Eso no quiere decir que no sean adorables cuando están conmigo y que yo no pueda decir precisamente eso: que son adorables.
Por ejemplo, Dani, que me levanta de la siesta para desearme Feliz Año y para pedirme perdón mil veces por no haber contestado a la entrevista que le mandé por email. Parece realmente apurado y me pregunta si puede contestarla esta misma tarde, si aún está a tiempo. "No hay prisa", le contesto, "el reportaje ya está publicado, sacaremos la entrevista como un enlace, así que responde cuando puedas".
Y a las tres horas, abro mi cuenta de correo y ahí están todas las respuestas. Cuando Pedro Martínez encuentre tiempo para editarlas, pondré aquí el enlace. Sólo digo que me reí un buen rato. Y que me pareció una cosa bonita, no sé. Soy un tipo un poco ñoño.