lunes, enero 12, 2009

Messi y Robben


Pensaba escribir este post enfurecido por la comparación recurrente en Marca y As entre Leo Messi y Arjen Robben. Pensaba indignarme con la diferencia de talento entre ambos jugadores, los distintos recursos que ambos poseen y analizar el palmarés de cada uno -Messi ha ganado una Copa de Europa, Robben, aún no, aunque ganó un par de ligas en Inglaterra y la última en España-.

Pero he leído el chat de Santiago Segurola y la cuestión ha quedado bastante clara: Messi juega en otra liga. Me alegra que se asuma y se establezca así, porque comparar cuatro años como uno de los mejores jugadores del mundo con dos meses de gran fútbol es un poco absurdo.

Así que voy a hacer todo lo contrario de lo que tenía pensado: voy a elogiar a Robben. Lo digo porque los palos le van a caer dentro de nada. No se le puede comparar a Messi. Ahora mismo, nadie puede compararse a Messi, e intentar obligar a alguien, sea quien sea, a seguir ese ritmo sólo va a llevar a la frustración, de la frustración a la rabia y de la rabia, obviamente, al menosprecio. En cuanto el Madrid pierda dos partidos y Robben no tenga su día -pasará- todos sus palmeros se sentirán traicionados y atacarán a degüello.

Será injusto, pero será.

Conviene dejar claro, entonces, que Robben es un excelente extremo. Poco más. Un tipo rápido, con desborde y regate. Como debe ser. Obtuso en todo lo demás: mal pasador, mal lector del juego, excesivamente individualista, pero con una calidad técnica para el desborde y la conducción en velocidad realmente prodigiosa.

¿Pudo Robben ser Messi? Pudo serlo. Hace cuatro años, cuando tenía la edad que Messi tiene ahora, iba para mejor jugador del mundo. Recién fichado por el Chelsea y debutante en la selección holandesa, Robben era un escándalo de jugador: ya por entonces era rápido, con desborde, y un zapatazo a pie cambiado que sentenciaba partidos. Sin embargo, las lesiones... Hablar de las limitaciones físicas de Robben en el último año y medio es anecdótico. El holandés tampoco pudo jugar con una mínima regularidad en Inglaterra.

¿Cómo se pueden desarrollar las cualidades que le faltan, las que tienen que ver con el entendimiento del juego, de los compañeros, del rival... sin jugar partidos? Imposible.

Eso sí, Robben tiene aún 24 años. El margen de mejora está ahí. Si alcanzara esa regularidad, acabaría entendiendo el juego: cuándo calmar, cuándo encarar, cuándo caer a banda, cuándo recibir atrás, cuándo pasar, cuándo disparar... ahora mismo eso para él es una incógnita. Hace lo que sabe hacer: coger la bola, regatear, acelerar, dejar atrás al rival y en el último momento decidir: la paso atrás o tiro a puerta. Generalmente, lo segundo.

No es poco. Es mucho más que lo que la mayoría de vulgares extremos ha hecho en los últimos años. Pero es menos que lo que hace Messi, que controla todo el partido en su cabeza durante los 90 minutos. Si la prensa y el público no se conforman con el Robben que tienen y quieren que se convierta en otro jugador, la cosa va a acabar mal. Será injusto, insisto, pero será.