Luego Carlos se pierde -no es culpa suya, y por lo que comentan, tiene razón- y le buscan y le encuentran y canta un montón de canciones realmente preciosas -es la primera vez que le escucho- y yo decido irme más hacia atrás, a las localidades vacías del fondo, no por excentricidad, sino por comodidad y porque resulta que, ahí, con todo el mundo delante, observando, los pies en la butaca de enfrente... la sensación de que el concierto es para mí es mucho mayor y gratificante y Rubén pasa y me hace una carantoña y Paco canta cierra con "Vestida de domingo", que es una canción formidable y Vanessa está flotando de alegría y en el camerino no sólo hay JB con Coca Cola, sino un chorizo riquísimo y unos restos de tortilla.
Lara me enseña sus dos libros -Lara, de repente, tiene dos libros y yo me muero de envidia, but then again, es Lara...- y reconozco algunos de los relatos del taller igual que ella reconocerá los míos cuando yo publique mis dos libros -porque tarde o temprano, one way or another...- y me acuerdo de que esta tarde la recepcionista -el hotel tiene camas enormes y una ducha extraña pero no tiene chocolate en el minibar- me preguntó quién era esa Lara y si escribía. Una pregunta que me recordó por el tono a "¿Quién es ese Atta y por qué lleva una katana?", y yo le dije "es escritora y yo también", como si fuera lo mismo, y todos esos pensamientos, ya el JB más avanzado nos llevan a...