Me siento raro al hablar de Anonymous cuando nadie más parece prestar atención, salvo si hay operaciones policiales de por medio. Por ejemplo, en
El Mundo hoy explican cómo se consiguió detener a la "cúpula" de la organización, pero lo hacen a su manera, es decir, ponen un pantallazo de la conversación donde el policía infiltrado propone Sol para quedar, su interlocutor -el supuesto hacker- le dice que no conoce muy bien la zona y aun así el titular es: "Llegaron a contactar con uno de ellos en la acampada de Sol".
Ya saben, además de batasunos, terroristas, perroflautas, ilegales y griegos, también son hackers. Y que la realidad diga lo que quiera, al fin y al cabo hablamos de un periódico cuyo director descubrió ayer lo que era Twitter en un larguísimo artículo, como si la red no hubiera funcionado sin él durante cuatro años. ¿Qué será lo siguiente, abrir un blog?
Aunque, ojo, no pretendo ser cruel, al menos él lo intenta, otros ni eso.
En fin, digo que me siento raro porque no veo a nadie hablar del asunto. A nadie supuestamente sensato. La importancia que se da a Internet en la opinión pública es mínima, a pesar de que hace ya más de cuatro años, uno de los portavoces de Ciutadans, después de colarse contra pronóstico en el Parlament, dijera la maravillosa frase: "Es Internet, estúpidos". Exacto, es Internet, hay que entender bien Internet y sus usuarios, la relación entre ellos, la sensación absoluta de poder ilimitado que produce si se quiere entender el malestar e inconformismo fuera del ordenador. Para bien o para mal.
Posiblemente, el poder de Internet esté en algún término medio entre la nula importancia intelectual que se le da en los medios de comunicación y las ínfulas con las que el colectivo Anonymous se dirige a toda la sociedad. Si quieren ver un ejemplo, echen un vistazo al vídeo de arriba. Está claro que mientras para muchos no son nada, ellos creen que son todo. ¿En qué se basan? Probablemente en un buen montón de películas y anuncios en los que el individuo consigue cambiar el mundo utilizando armas que el enemigo no conoce. Está "V de Vendetta", claro, pero también está "Matrix" y la idea de "vuestra tecnología acabará con vosotros".
El colectivo "Anonymous" es indefinible y desde luego, aunque necesite colaboración y mantenimiento, es básicamente horizontal, como todo anonimato que se precie. Juegan con la posibilidad de que el sistema haya hecho mal los cálculos de nuevo. El otro día estaba cenando con dos informáticos y les pregunté si era imposible parar algo tan básico como un ataque a una página web para denegar el acceso. Sin pestañear, me contestaron "Sí, es imposible" y yo me quedé pensando que a lo mejor era verdad todo y que hemos ido a tal velocidad tecnológica que los controles y las soluciones van a llegar siempre después de los problemas.
Al fin y al cabo, hablamos de una tecnología que ya ha acabado con una industria -la discográfica- está a punto de tumbar otra -la audiovisual- y pronto se cebará con la que queda, es decir, la editorial. Tiempo al tiempo.
De todo lo que rodea estos días al 15-M y sus aledaños, sin duda lo que más me preocupa es Anonymous y la razón es sencilla:. ellos sí tienen poder. Un hacker, ahora mismo, por su cuenta o en colaboración con otros, tiene un poder que no tiene ningún acampado, desde luego. Puede que no todo el poder que ellos mismos creen que tienen, lo que les permite adoptar la pose de "justicieros universales" pero sí el suficiente como para intentar atacar la Reserva Federal, acceder a datos privados o sabotear páginas web en un mundo donde prácticamente todo está ya en páginas web.
Pero sobre todo me dan miedo porque no sé lo que el contrapoder sabe. Esa imagen del comisario con una careta de Guy Fawkes en la portada de todos los periódicos demostró dos cosas: probablemente los mandos policiales no se están enterando bien de la jugada y desde luego los medios de comunicación no tienen ni puñetera idea de la que está por venir. Es complicado intentar entender un mundo que funciona con reglas que no conoces. Es muy complicado para mí también, pero al menos quiero intentarlo, y si no lo consigo, dar pistas para que otros investiguen.
Anonymous no es más que la expresión de unos ciudadanos que deciden saltarse los mediadores y aplicar la acción directa en el punto donde más duele: Internet. En ese mundo sin mediadores no hay líderes, no hay cabecillas y no hay cúpulas, al menos no más allá de cada acción concreta. Dentro de su habitación y delante de su ordenador creen tener al sistema a sus pies porque cuentan con que los que dirigen el sistema son más tontos que ellos, exactamente igual que el columnista de opinión les desprecia reduciéndolos a un hashtag porque cree que son más tontos que él.
Al final todo se reduce a eso: quién es en realidad el tonto en esta historia, quién es el lunático con ínfulas, quién va a adelantarse y qué daños va a causar. Sinceramente, no tengo la respuesta para ninguna de esas preguntas pero sí creo que hay que hacérselas e investigar. El mundo ha cambiado, de repente, y con ese cambio llegan nuevas relaciones de poder. Es Internet, estúpidos. La única parte de la "Spanish Revolution" que realmente puede llegar a ser una revolución, aunque desde luego no española. Vean el vídeo de nuevo y piensen un poco, sin autocomplacencia, delirios de grandeza aparte. ¿Y si los cálculos estuvieran mal hechos en esto también? Probablemente, sería terrible.