El asesinato del alcalde de Fago no dice nada de los partidos políticos, pero sí dice mucho de la política española. Quiero decir, el hecho de que uno fuera del PSOE y otro del PP me parece irrelevante, completamente. El hecho de que sus odios personales los llevaran a la esfera del poder y el poder sólo se reflejara en la representación de los partidos políticos sí dice mucho de nuestra visión de dichos partidos.
El incriminado ha confesado los detalles de su crimen igual que confesaba ante las cámaras, días antes, con el cadáver aún caliente, lo mal que lo hacía el alcalde y lo normal que era que algo así acabara pasando, porque uno se gana enemigos.
Efectivamente, la política es una cuestión de poder, amigos y enemigos mucho más que de convicciones, ideas, encuentros y construcción conjunta de un futuro. Es así en todos lados, de acuerdo, pero en España nos llevamos la palma del cainismo. Hasta el punto de que si un tipo te cae mal, te metes en el partido contrario. Si te gana las elecciones, lo matas. Así es. La militancia, insisto, por mucho que se repita de modo casi obsceno, me parece irrelevante.
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 6 horas