
Hablamos de una chica de 19 años que ha sido número uno mundial, campeona de Wimbledon, del US Open y del Masters.
Creo que, como deportista, merece más que continuas fotos en las que su falda se levanta.
Si uno lee la entrevista, creo que es obvio que ella no fomenta esa imagen, sino la de una campeona trabajadora... de 19 años, eso sí, es decir una adolescente con ganas de ponerse vestidos, posar en bikini e ir a cenar con chicos guapos... cuando no está compitiendo. Nada que merezca ser criticado.
Nada que merezca que se ponga en portada una frase que ella nunca dijo: "La parte de mi cuerpo que más me gusta es mi cabeza". La pregunta ya era vergonzosa, pero es que la respuesta fue "... es mi cerebro".
El cerebro vende poco, claro está. Mucho menos que las bragas.