En la barra del Pichi, esperando algo. A mi espalda están los integrantes del equipo de "Cinco minutos de cortesía japonesa", un corto divertido que tuvo una presentación de lo más original, aunque el sonido no ayudara demasiado en algunos diálogos. Yo sé quiénes son ellos pero ellos no saben quién soy yo. Y no me apetece mucho ponerme a explicárselo, así que me quedo leyendo la revista del Festival y tomando un JB con Coca-Cola. El camarero me mira como si fuera culpa suya.
¿El qué?
Luego se va al otro lado de la barra y se pone a ver un documental sobre magdalenas aplastadas, o eso parecen.
El recepcionista del hotel habla de Francis Bacon. Está desolado porque es el primer año que no va a poder ver ninguna película de la Semana de Cine. Sabe de lo que habla. Ayer me recomendó "Furtivos" y acertó de pleno. Ya ven, vaya crítico de cine de pacotilla. Habla de Francis Bacon y de la película sobre él que echan esta noche a las 11. Yo esta noche a las 11 creo que voy a ver la española a concurso, algo sobre Bangkok y Víctor Clavijo.
Probablemente luego me pase de nuevo por el Pichi, por si les interesa saberlo.
La peli de anoche se llamaba "El Frasco", con Darío Grandinetti y la extrañamente atractiva Leticia Bredice, una habitual del cine argentino. No era una gran película. Amable, sí, pero un poco previsible e insustancial. Un poco, tampoco es que fuera un horror. Lo justo para que la mente se dispersara por momentos y se pusiera a pensar en cosas ajenas:
A) En los puntos que necesitaba España para clasificarse matemáticamente (eso quedó claro que eran 7) y
B) Cuántas películas y cortometrajes he visto en esta semana en Medina (sí, hoy es mi séptimo día aquí y no tengo pensado descansar). Aquí tuve más problemas y hasta que no llegué al hotel de madrugada no pude solventar la duda. Son exactamente 39 cortometrajes, 18 video clips -dos me pillaron en el baño- y nueve largometrajes.
Más once posts, con este, y unas seis hamburguesas normales -sólo lechuga y tomate- de la Comic.
Cero mujeres.
Tengo la sensación de que mi recepcionista estaría orgulloso de mí.
Antes de "El Frasco" y el Pichi, algunos cortos interesantes: "Sombras en el viento" es un prodigio de realización. Está muy bien hecho y uno no puede evitar pensar en la pasta que se han gastado para hacerlo tan bien. Dos-tres años, dijo la directora Julia Guillén, de preparación. Y yo estoy trabajando en cinco guiones a la vez, ¿por qué me tocó a mí ser compulsivo? La historia flojea, eso sí. Las historias de época son complicadas y arriesgadas y no siempre se consigue llegar al espectador.
"Reconocerse" es una historia divertida sobre la vejez -cómo no, estaba Carlos Álvarez-Novoa- con buenos diálogos y una idea de partida muy buena. A veces con eso basta. Amable. Tierna. Bien. "Lala" me volvió a encantar. Ya lo había hecho en Cortogenia. Gustavo Salmerón, si hay justicia en este mundo, se llevará el premio al mejor actor de calle. Tampoco he visto cortos mucho mejores en general, aunque supongo que habrá quien no le guste tanto surrealismo costumbrista -disculpen el oxímoron-.
Quedan tres días.
Aún no sé para qué.