domingo, diciembre 12, 2010

Miguel Ángel Hernando, Lichis


La pasada semana estuve en el anunciado como último concierto de La Cabra Mecánica, en la Sala Clamores de Madrid. Por supuesto, quedan fechas junto a Fito para despedirse finalmente, pero no es lo mismo, claramente. Fernando Polaino, compañero de años y años, nos repetía "esto es un momento histórico" y se emocionaba o al menos parecía emocionarse. Era algo más que un momento histórico, era un momento dramático para la música española y no exagero nada. Yo he escrito mucho sobre Lichis, aunque en realidad escribía sobre mí, no tengo la culpa de que él sea capaz de sentir lo mismo que yo o al menos de ver la vida tal y como la veo yo: con ironía, autocompasión, entusiasmo, derrotismo, esperanza, conciencia del fracaso, ciclotimia...

A veces, cuando me doy cuenta de que no soy capaz de poner en palabras todo lo que siento, todo este caudal de sentimientos y sensaciones que ha sido mi vida en estos 33 años, me reconforta saber que al menos ya lo ha escrito Lichis y que yo, como mucho, podría limitarme a poner notas al pie de sus canciones y comentarlas libro tras libro.

El talento de Lichis está muy por encima del que yo he conocido en ningún otro músico, al menos de su generación. El otro día hablábamos de quién podía sustituir a Sabina, decirle a Sabina: "Mira, yo soy mejor que tú" y probablemente Lichis sea el único. Lichis es mejor que Sabina. Lichis es mejor que cualquiera, en letra y en  música. Es capaz de dejar tres frases memorables en cada canción y que esas tres frases memorables tengan sentido y vida, es decir, que no sean juegos artificiales de aspirantes a poetas. No, son poesía y son sangre y son rabia.

Decir que Lichis es un canalla es contar solo la mitad del asunto. Por supuesto, hay en Lichis, especialmente en sus primeros discos, un punto macarrilla, pero es un macarra desolado. Un macarra en primera persona dentro de un mundo al que no consigue pertenecer. Lichis no es un cronista social ni es el cronista de una generación. En cada letra, ahí en primera persona está Lichis, sin poses ni mensajes: este soy yo. Sin duda, eso le hace más creíble y sorprendentemente poco repetitivo, supongo que por aquello que decía de la ciclotimia. Arriba y abajo es mejor que la tristeza.

La Cabra Mecánica tuvo su momento de gloria con "La lista de la compra" y desde luego con el famoso "No me llames iluso". Yo no le tengo la rabia a esa canción que le tiene Lichis. Supongo que él no entiende que la gente no deje de pedirle la que es una de sus peores canciones, poco más que un encargo. Todo aquello le encasilló en una especie de rumba fiestera que no era sino la punta de un iceberg enorme. La variedad que hay en los discos de La Cabra es difícil de encontrar en ningún lado. La riqueza. Los cambios de ritmo. Fíjense en los arreglos. Fíjense en las notas de piano que van haciendo crecer y bajar "Drip pop" o en las campanas que suenan en la apoteosis del "Que te follen". Fíjense en el control de todos los instrumentos de "Hotel Lichis" y cómo cada uno está donde debe estar.

Lichis no es un macarrilla de mala vida que escribe canalladas. Lichis es un músico genial igual que habría podido ser un escritor genial. El hecho de que el proyecto de La Cabra Mecánica haya acabado resultando inviable dentro del panorama español es un desastre porque no hay nadie que pueda recoger el guante. Reconozco que Santi Balmes tiene intuiciones maravillosas dentro de un género distinto, pero siempre me parece que me habla desde una distancia infinita. Todos sus desamores son tan románticos...

Lichis es un romántico de verdad, es decir, un perdedor. Pero un perdedor no de pose, un perdedor de darse de hostias con la vida y perder. Como tú y como yo. Y luego levantarse y decir "¿Era esto la vida? Bien otra vez" y seguir dándose de hostias. Como tú y como yo. Algún día alguien revisitará -disculpen el palabro- toda su trayectoria y le rendirá el homenaje que se merece. Yo lo he hecho tantas veces que sé que les aburro, pero si los demás no lo hacen yo no tengo ningún problema en ser el narrador de Lichis igual que él es el narrador de mi vida.