miércoles, abril 01, 2009

Medina del Campo VIII. Ultimátum a la Tierra y OVNIS en Voronez

Viendo el pase de las 8 de "Ultimátum a la Tierra" -somos cuatro en la proyección, más un acomodador que me ha preguntado si tenía invitación y luego ha mirado el resto de la sala vacía, se ha dado cuenta de que era una pregunta muy absurda, me ha sonreído y se ha vuelto a su asiento al fondo- he recordado una de mis grandes anécdotas de la infancia: cuando mi madre y yo estábamos viendo la televisión y de repente cortaron para dar un avance informativo que anunciaba que según la agencia TAS, se habían visto un par de extraterrestres en un parque de la URSS -no recuerdo la ciudad-, que medían dos metros y medio y supuestamente habían atacado a alguien.

Creo que fue después de lo de Chernobyl. Por esas fechas. No se volvió a saber del asunto. Se desmintió. Con los años, tiendo a pensar que quizás soñé todo. Esto es lo que he encontrado en Internet:



¿De verdad es posible que no se volviera a saber de una noticia así? Cosas del telón de acero, supongo...

No es la única pregunta que me asalta hoy en Medina del Campo. Hay otras: por ejemplo, ¿a qué vienen todas esas banderas granate que cuelgan del ayuntamiento y de los balcones? ¿Alguna festividad religiosa que mi paletismo ateo ignora? Se acerca la Semana Santa y esto es Castilla, señores.

El cauce vacío del río Zapardiel. ¿Dónde se han llevado el río? ¿Es algo definitivo? ¿Por qué no construyen algo ahí, no sé, un parque, un polideportivo... Es algo desolador atravesar todos los días cuatro veces un puente sobre un montón de nada.

Pero es lo que hay.

Antes de "Ultimátum", "El infierno vasco". Uno de esos documentales estremecedores que te hacen pensar en qué demonios está pasando ahí arriba. Todas las familias rotas, exiliadas, perseguidas, sobornadas, torturadas mental y físicamente mientras la gente miraba a otro lado. No terribles fascistas y guardias civiles. No. Ertzainas, profesores universitarios, periodistas, funcionarios, empresarios... Todos menos ellos. Ellos no se van nunca, claro que no. Ellos echan. Y la naturalidad con la que el Gobierno Vasco, los encargados de velar porque eso no suceda, lo ha venido aceptando durante treinta años.

Los chicos de la gasolina. Los de los cócteles molotov en habitaciones de bebés, los de la diana, los del secuestro, el tiro en la nuca, la intimidación constante, el pateo en las fiestas del pueblo, el incendio del coche, la bomba lapa, el insulto a los hijos, la amenaza a la mujer o al esposo, la desconfianza de los vecinos -"por favor, te importaría aparcar el coche en otro lado, es que sabemos que igual te lo vuelan y, claro, imagínate..."-, el desprecio de los demás compañeros.

Una sociedad viciada y no quiero ser más duro porque sé que no todo el mundo es así y suficiente tienen con no ser como los demás como para que yo encima les machaque aquí.

En 2001 fuimos a Bilbao a ver a Radiohead. Estuvo bien. Un amigo nos hizo de guía por el casco viejo. Era de Lekeitio y encantador. De verdad, majísimo. Nos explicó que tampoco pasaba nada, que todo se exageraba, que a "la gente normal", eso le daba igual, que podían estar quemando contenedores en una callejuela y en la siguiente esquina, pues ellos tomando un zurito en la calle. Ellos. "La gente normal". Y que tampoco había problemas con los otros, oye, que ahí todo el mundo podía pensar lo que fuera. Bueno, había uno que sacaba la bandera española al balcón -en Lekeitio- y tuvo que acabar yéndose del pueblo, pero es normal porque eso era provocar.

A lo del PSE y el PP se le puede llamar frentismo, sí, ahora me doy cuenta. El frente de los que han puesto los muertos y los escoltas. Los que han abandonado masivamente su propia tierra expulsados por unos mientras los otros pagaban y callaban. Esos. Ese frente. No el de la gente normal, el otro. Es tan complicado que no salga bien. Que las cosas no mejoren aunque sea un poco.

Ya ven, uno empieza en la URSS y acaba en el País Vasco de Ibarretxe, como si tal cosa.