El presidente Sarkozy tiene un ego muy elevado. Esa es la impresión que da. Es presidente de la República Francesa y eso -especialmente para un francés- no es cualquier cosa. Conozco a gente capaz de darse aires por mucho, mucho menos.
El caso es que Sarkozy lee en la prensa la propuesta de reducción de publicidad en las televisiones públicas del presidente Zapatero y sonríe. Le parece que es igual que la suya y la considera una copia. Por supuesto, se siente halagado. Es una muestra de que su idea era buena. Si no fuera buena, ¿por qué la iban a copiar? Está reunido con unos cuantos diputados -algunos afines, otros no- y farda. Fardar es algo normal y que hacemos todos: "Zapatero me ha copiado lo de la tele".
Un diputado socialista, un poco cansado de tanto pavoneo, le dice: "Bueno, de Zapatero se pueden decir muchas cosas...". Es cierto, el propio Sarkozy ha dicho alguna en el pasado. Y Zapatero de Sarkozy. Su relación ha pasado por una campaña contra Segolene Royal y Zapatero en campaña es de los que no hace amigos, precisamente.
Sarkozy considera el comentario impertinente. No sólo porque se meta con Zapatero, que en el fondo le da igual, sino porque se mete con su idea. Contraataca: "Puede que el presidente Zapatero no sea muy inteligente, pero ha ganado dos elecciones. Conozco a gente muy inteligente que no ha pasado ni a la segunda vuelta", dice, refiriéndose a Lionel Jospin, ex-presidente del gobierno socialista francés que cohabitó con Chirac a finales del siglo pasado y que fue desplazado por Jean Marie Le Pen en la ronda final de las presidenciales de 2002.
¿De verdad nadie ha captado la ironía? Puede que en el fondo haya un acuerdo tácito común que establece que Zapatero no es muy inteligente, y el diputado socialista se esté apoyando en ese acuerdo para hacer su crítica, pero lo que es indudable es que Sarkozy le defiende. Usando el sarcasmo. Para no ser inteligente, no le ha ido nada mal, vosotros vais de inteligentes y mirad dónde estáis.
Bueno, pues como la prensa local -local francesa y local española- no permite que la realidad -ni siquiera la transversal- le estropee un buen escándalo, ayer tuvimos que soportar el comentario unánime de cómo se atrevía Sarkozy a insultar a Zapatero. Hasta el PP salió a defenderlo.
¿Defenderlo de qué?
Ay, la inteligencia, dónde quedó...