Las inquietantes dedicatorias al principio de cada relato de "El gaucho insufrible". La necesidad de ir despidiéndose poco a poco, de convertir su libro en una casa donde van llegando los amigos, los doctores y los curas.
Un libro escrito en 2002, con referencias, incluso, al corralito y el Mundial de Corea, mientras estaba en lista de espera para un transplante de hígado que nunca llegó. Apenas 50 años y "2666" en fase de corrección y pruebas. Uno de los libros más vendidos de los últimos dos años, sí, pero antes...
Antes una colección de relatos capicúas, es decir, inquietantes al principio, inquietantes al final. En medio, desconcierto. "El heredero malicioso de Borges" se le anuncia en la contraportada. Es una exageración: Borges era bastante malicioso. Pero mucho de laberintos y espejos, desde luego, y esa misma sensación de tristeza. Exactamente la misma sensación de tristeza.
La fiesta del aguafiestas
-
[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 6 horas