"Se parece a Terence Trent d´Arby pero en blanco, y eso que Terence Trent D´Arby ya era algo blanco", les digo a Víctor y a Alicia con una sonrisa. No contestan. No saben a quién me refiero, aunque intento explicarlo. Me siento tremendamente viejo.
El concierto de James Morrison ha estado realmente bien: cinco canciones en formato acústico, en el mismo sótando donde conocí a Darío Adanti y su "Otro corto con niños". Guitarra y teclados, eso ha sido todo. Y una voz formidable, rasgada, "estilo Rod Stewart", dice Víctor y puede que tenga razón.
Físicamente se parece a James Blunt, "aunque es más guapo", dice Marta de Europa FM.
Como no tenemos un lugar determinado donde comer consigo llevarles al Malaspina y hay festival de huevos estrellados. Sí, ha sido un gran concierto, la verdad. Un tipo con talento, este Morrison. Hablamos de cantautores y noches sabineras, salas llenas y malentendidos. El camino de la sala Costello a Sol se hace extraño, todo lo extraño que supone un concierto a las 2 de la tarde.
Estaba hasta Sergio Rivero y una de las Ángeles de 40, pero no la que quiero entrevistar, sino la que va con B. y la Chica Portada a clase de Comunicación Audiovisual. Por momentos -una media hora, hasta que he encontrado a Víctor, Alicia y Marta- me he sentido tremendamente aparte, desconocido, fuera de lugar.
Cualquiera que lea este blog o me conozca mínimamente, sabe que me pasa a menudo y que la culpa, desde luego, no es de Universal.
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