Barcelona es una ciudad de algo más de un millón y medio de habitantes. En el censo electoral de las pasadas municipales había 1.200.000 electores. Los partidos representados en el ayuntamiento solo sumaron 508.939 votos, es decir, dos de cada tres barceloneses, casi un millón, no tiene representación en el ayuntamiento, bien por no tener la edad, por no creer en el sistema, por vago o porque ha votado en blanco, en nulo o a sextas y séptimas opciones.
No es una justificación de ninguna violencia, sé lo que es un sistema de democracia representativa, lo acepto. Solo quiero dar algunos datos que ayuden a entender que en Barcelona hay un problema entre la ciudadanía y sus partidos y la distancia entre ambos cada vez es mayor. Estoy dando datos de las elecciones más importantes de la historia democrática de la ciudad, en las que por primera vez en 32 años el PSC podía perder el poder, como así fue.
Vayamos al Parlament. En las elecciones de 2010 había censados 5.230.866 votantes. Los partidos representados sumaron 2.702.618, poco más de la mitad. Mas arrasó en las elecciones... consiguiendo poco más del 20% de los votos potenciales. No quiero llegar a ningún lado, o al menos aún no sé dónde quiero llegar, pero quería dar estos datos, me resultan especialmente relevantes para entender la desconfianza de algunos ciudadanos barceloneses y catalanes con sus políticos y la necesidad, quizá, de nuevo, de plantearse que algo se está haciendo mal.
Sin que hacer algo mal implique que te tengan que tirar pintura ni agua ni robar al perro-guía, etc., etc., eso ya ha quedado dicho.