viernes, diciembre 04, 2009

El manifiesto desastre: blogueros contra la ministra


Fotografía de la reunión colgada por Jesús Encinar, su autor, en Flickr

De todos es sabido que cuando un español se asoma a la palabra "manifiesto" empieza a sublimar: por fin puede dar un aire revolucionario a sus caprichos. El último gran manifiesto se supone que nos representa: es el de los "blogueros" contra la ley de acción contra la piratería que presentará el Ministerio de Cultura en las Cortes. Viendo el nombre de algunos de los abajofirmantes, el entusiasmo está asegurado. Y el disparate, probablemente. Analicemos:

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet , los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que…

Primero, la ley no "afecta" a los derechos citados sino que los regula y de alguna manera los establece. Un derecho se legisla y se reconoce, no parte del capricho y de la nada. Por supuesto ese reconocimiento es fruto del consenso pero colocar el carro antes que los caballos tiene estas cosas: partimos del todo y luego ya negociamos.

Por otro lado, la soberbia inaceptable del artículo "los". Claro, no valía con "algunos" o con "varios" y nadie iba a atreverse con la estadística y escribir "la mayoría". No, claro. Si lo que yo hago de por sí es un derecho es normal que entienda que ese derecho lo defiende todo el mundo, sin excepción. Y el que no, que se vaya del pueblo.

1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

Un despropósito para empezar, un clásico de churras y merinas: es como decir que el derecho de propiedad no puede estar por encima al derecho universal de libertad y por lo tanto nadie debería ir a la cárcel por robar algo. Los derechos de autor son derechos de propiedad sobre creaciones que se convierten en productos y se compran, se venden o se intercambian. La vulneración de esos derechos no puede pasarse por alto legislativamente.

Por supuesto que la presunción de inocencia es un derecho fundamental del ciudadano, pero aquí pedimos todo: pedimos que alguien pueda bajarse algo de Internet, sacar un provecho económico con ello -vía pago directo o publicidad en su página- y además nadie pueda investigar quién es y mucho menos castigarle. El único punto a discutir aquí sería si ese castigo lo tiene que imponer un juez o no, pero ese es el final del camino, no el principio.

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

Entiendo por esto que cuando se cierra una página de pornografía infantil o preparación al terrorismo, por ejemplo, se están suspendiendo los derechos fundamentales del usuario que ya no puede acceder a esa página. La enfermiza confusión de voluntades con derechos. Que yo quiera hacer algo, incluso que tenga medios para hacerlo, no quiere decir que eso sea un derecho reconocido por el Estado. Pero sí, debería decidirlo un juez. Apoyándose en una ley. Por ejemplo, esta, o la que decidan.

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

Hombre, hombre... Apelar a motivos empresariales ya es la pera. Los mismos que quieren desmantelar la malvada "industria de la cultura" y desposeer a autores, discográficas, editoriales, etc. de lo que ellos han creado resulta que lo hacen para dárselo a los pobres. El manifiesto de Robin Hood. Efectivamente, Bill Gates está temblando y el número de empresas que se dejarán de crear por evitar que la gente se baje música gratuitamente de Internet es incalculable.

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

La nueva legislación no impide que los nuevos creadores pongan sus contenidos gratis en Internet. Sólo impide que lo pongan otros cuando esos creadores no quieren ponerlos. Yo, por ejemplo, los pongo, gratis además, pero porque yo lo decido. Y no, no me siento amenazado.

5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

Gracias por el detalle condescendiente de las primeras dos líneas, aunque obsérvese que los autores tienen ese derecho a elegir modelo de negocio salvo que elijan el vigente, porque ese no les gusta. Es decir, tienes derecho, vale, pero a hacer lo que yo quiero. Eso lo dice todo sobre el concepto de "derecho" en este manifiesto.

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

Brindis al sol. El gusto estético de crear de las cenizas. Yo optaría por organizar un poco el derrumbamiento. El saqueo sin más no me parece alternativa. Ni moderna ni eficaz ni creíble ni asequible.

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

De acuerdo, y sin manifiestos, entonces.

Lo de "imposibilitar que el saber humano siga siendo libre" es precioso. Sobre todo el verbo "siga". Un manifiesto que pretende acabar con toda una industria porque está obsoleta, no sirve para nada y solo interfiere en los derechos fundamentales pero que reconoce que ese mismo sistema ha ido posibilitando que el saber se difunda, es decir, y en terminología de manifiesto, "se libere".

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

¡Exigimos! Faltaría más. Empezamos por el todo y luego ya pedimos, quedó dicho. Empezamos por que nuestras decisiones son derechos y acabamos por que la neutralidad consista en aceptar solamente nuestro punto de vista. Es más, exigimos que así sea. Exigimos la neutralidad, es brutal. ¡Y por ley!

Que no haya presiones, dice el manifiesto. ¡El manifiesto!

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

Primera noticia: hasta ahora no ha habido ninguna propuesta. De hecho, aquí tampoco la hay. Hay intenciones, como "devolver a la sociedad el conocimiento". No, disculpe, Escolar, el conocimiento no pertenece a la sociedad, nadie se lo ha quitado. Con conocimiento, usted quiere decir "creación" y con "sociedad" no sé qué quiere decir, pero en ningún caso se puede decir que las creaciones pertenecen a ninguna sociedad. Es más, casi siempre se hacen frente a la sociedad y luego ésta las acepta o no. Es el riesgo de los autores y de las entidades que gestionan sus derechos. Así ha sido siempre, por otro lado, no veo el escándalo.

10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

Este punto es muy de Zapatero. A ver, no, en democracia las leyes las fija el poder legislativo, que efectivamente es elegido y controlado por distintas instituciones cuya legitimidad parte de la sociedad civil. Pero eso no quiere decir que cada ley y modificación se someta a la consulta de las partes implicadas. Por ejemplo, cuando se legisla sobre evasión de fondos no se consulta a Madoff si le viene bien o mal esa ley o si tiene algo que aportar al debate.

Más bien sería al contrario, si ya hay una legislación que defiende esos derechos y alguien quiere cambiarlos, tendrá que consultar con la parte afectada por la pérdida de derechos. Aquí se da por hecha una situación previa que no existe: la cultura es del pueblo y para el pueblo, el autor es una emanación del pueblo. Cuando crea, ese autor tiene que devolverlo todo al pueblo. A ser posible a 10MB/s.

Este manifiesto, elaborado de forma conjunta por varios autores, es de todos y de ninguno. Si quieres sumarte a él, difúndelo por Internet.

No, no es de todos, y desde luego tampoco es de ninguno. Es de determinada gente con nombres y apellidos y unas responsabilidades. No vale tirar la piedra y esconder la mano. Hablar en nombre de los demás y no ser capaz ni de reconocer que se habla en el propio. En cualquier caso, es bueno que se matice al final, porque al principio estaba claro: este era el manifiesto de LOS blogueros.

Bueno, pues de este bloguero no.

Este bloguero se baja música pero no lo considera un derecho, discrepa de algunas leyes pero no pide que le consulten por todas y desde luego no exige que la resolución del debate sea a su favor. Este bloguero distingue entre decisiones, posibilidades y derechos. Este bloguero acepta que las cosas pueden hacerse mejor, pero que es estadísticamente imposible que la culpa la tengan los mismos. Y este bloguero percibe un afán de notoriedad por parte de alguna gente realmente escandaloso.