Me levanto sudando, con la garganta cerrada y dolorida, inicio de fiebre, un lento incorporarse con cierto mareo, una vuelta demasiado súbita a la realidad. Me ducho, compruebo los papeles, desayuno en el bar de abajo -descafeinado, croissant a la plancha y zumo de naranja- empiezo a beber agua por si así se va el sudor del pelo y la cara. Paracetamol. Lizipaína. Los sospechosos habituales.
Cojo el metro en Tribunal y voy en la 10 hasta Puerta del Sur, allí compro otro billete y cojo el Metrosur hasta Casa del Reloj, en Leganés. Unos 45 minutos, en total. Me pierdo un poco: claramente, el mapa estaba mal y la distancia se me hace eterna. Una pareja me dice que pregunte en el Ayuntamiento, una chica me dice que pase los institutos. Al cabo de 10 minutos llego y está lleno de gente. Uno de esos momentos en los que no tienes ni idea de qué tienes que hacer, algo así como Astérix en "Las doce pruebas". Un cartel pone Control, otro Información, otro Registro... la gente lleva mucha documentación de un lado para otro y al final me explican que me tienen que llamar ellos.
Me llaman. A la media hora, más o menos.
Entramos dos chicos a la ventanilla. Tenemos que repartirnos destinos pero él elige primero. La funcionaria propone: una vacante en Valdemoro o una sustitución por enfermedad en Parla. Él lo piensa pero elige Valdemoro. Me faltan papeles, como era de esperar. No parece importarles, están acostumbradas, se conoce. "Mándalos por fax", dicen, con cierto desinterés y tengo que rellenar varios papeles jurando (o prometiendo) cosas de todo tipo y después llamo a la EOI de Parla -como me dijo Marina- para comprobar que todo va bien y que me puedo acercar a que me firmen los papeles, me den información, me asignen cursos...
Vuelvo a Casa del Reloj y de ahí a Leganés Central. Cojo el Cercanías hasta Villaverde Alto (o Bajo) y ahí hago trasbordo hasta Parla. Sigo unas instrucciones algo difusas y me vuelvo a perder. Llevo dos botellas de agua encima y por lo menos no me parece que tenga fiebre. Conforme me he ido acercando al monstruo se me ha ido quitando el miedo.
Me recibe la directora. Encantadora. Nos explicamos. Firma. La jefa de estudios me enseña la Escuela y hablamos de la conveniencia de empezar con las clases mañana, porque hoy es demasiado precipitado. Y tanto. No conozco absolutamente nada, ni de normas, ni de material, ni de objetivos, ni de libros... Subo al departamento de inglés y me explican. Veo varios libros con material audiovisual de lo más variado. Mis cursos son Avanzado 1 y 2 e Intermedio 1. Me pierdo por completo, pero intento no aparentarlo.
De hecho, yo soy el único profesor de Avanzado de toda la Escuela y es el primer año que se implanta, como bien sabrán los alumnos.
Pregunto cuánto va a durar la sustitución. No saben. Si todo va bien, dos semanas. Si no, un mes. No creen que se vaya a complicar más. ¿Los viernes hay que ir? Sí, todos. O son lectivos o son de reunión, pero hay que ir. Las jornadas no son de cuatro horas sino de cinco. Se respira cierto ambiente de seriedad que me gusta, porque si soy yo el que tengo que tirar de este carro, muy lejos no vamos a llegar...
Recojo documentación varia y voy con las manos cargadas al Cercanías, dirección Colmenar Viejo. Me bajo en Atocha. Cojo el metro hasta Tribunal y decido que de momento vamos a empezar a mi manera -aquel mítico CD que me grabó Fer Heads- y luego ya veremos...
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
declarado el señor Víctor de Aldama ante el juez. Por ejemplo los p...
Hace 5 horas