Aparte de la oportunidad o no de rescatar a Rocky cuando su actor-director-productor supera los 60 años, lo que realmente me molesta de la película es la pésima traducción de su eslógan: "Nada termina hasta que tú sientes que termina" es todo lo contrario de "It ain´t over till it´s over". En efecto, el primer alegato apela a la impresión personal. El segundo demuestra que las impresiones personales pueden estar equivocadas y que la realidad es más tozuda de lo que uno piensa.
No se acaba hasta que se acaba. Y es posible que, incluso entonces, no nos demos cuenta.