sábado, mayo 28, 2011

Mystic- Ritmo de la noche



En las discotecas de Palma de Mallorca los chicos cogíamos a las chicas por la cintura y ellas nos ponían las manos en los hombros. Lo habíamos visto en mil películas. Empezaban los 90 y algo nos pedía dejar a Xuxa y Emilio Aragón a un rincón, para adentrarnos en la música de los mayores. Parecía divertido. Jugábamos a ser lo que no éramos y robábamos botellitas de minibar para mezclarlas con Coca-Cola cuando los profesores no miraban. Veníamos del "Acid Mix", del principio de algo que se hacía llamar "house", de frikadas rollo Enigma y canciones puro pop de Technotronic.

Eso es lo que pasaba al otro lado de Rick Astley.

Mi canción favorita de la época, la que parecía anunciarme lo que sería mi vida de adolescente y más allá era "Bahía" de un grupo que se llamaba ASAP. Era verano y todo ese rollo ibicenco, balear, mediterráneo nos parecía la promesa de los próximos veranos: los de los 16, los 17, los 18. Chicas medio drogadas contoneándose delante de nosotros, noches de amor en las playas. Canciones sudorosas y de traje de tela blanco.

Uuuuuuu.... bahía.... canciones de tripi y sonido de olas al fondo.

En Mallorca aún no había demasiado de eso. Era el año de Sergio Dalma y bailábamos la banda sonora de Twin Peaks y el "Wicked game" de Chris Isaak. A mí me gustaban dos chicas y nunca me preocupé en averiguar si yo le gustaba a alguna de las dos. Mis amigos ligaban con un grupo de gaditanas. El profesor de gimnasia nos pasaba el alcohol que necesitábamos, los relaciones públicas se nos echaban encima en las playas, flirteábamos con el "balconing" incluso en esos tiempos y visitamos cuevas con luces. El Estudiantes perdió una semifinal después de dos prórrogas.

La canción que sobrevivió a aquel ataque repentino de sensualidad y entusiasmo afrodisiaco fue "Ritmo de la noche", de Mystic que era la típica canción-mantra: una frase repetida mil veces y en medio muy pocas notas subiendo y bajando para que pudieras dejarte llevar, sin más. La canción más tonta del mundo. Dejarse llevar y follar mucho. Todas las canciones hablaban de follar y nosotros, incapaces de llevarnos un mal beso. Así fue nuestra vida durante aquel verano de 1991 y lo siguió siendo durante una cantidad obscena de veranos.