Guillermo Ortiz
Cinco libros de un adolescente noventero
1. Bret Easton Ellis,
Menos que cero, 1985.
2. Raymond Carver,
De qué hablamos cuando hablamos de amor, 1981.
3. Ray Loriga,
Héroes, 1993.
4. Heinrich Böll,
Opiniones de un payaso, 1963.
5. José Ángel Mañas,
Ciudad rayada, 1998.
Menos que cero
La lista no es de libros publicados en los 90, sino de libros que uno leía cuando era un adolescente a principios de los 90 y le marcaban una estética. La fascinación por lo sucio y lo popular estaba en las cheerleaders del vídeo de Smells like teen spirit como estaba en el libro de Ellis, con su colección de hermosos suicidas pasivo-agresivos.
De qué hablamos cuando hablamos de amor
Lo leía en la buhardilla de un hotel de mala muerte de Londres con dieciocho años. Era un joven estupendo y repelente. Frente a mí, esas frases cortas y mínimas y la sensación de que todo lo que decían era verdad y no quedaba más alternativa que el tedio o justo lo contrario: el estallido.
Héroes
Todos queríamos ser tan pedantes como Ray Loriga en Héroes. En su momento no se sabía si era una novela o un libro de relatos o pensamientos… Ahora sabemos que aquello en realidad era un blog impreso. Chicas, rock, coqueteos con las drogas y mucha autocompasión: la receta noventera.
Opiniones de un payaso
Hans Schnier es el adolescente por excelencia. Los noventa fueron la década del peterpanismo y ya vale de citar todo el rato a Holden Caulfield como precursor. Schnier era un perdedor decadente con valores, como el protagonista de una de esas películas argentinas que copaban las carteleras.
Ciudad rayada
Vale, Mañas era un pésimo escritor, pero era nuestro pésimo escritor. Le plagió a Ellis Menos que cero llevándola de Los Ángeles a la Alameda de Osuna, y captó algo bastante parecido a lo que era la adolescencia postgrunge en Mensaka y Ciudad rayada. Luego, ya saben. Y si no saben, casi mejor.