Es complicado que pueda haber alguien que diga: "Creo que soy el mejor del mundo. Podéis llamarme genio por las cosas que hago en la pista" y aún así caiga bien. La modestia no es un bien muy extendido en el mundo del tenis, pero en este caso el hecho es irrebatible: es el mejor del mundo y es un genio. Si todo el mundo se lo está repitiendo todo el rato, ¿cómo no se lo va a creer él?
Roger Federer acaba de ganar su décimo torneo de Grand Slam y la duda está en qué necesitará exactamente para ser considerado el mejor jugador de la Historia. De entrada, acabar su carrera, porque aún tiene 25 años. Si consideramos que un tenista empieza su declive a los 28-29, pero puede mantenerse aún hasta los 31-32 a un buen nivel, el panorama es aterrador para sus rivales.
Nadie dice que en 2013, Federer pueda ganar tres Grand Slams al año, pero Sampras se llevó el US Open con 31, justo antes de retirarse y Agassi se hinchó a ganar Opens de Australia después de los 30. Se retiró, finalmente, con 36 años y con 35 jugó -ante Federer- una final del US Open.
Las dos alternativas más lógicas son: ganar Roland Garros y conseguir los cuatro títulos de manera consecutiva en una época de competitividad extrema. Eso le diferenciaría de Sampras. La otra es, aún fracasando en París, llevándose unos 18-19 Grand Slams y en torno a los 100 torneos.
En ese caso, todos nos pondríamos de acuerdo en lo que ahora mismo no es más que una predicción: el suizo será el mejor de todos los tiempos.
P.D. Lamentable la decisión de TVE de emitir todos los partidos de Nadal durante el torneo y no retransmitir una final que podía ser histórica. Eso muestra su interés verdadero por el deporte...