El nuevo director del Instituto Cervantes en Nueva York no apareció al final a ver el partido. Fue una pena. Le hubiera dado un punto alocado que faltó por completo incluso en la sala de estar de casa de mis tíos, a pesar del entusiasmo que Inés le echaba a cada jugada.
Tengo sentimientos algo encontrados: sólo sé que me dolieron mucho más anteriores derrotas. Puede ser que me esté haciendo mayor o que, decididamente, me esté volviendo más cínico.
Además, siempre tengo la posibilidad de "hacer sangre" y contarlo tal como lo he visto. Hasta que se cansen de mí.
Por cierto, pregunta: ¿dónde estaba Pernía en las jugadas de las que parten los dos primeros goles de Francia?
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 6 horas