Hamburguesa clásica, con sus patatas fritas, y una mesa justo enfrente del televisor. Media entrada en el irlandés. Ni siquiera. Pablo tiene razón en que es el televisor que peor se ve de todos, pero qué más da, para qué buscarle tres pies al gato. Estamos como queremos. Fútbol y comida. Somos hombres, aunque pidamos descafeinados, así que a ver si se nota.
Venimos del Búho Real. La verdad es que me hubiera gustado quedarme a ver al grupo que tocaba, porque una vez que se oye una prueba de sonido es complicado no pedir más. Pero no, habíamos quedado en cenar y ver el partido y es un trato justo. Darío cogió mi libro con una gran sonrisa y lo colocó en el mismo estante donde estaba colocado el de Lara. Vaya responsabilidad.
Un poco antes, berreando el gran éxito del cantante que me puede costar un divorcio. Es la canción que tenemos reservada para mi actuación estelar en L´Astrolabi, el próximo 10 de febrero, porque sí, estaremos en L´Astrolabi el 10 de febrero, o, más bien, Pablo Ager estará en L´Astrolabi y yo me limitaré a cantar una pequeña sorpresa, la que estamos preparando. Que, por cierto, suena bien. Y, sobre todo, es divertido.
Así que tenemos eso: guitarrita, canción, cerveza, fútbol, libros, y una hamburguesa enorme con lechuga y tomate aparte. ¿Qué más podemos pedir? Que dure. Estoy un poco harto de la tristeza, la verdad.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
declarado el señor Víctor de Aldama ante el juez. Por ejemplo los p...
Hace 11 horas