos después de haber aprendido de ellos. Que no confunda respeto con resignación.

Así, Javier de la Mora, en la fiesta de la revista Culturamas, calle Hortaleza, con su sonrisa temeraria y su ambición tranquila. "Vamos a ser mejores que ellos, maestro", me dice, y lo tiene claro, "y usted me va a ayudar". Sobre Javier escribí un relato mediocre hace unos cuantos años. Lo mediocre del relato era precisamente que no sabía reflejar la mediocridad que rodeaba al personaje. Lily Allen y punto, que escribía esta mañana en Facebook. En algún momento alguno de nosotros se plantará y dirá: "Yo soy mejor que tú" a cualquiera de los ganadores de concursos de popularidad. No porque quiera una portada sino porque realmente lo sea. Porque se lo ha ganado.

Algún día, una generación vendrá a decírnoslo a nosotros.

Por mi estúpido gen competitivo no contemplo la posibilidad de hacer algo si no voy a intentar ser el mejor. Intentarlo, eso es todo lo que pido. No es algo que les recomiende porque en realidad vivir así es morir de angustia, pero es lo que hay. Sueño con un día en el que los Lichis, José María Albert de Paco, Javier de la Mora y un largo etcétera le digan al mediocre de turno: "No, mire, yo soy mejor que usted". Y lo arregle como se arreglan las cosas en México, que diría el maestro.

Y la repuesta no es "emborrachándose".