Iba a escribir indignado por la portada del pasado domingo del Marca: "¿Campeón por decreto?", acompañada de un editorial en el que se insinuaba no sólo que el Barcelona era ayudado por los árbitros en determinados partidos sino que todo se debía a una confabulación conspiranoica de los estamentos de la Real Federación de Fútbol para que así fuera y se proclamaran campeones.
Todo por un partido ante el Recreativo de Huelva en el que el Barça fue mejor de cabo a rabo, jugó andando para reservar fuerzas y se pasó como ochenta de los noventa minutos en campo contrario. Si no metió cinco sencillamente fue porque no tenía ninguna intención. Era día de descanso y así se lo tomaron.
Hubo decisiones pólémicas por supuesto:
- Una mano de Sylvinho dentro del área en la primera parte, que según el Marca debió ser penalti y expulsión. A mí no me parece que eso sea penalti. Sylvinho salta hacia atrás y buscando la pelota y si le da en la mano es por un rechace completamente involuntario. Es imposible saltar hacia atrás a por el balón con las manos pegadas al cuerpo. Se exige que se haga así cuando la pelota la tiene el contrario y el defensa se interpone en la trayectoria. En esos casos sí, tiene que pegar las manos y el no hacerlo se considera voluntario. O se suele interpretar así, porque en el reglamento no especifica. Yo no hubiera pitado penalti ahí jamás y mucho menos hubiera expulsado a un jugador por eso. Sin embargo, es opinable, lo reconozco.
- Un empujón de Valdés dentro del área a un delantero del Recre. Ese penalti sí es escandaloso. De tan escandaloso y tan absurdo, el árbitro se lo comió.
- Un gol anulado al Recre por fuera de juego, que la repetición demuestra que
es en fuera de juego, aunque el tiro de cámara a veces invita a pensar lo contrario.
- Un gol anulado a Henry, justo antes del posible penalti de Valdés que da la sensación de que está en línea con el balón, por el blanco del área pequeña.
- Una mano del Recre que sí acabó en penalti por la razón que mencionaba antes. Alves centra, un defensa intenta taponar y al hacerlo saca la mano y le golpea. Yo creo que sí es penalti. Es opinable.
Según mis cuentas, al Barcelona le quitaron un gol y no le pitaron un penalti en contra justo después. Lo uno por lo otro. Puede que fueran dos penaltis. En cualquier caso, me da igual: no ganó por el árbitro. Ganó porque fue mucho mejor.
Al día siguiente el Real Madrid marcó el 2-0 después de lo que a mí me pareció un penalti de Pepe. También es opinable. Yo creo que intenta anticiparse, pisa al jugador contrario, que pierde la bola -Pepe no llega a tocarla- y en el contraataque marca el Madrid. Tampoco creo que el Madrid ganara por el árbitro: ganó por la calidad de sus delanteros, cosa que su rival no tenía. Eso es todo.
Pero, bueno, me alegra ver que mi indignación es muy compartida. Santiago Segurola, adjunto a la dirección del citado "Marca" se despacha a gusto en su
charla con los lectores de los lunes. Vamos, los lectores se despachan con Segurola por la infame portada y Segurola les da la razón. El hecho de que se hayan elegido tantas preguntas sobre el tema y el director adjunto las haya respondido con tal contundencia es un aviso clarísimo al que se le fue la mano el domingo.
En un momento dado llega a decir:
"Conviene estar alerta cuando tanta gente se queja".
Pues sí, conviene. Decir que el Madrid lleva 14 victorias y 1 empate en 15 partidos porque haya tenido algún arbitraje a favor -Osasuna, Atleti, ayer frente al Valladolid- es absurdo e injusto. Decir que el Barcelona va líder por la misma razón es igual de absurdo e injusto. No se puede publicar que la liga está decidida por decreto y a la vez dar los números de Juande Ramos. Ni Juande Ramos podría con un decreto así, se entiende.