En fin, no le demos más vueltas, Rafael Torres vive de anunciar la llegada de la extrema derecha y verla por todos lados. Es un Quijote contemporáneo al que la vida le ha tratado bastante bien porque es un discurso que la gente compra bastante bien. Exactamente igual que el contrario: "Aquí están los peligrosos rojos rompiendo el país revolucionariamente como en el 36".
El problema de Ciutadans para los Rafael Torres y Pío Moas es, precisamente, su ausencia de voluntad de adhesión. Su intención de superar los términos "izquierda" y "derecha" o al menos redefinirlos de manera que puedan convivir y, sobre todo, no pierdan de vista que toda política debe atender al ciudadano y no al concepto.
Dice Arcadi en su artículo de hoy de "El Mundo" que la culpa es de Zapatero. A Arcadi no le cae bien Zapatero, pero eso no le convierte en un subversivo peligroso. No sé si es necesario aclarar esto, pero siempre se ha mantenido al margen de las conspiranoias del 11-M y mantiene una fe que ni yo mismo comparto sobre el "proceso de paz".
Simplemente, considera que es un populista que no sabe de lo que habla. Por ejemplo, cuando se empeña en calificar de "extrema derecha" cualquier pensamiento que se limite a llevarle la contraria, evitando así tener que explicar, de verdad, con datos y argumentaciones, sus propias tesis. Hasta ahora, el calificativo de "extrema derecha" se reservaba al PP y ahora el PP catalán se aprovecha para llevarlo a Ciutadans.
No creo que sea casualidad que en todas las horquillas infográficas, Ciutadans aparezca en el extremo de la derecha junto al PP.
En fin, no sé si la culpa es de Zapatero. Creo más bien que Zapatero es la representación del "espíritu del tiempo", es decir, para qué decir algo con sentido si me hacen más caso cuando insulto al contrario. No es un invento suyo, ni siquiera nuestro, basta con leer el "Gorgias" de Platón y, lamento la alusión pedante, pero estudié filosofía.
Quizás porque aspiraba a hacer algo en la vida que fuera más allá de repetir tres topicazos y cargárselos al adversario político sin tener que escucharle. Algo más que Rafael Torres, desde luego.
Entradas
