jueves, enero 11, 2007

Noche sin tregua (Episodio II)


Dani Mateo me dice que le acompañe a saludar a Juanjo Artero ("Charlie" en "El Comisario") y en los camerinos nos encontramos con Darío Adanti, que viene a hablar del inventor del bolígrafo y el desodorante roll-on, que, al parecer, es la misma persona, un hombre venerado en Argentina, aunque era húngaro.

"Pocos húngaros famosos ha habido", dice Dani, "sí, están Puskas y este", digo yo, "en Hungría debe de haber dos estatuas, entonces", dice Dani.

Darío Adanti sonríe y entonces yo me acerco y le digo a Dani en voz alta: "Darío Adanti y yo tenemos una amiga común, Mar Muro" y entonces me reconoce y me da la mano, siempre sonriente y recuerda aquella sesión de cortometrajes en un bar cerca de la Red de San Luis y hablo maravillas de su corto -porque es maravilloso- y él me pide que le envíe mi guión por email para echarle un vistazo.

Es mi segundo día de rodaje en Noche Sin Tregua, pero no es lo mismo. En absoluto.

De entrada, no estoy trabajando y puedo pasar por encima de algunos detalles sin sentirme culpable. Luego, ni Luz, ni Nuria, ni Marcos, ni Dani, ni David me son extraños sino que me saludan como a un viejo conocido y no les importa si me paso toda la parte de la pre-grabación leyendo el "Fotogramas" en el piso de arriba.

Procuro no molestar a nadie, eso es todo. Me sale bastante bien.

Después de la entrevista a Artero y la colaboración de Darío, llega la entrevista a Goyo Jiménez -al que por unos momentos, yendo hacia Torrejón, confundimos con Goyo González, para luego darnos cuenta de que-. Van con retraso porque el coche de Fofito ha llegado tarde, así que adelantan intervenciones y descansos y justo cuando entra el payaso -vestido de payaso, pero con cara de payaso triste, como si estuviera protagonizando una ópera- aparece mi tío por ahí, algo nervioso, tímido, callado.

Enseguida, es Kati la que se ocupa de él. Kati dice que ha cambiado mucho y que ahora ha decidido sonreír siempre. Le sienta muy bien. Nos conocimos en alguno de los rodajes de "La Hora Chanante" y hasta ahora no habíamos hablado demasiado. Un buen par de tímidos. Kati le cuenta y le cuenta a mi tío y de esa manera también me cuenta a mí y acabamos en una sala cerrada rodeados de galletitas saladas y -curiosamente-panchitos.

Acabamos con ellos. Son las siete de la tarde.

Para que Pancho no tenga que esperar más, también adelantan su entrevista. Dani está encantador con él, se nota que le admira y que está contento de que esté ahí. Yo también estoy contento, pero nervioso. Lo paso mal. En el plató doy vueltas, no consigo estarme quieto. El micrófono se estropea varias veces y tienen que repetir y mi tío sigue tranquilo pero yo estoy deseando que la entrevista acabe no se vaya a torcer en el último momento, y se acaba, y todo el cansancio de una tarde sin tregua se viene encima (más lo de luego, que encontrarán en el post de arriba) y decido despedirme junto a mi tío y acabar en Moncloa o donde sea, pero acabar pronto.

Dani promete venir a la Noche Sabinera y cantar "Y sin embargo", Pancho me dice que quizás venga también Quequé. El viaje en coche se hace extremadamente largo. Atasco en la M-40.