Dice mi psicóloga que en la literatura hay mucho de ritual, incluso de pose. Lo dice porque yo me siento culpable y quiere evitarlo. Culpable por mi manera de escribir, tan acelerada, tan poco sistemática, tan de programar una semana y acabar en dos días, escribiendo media hora pero sin poder dejar de teclear frente al ordenador.
Leo a los grandes escritores y sus concentraciones en casas vacías, sus semanas pasadas en busca de ideas, su repaso frase a frase... y me intimidan. Yo soy más explosivo que todo eso. Necesito soltarlo todo de una sola vez, la misma razón por la que puedo mantener cuatro o cinco blogs diarios y por la que acababa los exámenes dos horas antes que los demás.
Tenía una idea para un relato que se llamaba "El otro". No sé si era una gran idea, pero podía valer. En tres horas, aproximadamente, el relato ha quedado listo para lectura. Por supuesto, habrá repasos, pero no puedo evitar las dudas: ¿se puede escribir un buen relato en tres horas? Por muy rápido que teclees, por mucha experiencia en la redacción que tengas, por muchos años que lleves escribiendo cuentos... ¿se puede escribir algo decente en tan poco tiempo?
Yo lo leo y creo que sí, que se puede. Pero luego empiezan las culpabilidades. Exactamente igual que al salir de un examen.
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