miércoles, diciembre 08, 2010

This too shall pass



Escucho "In rainbows" de Radiohead por Spotify. Uno de esos días de pijama y jersey y eventos de Facebook. Nada de teatros improvisados, nada de vida social. ¿Quieren una definición de miedo? No puedo dársela, pero puedo darles ejemplos: ayer estuve en el cumpleaños de un amigo. No solo eso, me lo pasé genial. Hasta altas horas. Hoy, sin embargo, me levanté con la angustia de no tener plan para la noche y me acostaré con la angustia de haber rechazado el que apareció de la nada. Angustia, ansiedad y miedo. Todo esto me recuerda a Barthelme: el miedo no es lo mismo que la angustia porque el miedo tiene un objeto concreto pero la angustia no.

Tampoco pierdo el tiempo. Redacto biografías de músicos y busco entre mis recuerdos para publicar columnas en prestigiosas revistas literarias. Mi vida hace tres años. Hay algo lógico en pensar que mi vida hace tres años era distinta pero no lo hay en pensar que era mejor. No hay ningún indicio razonable que nos permita pensar eso. Simplemente, hace tres años podía fantasear con la idea de que seguía siendo un post-adolescente y ahora mismo no: facturas, médicos y cartillas del paro. Se acabó la frivolidad -de momento- y yo vivía en un mundo absolutamente fantasioso y frívolo que me encantaba.

No sé si era mejor escritor pero era un escritor entusiasta, desgarradoramente vital. Ahora me siento un poco cínico. Demasiado cínico, quiero decir, porque cinismo ha habido siempre.

Las tres canciones de la tarde, por distintos motivos, han sido "Alicia" de Búnbury, "Faust Arp" de Radiohead y "This too shall pass" de OK Go! Hay algo en todo esto que me recuerda a 2001. En 2001 yo estaba enfermo, empezaba a estar enfermo. Ataques de ansiedad y la perplejidad de los ansiolíticos. Me rodeaba de gente tremendamente creativa y rápida, justo cuando yo estaba espeso y lento. Les veía pasar por izquierda y derecha y no me enteraba de nada. Lo peor: me sentía culpable. El chico que mira la fiesta desde una esquina.

Pero aquello pasó, también. No porque dejara los ansiolíticos ni los ataques sino porque aprendí a vivir con ellos y a no hacerles caso cuando aparecían. Perdí el miedo, en una frase. Esta mañana hablaba con una amiga de lo útil que son los tópicos, cuando quieres ayudar a alguien y no sabes cómo y no tienes más remedio que repetir lo que has oído mil veces. ¿Saben una cosa? Funciona. Yo estoy dispuesto a creer a cualquiera que me diga -o me cante- que todo irá a mejor. Estoy dispuesto a creer a cualquiera que se lo crea mientras me lo dice. Apropiarse del tópico, ese es el asunto.

Pequeños objetivos. Si no puedes ganar un partido, empátalo pero no lo pierdas. Y si lo vas a perder, déjate un resultado aceptable para el partido de vuelta. Porque siempre hay un partido de vuelta y tienes que estar preparado. But then again...