Andrés Montes dice que se va de La Sexta y La Sexta dice que "las puertas aún no están cerradas". Lo que parece confirmado es que a Montes le van a quitar la retransmisión de los partidos de fútbol y, sin eso, no sé qué va a hacer este hombre, porque de analista deportivo minucioso no le veo. Básicamente, porque sus lagunas son inmensas. Son océanos.
Diré algo de entrada: a mí Montes me gustaba al principio de la NBA. Me parecía que pegaba perfectamente con aquel ambiente lúdico de cinco pirados que éramos entonces viendo partidos de los Houston Rockets. Su combinación con Antoni Daimiel funcionó de maravilla. El jovencito daba datos y nos contaba lo que pasaba de verdad y el veterano se dedicaba a entretener. Un poco lo de Pepe Domingo y Paco González en Carrusel Deportivo.
Me gustaba su humildad, además. Su reconocimiento de que no sabía de deporte, que no lo entendía, incluso después de chuparse los 80 enteros retransmitiendo partidos del Real Madrid y el Barcelona por Europa. Eso se lo dejaba a otros, para él quedaba el estruendo y el apodo más o menos conseguido.
Eso fue lo que llevó a La Sexta en 2006, cuando lo ficharon para el Campeonato del Mundo y ya se quedó de comentarista de prácticamente todo. Aquello sí fue un problema porque le rodearon de gente que tampoco sabía analizar el deporte, sólo hacer chistes. Iturriaga es un tipo muy divertido pero que o no ve lo que pasa o no se atreve a analizarlo. Epi me aburre inmensamente. De la Cruz era un jubilado que pasaba por ahí.
Montes se convirtió en una caricatura. Una caricatura con hallazgos y una gran facilidad para llegar al público con sus muletillas. A ver cómo explico esto: si solo hubiera un Andrés Montes la cosa no sería tan grave. El problema fue la andresmontesización del periodismo deportivo, es decir, el empeño de todos los comentaristas por parecer divertidos y hacer chistes todo el rato y pasar completamente del partido. El espectáculo por encima de todo. Eso fue algo muy de La Sexta. La Sexta es una cadena populista y no creo que consideren esto un insulto. Una cadena de eslóganes y chicas guapas.
A mí, en ocasiones, me gusta.
El caso es que ahora la cosa sigue sin Montes. Supongo que es bueno si se opta por algo parecido a las combinaciones Esteva-Valdano de algunos partidos del año pasado, que resultó más que aceptable. A veces, uno se cansa de tanto ruido y tan pocas nueces. Se cansa de que no sea capaz de decir el nombre correcto de nadie y no se entere de nada de lo que pasa en el campo o la cancha. Se cansa de los imitadores y acaba harto del original. A Montes, supongo, le ha pasado algo parecido a Chiquito de la Calzada.
Por la sensación que da, es un buen tipo y un hombre honesto. Me alegraré si las cosas le van bien en el futuro; yo y todos los miembros del Calabassas Club. Hacen falta extremos para conseguir justos medios.