Soy un tipo con suerte. A veces. Cuando dejo que las cosas pasen y no me empeño yo en que pasen porque yo quiero, sin más. Hasta el universo necesita respirar antes de darte lo que le pides.
Durante la proyección de "4000 Euros" pienso en mandarle un SMS a Emiliano y preguntarle si está con los chicos de la película, porque realmente me está encantando y tengo un par de cosas que hablar con el director y más que un par con la protagonista, Marta Larralde. No lo hago porque es muy tarde, la una pasada, y no son horas de mandarle un mensaje a nadie.
Pero resulta que a la salida están ahí, esperando algo. La reacción del público quizá, y como el público soy yo -algo más de cuatro espectadores, a lo mejor veinte- me acerco a Richard Jordan, le felicito, y le pregunto si la película no le recuerda un poco al "Plácido" de Berlanga y Azcona, con la distancia de los casi cincuenta años, Sevilla en lugar de Madrid, una deuda con unos matones en vez de con un propietario... pero la misma desesperación por encontrar dinero en Navidad, dinero urgente, la misma humillación de los pobres ante los poderosos, la misma crueldad tranquila, el mismo llegar siempre tarde a los sitios.
Y me dice que no. Con una sonrisa, pero no. Yo intento explicarme: se lo explico a Emiliano y a Marta, y me entienden un poco pero no demasiado. Me pasa a menudo. Está narrado todo de manera distinta. Por supuesto. No hay rasgos de comedia en esta versión. De acuerdo. Pero la agonía y la impotencia y la crueldad y el saber que eso, tarde o temprano, se repetirá, eso sí está. Además, que te comparen con "Plácido" es de lo mejor que te puede pasar en la vida. Creo yo.
Le digo a Marta que está fabulosa porque es verdad. Sale en todos los planos de la película y no sobra en ninguno. De hecho, el único plano innecesario -perdonamos las escenas de dos minutos en taxi porque forman parte de un ritmo que se muestra efectivo a lo largo de la película- es uno en el que ella no sale. Hacia el final, no daré más pistas. Atravesamos la plaza y por primera vez dejo claro desde el principio: "Soy escritor". Va siendo hora, hombre. Tantas explicaciones le dejan a uno en nada.
Hablamos de problemas de distribución. "4000 euros" se rodó en 2007-08 en Sevilla, se estrenó en octubre en la Seminci y ha pasado por festivales varios. Pero no hay distribuidora y no hay cines. Una película más que se queda en la nada. El problema, insisto, no son las subvenciones. El problema es que el cine español no tiene salida, sea lo que sea: thriller, drama social, ciencia ficción... No hay promoción, no hay distribución, no hay cines... Y si queremos que haya películas, tampoco podemos pedirles a los directores que las paguen ellos.
Un tema.
En fin, que no sé si "4000 euros" se llegará a estrenar o no. Marta y Richard tampoco lo saben. Emiliano, anfitrión, nos acompaña al hotel y ahí nos deja. Yo le veré mañana. Antes de la película han pasado "La Tama", un cortometraje que más parecía una película reducida. Historia de niña conflictiva en barrio conflictivo, con problemas familiares que acaba en reformatorio y aprende lo dura que es la vida. ¿Tópico? Sí. Pero interesante. Y a mí me interesan poco esas cosas. Enorme Rocío Monteagudo, que se perfila como una de las favoritas al premio a mejor actriz.
Unos títulos de crédito algo difusos, con un mensaje extraño, que quizás merecería más discusión que la que permiten diez segundos y tres líneas.
Por cierto, antes de que se me pase: el bueno de Daniel Pérez Prada protagoniza "Mañana", un corto divertido y solvente -algo exagerado, a veces- que está a concurso. No es que salga demasiado, pero es el chico en cuestión. Siempre hay un chico en cuestión, ya saben. Y en esta ocasión le ha tocado a Dani. ¡Enhorabuena!