martes, octubre 07, 2008

Entre el cielo y el suelo


Mecano. A veces olvidamos las razones de los éxitos de masas. Incluso olvidamos los éxitos de masas. Mecano. ¿Qué treintañero-cuarentañero no recuerda lo que significaba Mecano? ¿Lo que fue el grupo en los 80? ¿Quién no tiene "Entre el cielo y el suelo" o "Descanso Dominical"? ¿Quién no se quedó totalmente defraudado cuando se compró "Aidalai"?

Mecano era un grupo inocente y ñoño. Como nosotros. Como eran los 80, al fin y al cabo, una oleada de optimismo. Era el grupo por excelencia de una democracia en pañales.

Era además un buen grupo. Quiero decir, no era la Oreja de Van Gogh, aunque las composiciones de los hermanos Cano rozaran a menudo lo cursi, y la voz de Ana Torroja... en fin, qué voy a contarles. Me gustan los grupos que hacen bien lo que saben hacer. Por ejemplo, "Entre el cielo y el suelo". La gente se queda con "No es serio este cementerio" o "Cruz de navajas" (no se puede sacar más de menos) o la insoportable "Hijo de la luna". A mí me encanta la historia de amor de Nacho Cano, capítulo a capítulo, empezando precisamente por el final, ¿o es el principio, el motor de la acción?. Ay qué pesado, qué pesado, siempre pensando en el pasado.

Me gusta el sexo facilón y entrañable de "Las cosas pares", la melancolía de "50 palabras, 60 palabras o 100", me gusta el adolescentísimo coqueteo de "Las curvas de esa chica", la ñoñería agradable de "Te busqué" o el punto desesperado de "No tienes nada que perder" y no tienes nada que ganar. Si uno se fija, hicieron un musical con eso. Un musical con Cara B, de acuerdo, porque hay algo de Cara B en cada ñoñería de Mecano. En los 80, en general. Pero un musical de adolescentes que se enamoran, y si triunfó de esa manera no fue por el reflejo de las drogas o por la Movida o por todo ese rollo: era porque los adolescentes se enamoraban y luego se dejaban y en medio cantaban y esa fórmula ha funcionado siempre, y funcionaba en 1987 y desde luego funciona hoy.

La mayoría de los expertos consideran ese disco como la prueba de madurez de José María Cano como compositor. Yo lo consideré así durante mucho tiempo. Luego me cansé de la madurez y pensé que era mejor volver a ser ñoño y adolescente y volver a Nacho Cano y "las curvas de esa chica" y su increíble facilidad para utilizar topicazos pero en el sitio adecuado siempre.

Y decidí quedarme con "Me cuesta tanto olvidarte" y olvidar el "somier taciturno que usar por turnos", "el rancio abolengo", " ese "a quien su hijo inmola" tan rematadamente poco pop, y enamorarme y desenamorarme como un veinteañero ochentero cada vez que oigo las demás canciones, acabando con aquello de Todas las flores que le pude comprar, todas las noches sin final... creo que perdí la razón, que sí, de acuerdo, es un universal, e incluso un tópico, pero funciona.

Y a veces hace falta que las cosas funcionen, sin más. Fíjense con quién juguetea Ana Torroja en la portada...