De Messi se ha llegado a decir que “no era un jugador tan
completo”. El punto de referencia por supuesto era Cristiano Ronaldo y no voy a
discutir yo al jugador portugués porque me parece un goleador fuera de clase,
devastador. Lo que sí me parece curioso es que se discuta a Leo justo en lo que
destaca: si algo diferencia al argentino del resto de jugadores es su abanico
de recursos para decantar un partido.
Ante el Madrid en Copa, dentro de un partido gris, se sacó
de la manga un pase imposible a Abidal que acabó en el 1-2. Ante el Málaga, un
partido tramposo al que se le iba poniendo cara de Cornellá, Anoeta, Getafe…
tomó él solo la manija y se dedicó a filtrar pases entre los defensores durante
10 minutos, cada uno más peligroso que el otro. Desde la posición de Xavi o
Iniesta generó todo el peligro del Barça hasta que se cansó de ser el que
habilitara y marcó su propio gol en un cabezazo impresionante: en escorzo,
desde su 1,65, marcando los tiempos y ajustando la pelota picada al palo.
Un golazo.
Hasta entonces, como decía, el Barcelona había sesteado, algo demasiado habitual y peligroso. Sin Xavi ni Cesc y con un Thiago extrañamente desenchufado, Valdés tuvo que salvar tres veces en una misma jugada a su equipo antes de que éste reaccionara. Lo hizo gracias a Messi y gracias a Iniesta. Es impresionante la cantidad de balones que recupera el manchego y la facilidad con la que encuentra la mejor opción en cada momento. Cuando Adriano se unió al dúo, dentro de un Barça quizá demasiado escorado a la izquierda llegó el gol y tras el gol una nueva relajación.
El 0-1, viendo los problemas en defensa que siguen sucediéndose, se antojaba escaso. Dio igual: ahí estuvo Alexis para empujar a bocajarro el 0-2 en un rechazo a tiro de Thiago y de nuevo tras pase de Adriano y sobre todo estuvo Messi. El argentino robó el balón, condujo, se deshizo de dos defensores en carrera y batió a Caballero por segunda vez, aún lo haría una tercera, en una jugada que inicia en su campo y que acaba en una definición portentosa por el único hueco posible.
En medio, por si acaso, tiró una falta perfecta que golpeó en la escuadra y botó justo en la línea ante el aturdimiento del portero local. Un gol de cabeza, varios pases definitivos, otros dos tantos en carrera, recuperaciones tras presión y una falta al larguero. ¿Qué más le piden a un delantero? La única manera de hacer a Messi más completo es enseñarle a hablar inglés para cuando reciba su cuarto Balón de Oro. Insisto, solo la competencia a distancia de Cristiano Ronaldo, un fuera de serie, hace que no nos demos cuenta hasta qué punto el argentino es un elegido, aunque no haya ganado tres Mundiales y aún esté lejos de marcar 1.200 o 1.300 goles, no me acuerdo ya de la cifra.
No está lejos: en liga lleva 22, en la temporada 36, desde
que llegó Pep Guardiola al banquillo y le colocó de falso nueve, 174 en 191
partidos.
Poco más análisis cabe al margen de la actuación colosal del
10 azulgrana. A pesar de su gol, Alexis estuvo más bien espeso, con poca colaboración
en el juego y las carencias de Thiago las tapó Busquets en un partido en el que
fue a más, acabando como habitúa: salvando goles entre los centrales y
recuperando balones para distribuirlos en campo rival. Un espectáculo de medio
centro. El Málaga no tuvo ninguna fe. Algo parecido le pasó ante el Madrid.
Quizá se prestó este verano demasiada atención a un equipo que parecía
descendido la pasada temporada y acabó salvándose con un final prodigioso. Me
temo que evitar esos apuros es el objetivo este año y me temo también, por los
silbidos, que los aficionados malacitanos no están de acuerdo conmigo.
Solo Isco creó verdadero peligro –cómo no consiguió el gol
en su triple oportunidad del minuto 15 es algo casi milagroso- mientras a Van
Nistelrooy se le vieron demasiado las costuras. Impropio final de carrera para
uno de los mejores delanteros de la última década en Europa.
Con esta victoria, el Barça salva el primero de los dos partidos consecutivos fuera de casa, su asignatura pendiente hasta ahora, reservando a jugadores importantes como Puyol, Xavi o Cesc para el partido de Copa ante el Madrid. Pese a acabar la primera vuelta con 44 puntos y 59 goles a favor, sigue en una segunda posición incómoda, en el columpio entre el partido y los dos de desventaja. Sus opciones pasan por una segunda vuelta casi inmaculada, solventando con contundencia los partidos menos brillantes. En eso tendrá mucho que decir Leo Messi, por supuesto.