domingo, octubre 26, 2008

Festival Acróbatas: III. El Café Sol

... Y Aroa pregunta qué quiero hacer con "esto" y "esto" es escribir y yo le digo que ya disfruto escribiendo y que eso es importante y que supongo... pero a la vez estoy pendiente del Murcia-Cádiz y de los distintos grupos que se forman y sus respectivas conversaciones y Lara se enfada con nosotros por hablar de temas tan serios -literatura deportiva, en ese momento, y las razones por las que no había una buena literatura deportiva en España, que no la hay- y pide algo más de frivolidad, y yo me veo capaz de ser perfectamente frívolo, pero me pasa al revés que a ella: que me paso el día hablando de chorradas y apenas tengo oportunidad de hablar de libros, y...

Rubén y Vanessa se van, agotados. Marian se queda. Carlos está en una mesa, al fondo. La gente se acerca y se aleja de él con un respeto infinito. Me enamoré de una chica a la que le gustaba mucho Chaouen. Eso fue hace muchos años y ella cree que en realidad no me enamoré sino que jugué con ella, y desde luego, aquello sigue siendo opinable, pero el caso es que yo no me acerco a Chaouen porque no le conozco y me parece algo descortés, porque Carlos no es Paco, no tiene ese punto amistoso, de buen rollo, de pasemos la noche juntos, joder, y disfrutémosla, que en parte es un poco también Lara, si se piensa, por qué no.

Y nos vamos quedando cada vez menos, lo típico. Partidos comprometidos y defensas centrales, muchos defensas centrales. Gente que llama y gente que va al baño. El bar se llena y se vacía y cuando llegan las 3 -que son las 4- o las 4 -que son las 3- pues nadie se quiere ir, lógico, y los chicos cogen las guitarras, nosotros llamamos a dos taxis y la fiesta sigue en la habitación 200algo, no me pidan más detalles, porque yo, cansado, borracho, me quedo aquí, en Internet, y después a dormir y por la mañana, le preguntes a quien le preguntes, no hay manera de enterarse del resultado.