viernes, noviembre 10, 2006

El tema De Juana Chaos

Todo apunta a que lo de De Juana Chaos va en serio. Muy en serio. Es la primera muestra sin matices de que el acuerdo tácito es "tregua por tregua": nosotros no matamos, vosotros no juzgáis. Claro que el problema es el "vosotros", porque dentro de ese pronombre se encuentra el Gobierno, pero sobre todo el Estado y todos los que lo formamos.

Y el principio por el que se forma el Estado es, precisamente, su capacidad de aplicar Derecho y de arrogarse el monopolio de ese Derecho y de la Fuerza necesaria para aplicarlo. Lo contrario, es decir, lo que el PSE propugna, sin rubor, de "adecuar las sentencias a la situación política" es, básicamente, romper con la independencia del poder jurídico, con la idea de Derecho de cualquier Estado democrático y dar rienda suelta a la venganza.

Porque no creo que ande muy lejos Mikel Buesa cuando insinúa que, si el Estado no hace pagar a los criminales sus crímenes, invita a que lo hagan las víctimas o sus familiares. Y sé que esto suena muy duro, pero es así.

El Estado es un invento milagroso, si se piensa. Un Estado con leyes democráticas y no despóticas aún más. La convivencia es imposible en pareja o en grupo como para aplicarla a millones de personas. Hay reglas, tiene que haberlas. Lo increíble es que se respeten. Pero si el propio árbitro empieza a mirar a otro lado, se va a montar.

De todos los precios que se pueden pagar porque unos asesinos dejen de asesinar el político es casi el menos importante, mucho menos que el judicial. Sin poder judicial no hay Estado, lo siento. Sin Estado y sin Justicia lo que queda es Sicilia. O Belfast, puesto que la comparación gusta tanto en determinados ámbitos.

En los ámbitos que hasta ahora no han puesto ni una víctima, por supuesto.

Entiendo que la Justicia pueda equivocarse. Entiendo que la reacción del ciudadano ante las equivocaciones de la Justicia deba ser la de resignación. Lo que es diferente en este caso es que se pida explícitamente a la Justicia que se equivoque, que se haga a un lado, que desaparezca...