El problema del Gran Wyoming ha sido dejar que los demonios eclipsaran su talento. Hay millones de personas dispuestas a reírse de Aznar. No hay millones de personas que quieran reírse de Aznar todos los días durante once años. En el abuso está el error.
"Intermedio" es un programa divertido cuando Wyoming no se auto-caricaturiza. Es triste convertirse en previsible. Sobre todo él, que hizo de la informalidad y la espontaneidad su mayor arma en la televisión.
Parte de su discurso es rancio. Por ejemplo, ayer, de madrugada, vistiendo a Aznar con el traje de baño de Borat, "para que consiga caer mejor en su país... Estados Unidos". Aznar no es español, es anti-español, peor que anti-español, es americano. Como si lo dijera Girón de Velasco hace cuarenta años. Se alarma Glucksmann de que la izquierda haya copiado las tesis de la derecha en vez de preocuparse en reformar las suyas.
Eso, que ocurre en Francia, ocurre a menudo aquí, también. Y es una pena, porque, concentrado en su talento, Wyoming sería uno de los grandes. Atormentado por sus fantasmas, en ocasiones, se convierte en poco más que un pesado. Un pesado facha, además.
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 9 horas