lunes, junio 26, 2006

Felipe Benítez Reyes

Hay un hombre que, con apenas 45 años, ha publicado diez libros de poesía, alguno de narrativa, ha ganado el Premio de la Crítica en 1995 y el Premio Nacional de Poesía en 1996, es decir, cuando sólo tenía siete años más de los que tengo yo ahora.

Un hombre reconocido por todos como uno de los mejores poetas actuales en lengua castellana y autor de las mejores imágenes que se recuerdan en años.

Un hombre al que conocí cinco minutos en una taberna de Madrid por mediación de mi tío, que me dio su dirección postal y al que le envié mi libro hará cosa de mes y medio...

Pues bien, ese hombre contesta hoy con una carta amistosa, agradable, de su puño y letra, llena de elogios y ánimos e invitaciones. Un hombre que, siendo tanto, tiene aún tiempo para ser cariñoso con los que empezamos, aunque probablemente el libro no le haya entusiasmado y desde luego es demasiado pronto para que me cuente entre sus amigos.

Detalles como éste le provocan a uno una sonrisa de oreja a oreja, será al menos un recuerdo para siempre. Es curioso como hay gente que, siendo muchísimo menos, guardan distancias como si fueran muchísimo más y no son capaces ni de decir: "Recibido. Gracias". Nunca he pedido entusiasmo.